La imposición del 25% a las importaciones de acero y aluminio como medida para proteger la industria siderúrgica estadounidense, repercutiría en una serie de complicaciones económicas que afectarían la competitividad de nuestro sector metalúrgico, ya que México exporta anualmente aproximadamente 3.8 millones de toneladas de acero a Estados Unidos, lo que representa una parte sustancial de su producción nacional.
La imposición de un arancel del 25% significa un aumento inmediato en los costos para los exportadores mexicanos y puede reducir la demanda de productos mexicanos en el mercado estadounidense, afectando gravemente la cadena de suministro y la estabilidad del sector industrial en México, especialmente de empresas nacionales, asentadas en Nuevo León y Coahuila, que dependen exclusivamente del comercio con Estados Unidos.
La industria del acero y el aluminio en México genera miles de empleos directos e indirectos. La caída en la demanda debido al arancel puede resultar en despidos y en la disminución de la inversión en infraestructura industrial. La reducción de la competitividad también podría incentivar la relocalización de empresas hacia otros mercados más favorables y el encarecimiento de las materias primas también impacta a otros sectores, como el automotriz y el de construcción, que dependen de estos metales, debilitaría la economía manufacturera mexicana.
Como consecuencia se vislumbra el encarecimiento en la producción de vehículos, maquinaria y proyectos de infraestructura, afectando la economía en general.
Como respuesta, la presidenta Claudia Sheinbaum está utilizando una combinación de diplomacia y estrategias comerciales, para reforzar los controles aduaneros que aseguren que las importaciones de acero y aluminio que ingresan a Estados Unidos desde México cumplan con las reglas de origen establecidas. La implementación de normas más estrictas busca reducir las importaciones de productos provenientes de China, lo que podría mitigar las preocupaciones estadounidenses sobre prácticas comerciales desleales.
A todo lo anterior, la presidenta Sheinbaum buscará a través del "Plan México", fortalecer el desarrollo económico interno y diversificar las relaciones comerciales con la Unión Europea, Mercosur y Asia, para que las empresas mexicanas tengan acceso a una mayor cantidad de mercados.
La estrategia de la presidenta es clara, lograr la autosuficiencia económica bajo una estrategia comercial flexible que permita a México adaptarse a cambios en la política internacional sin tener que depender de un solo socio comercial.
La capacidad del gobierno para negociar soluciones favorables y fomentar la innovación dentro del sector industrial debe ser la clave para enfrentar desafíos como el de los aranceles que permitan asegurar el crecimiento sostenido del país en el contexto global.