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  • 21 Jun 2024
  • 10:06
  • SPR Informa 6 min

Balances y desbalances del 2 junio  

Balances y desbalances del 2 junio  

Por Uziel Medina Mejorada

Pasadas alrededor de tres semanas, la elección de 2024 sigue generando revuelo; la victoria contundente del movimiento de la Cuarta Transformación es directamente proporcional a la desventura de la oposición, moral y electoralmente derrotada.

Entre números y sentimientos, vale la pena sentarse a hacer balance de la jornada electoral que, como escritor de pulso fuerte, ha dejado marcadas más páginas que aquella que recibe la tinta. 

La Primera Presidenta de México llega con amplia ventaja electoral, rompiendo el techo de cristal para millones de mujeres en el país. Aunque, a juzgar por la dilatación temporal entre el reconocimiento de los derechos político-electorales de las mujeres y la consumación de la asunción a la máxima magistratura mexicana, la nación mexicana se ha puesto por delante de otras democracias “ejemplares”, al menos desde la óptica occidental; vaya, que México ya le ganó a Estados Unidos en dicho salto democrático. 

Claudia Sheinbaum llegará a Palacio Nacional como la primera mujer en conquistar la Silla del Águila, la primera emanada de la comunidad científica; una vara alta puesta y mucha expectativa alrededor de quien tiene por encomienda popular construir el segundo piso de la transformación. 

El Referéndum, más que una elección concurrente, eso fue lo que se reflejó en las urnas. Y es que, entre el porcentaje de los votos obtenidos por Claudia Sheinbaum, la media de aprobación de López Obrador, e incluso el nivel de confianza ciudadana en los medios noticiosos, los números son muy coincidentes. El tracking poll de Mitofsky sobre la aprobación presidencial pasó del 54.2% en mayo, al 61.4% para junio; Claudia Sheinbaum ganó la elección con 59.7% de los votos del 2 junio. En tanto, la principal vía de ataque de la oposición, es decir, los medios noticiosos, sólo el 35% de los mexicanos le tienen confianza, esto según datos de Reuters Digital News Report; algo similar a la suma de los números que obtuvieron Xóchitl Gálvez (27.4) y Jorge Álvarez Máynez (10.3). Entonces, contrario a lo que se dice en los medios masivos, no existe polarización, sino un afianzamiento de las posturas que están encontradas. Y lejos de lo que se pensó en los war rooms de la oposición, el territorio está pesando más que la campaña de aire.  

El Plan C es sin lugar a dudas el eje central de la elección del 2 junio. Reformas como la energética, judicial y electoral sí que pesan en la opinión pública. La cerrazón de los partidos de oposición para discutir y aprobar las reformas presentadas por el Presidente ante el Congreso de la Unión les resultó una factura muy cara en las urnas; la victoria pírrica los ha arrastrado a números rojos, prácticamente al borde de la muerte política. 

El Funeral del PRD está próximo a anunciarse. Aferrados con uñas y dientes al 3% de la elección en 2018 y 2021, terminaron por quedarse sin uñas ni dientes. En 2018 fueron los votos para senadores lo que les salvó de la extinción, obteniendo 5.2%, pero en 2021 la cifra cayó hasta el 3.6%; cegados en su afán de menoscabar a quien alguna vez fue su presidente de partido, su votación más alta volvió a ser para el Senado, con menos del 2.3% de los sufragios. 

Lo que alguna vez fue el símbolo de la resistencia desde la izquierda, el partido en el que se aglutinaron los movimientos de izquierda, desde los más radicales hasta los moderados, con la encomienda de vencer al PRI-gobierno y a su patiño mocho, el PAN, termino adherido como sanguijuela en el amasiato de ambos violentadores de la esperanza popular.  

La pequeñez de los colososprimero en el resultado de la elección y luego en la próxima distribución de la representación popular, así es como deviene la soberbia de dos partidos de larga data en la historia moderna de México. El artífice del sistema político mexicano, creador de una cultura política sólida, habiéndose perpetuado por casi un siglo en el poder, ahora se cuenta entre los “chiquipartidos”. En promedio, Movimiento Ciudadano le ha superado al PRI por alrededor de 155,295 sufragios, y es que, aunque el PRI se aferra a ser la tercera fuerza en el Legislativo, en la elección presidencial fue superado por el partido naranja. A menos de 3 puntos lo persigue el Partido Verde. Vaya, que formalmente, el partido que creó Plutarco Elías Calles como un colosal monolito, hoy bien podría ser un partido satélite, y de hecho en las concesiones hechas al PAN así se deja notar. El PAN, si bien no cayó tan drástico, tampoco tiene mucho que presumir, sus sufragios no alcanzan ni la mitad de los conseguidos por MORENA. 

De 2018 a 2024 la lista nominal creció en 9,218,113 electores, sin embargo, el PAN perdió 331,596 sufragistas; el PRI 1,940,421; mientras que el PRD se despidió de 392,495 apoyos. Si bien, el sol azteca es el que más pierde en términos cualitativos, pues no alcanza registro, el mayor descalabro es para el tricolor, quien da cuenta de estar perdiendo silenciosamente a sus bases corporativas. Exceptuando MORENA, hoy por hoy el sistema de partidos está conformado por pequeñas fuerzas políticas.  

La fuerza del marketing es lo que explica fenómenos como el de “…Máynez, Máynez Presidente de México, uh”. Y es que una candidatura tan desabrida se tornó en un fenómeno viral que conquistó a más de uno de los nuevos electores y terminó por restarle más a la alianza opositora que, en su desesperación, terminó por darle más vuelo al hacerlos víctimas de violencia política. De igual forma, el tucán extendió sus alas detrás del águila naranja y a golpe de videos virales se posicionó como un partido transformador fresón y buena ondita capaz de atraer votos en sectores que no se asumen como populares. El Verde, que salvó su registro con los votos por el Congreso de la Unión en 2018 con 4.4% creció hasta casi el 9% de los sufragios en las elecciones legislativas, mientras que MC, jugando solo, se acercó al 11%, siendo que, en 2018, formando parte de la alianza con PAN y PRD lo más lejos que llegó fue el 4.4%. Apenas 3,523,826 sufragistas separan al partido de Dante Delgado y al de Marko Cortés, con todo y las desavenencias de ir solos en una contienda de coaliciones.

Ladrillos para construir y no para marearse, es la consigna que vale la pena abrazar en MORENA. Los resultados alcanzados por el gobierno de Obrador han dado legitimidad al partido que fundó, pero una cosa es el obradorismo y otra cosa el morenismo. La unidad lograda por Claudia Shienbaum en cuanto a los aspirantes por la candidatura presidencial ha sido loable. No obstante, se siguen viendo heridas en los ámbitos locales. Es heroico por parte de la militancia haber dado la batalla a pesar de no haber sanado todas las heridas que dejó la contienda interna. La primera Presidenta llega holgada a su primer trienio de mandato, dependerá de la altura de miras del partido mantener esa ventaja o colapsar en el camino. La actual dirigencia y la que esté por tomar la estafeta debe asumir que el partido no es dueño de la transformación, sino el pueblo, y existen manifestaciones del movimiento que no están encantados con el proceso, muchas veces exageradamente pragmático, para lograr el resultado del 2 de junio. Los herederos del obradorismo tienen ahora dos tareas monumentales por delante: construir el segundo piso de la transformación y fortalecer la unidad del movimiento. 

Tiempo al tiempo.