De acuerdo a la información proporcionada por el FBI, el autor del intento de asesinato contra Donald Trump es todo lo contrario a las amenazas externas que el inminenente candidato republicano a la Casa Blanca ha perfilado en sus discursos incendiarios. No es inmigrante ilegal, no es terrorista islámico, no proviene de los barrios bajos o pobres de Estados Unidos, no está vinculado a los grupos “marxistas” o “socialistas verdes” ni a ningún otro colectivo definido como enemigo exterior de la gran nación.
El joven Thomas Mathew Crooks, de apenas 20 años de edad, era un “lobo solitario”, víctima de bullyng en el colegio por su mal desempeño en los “entrenamientos de tiro” que reciben los adolescentes norteamericanos en escuelas privadas. Era oriundo de la localidad de Bethel Park, a una hora de distancia del lugar donde el sábado 13 de julio se realizó el mitin de Trump en Pensilvania.
Crooks usó un rifle semiautomático AR-15, de fácil acceso entre la población norteamericana y que se ha utilizado en los últimos tiroteos protagonizados por personas afectadas profundamente en Estados Unidos, como el ocurrido en Nashville, en marzo de 2023, que dejó muertos a 3 niños y a 3 adultos en la iglesia presbiteriana Covenant. Otro fusil AR-15 fue utilizado en los tiroteos de Lewinston, Estados Unidos, en octubre de 2023 que dejó 18 personas muertas. También fue utilizado en un tiroteo de la escuela primaria Robb en Uvalde, en el festival de música Route 91, en Monterrey Park.
Sorprende la indiferencia de los medios de comunicación y de los actores políticos de Estados Unidos al evadir la condena al fácil acceso que tienen los jóvenes al mercado de las armas. Ni el Partido Republicano ni los demócratas quieren incordiar a la Asociación Nacional del Rifle, poderoso lobbista que dona millones de dólares a campañas electorales en Unión Americana.
Los dos peores actos de violencia irracional en Estados Unidos en la década pasada tuvieron como arma estelar el rifle AR-15: en el ataque de 2016 a la discoteca Pulse, de Orlando, Florida que dejó a 49 personas asesinadas; y en el peor tiroteo de la historia reciente norteamericana en Las Vegas, en 2017, que provocó la muerte de 58 personas.
Son armas semi automáticas, livianas, fácil de dispar, de costo muy accesible (poco más de mil dólares). Si bien el arma no explica todo, está en el origen del fenómeno que provocó este atentado contra Trump que puso en alerta máxima a la clase política norteamericana y al mundo entero.
Thomas Mathew Crook poseía también sustancias y dispositivos explosivos en el coche donde se desplazó hasta el mitin del sábado, según informes que adelantó la prensa norteamericana. El acceso a explosivos es mucho más restringido en Estados Unidos, lo cual abre también una pista de investigación. ¿Quién o quiénes le proporcionaron a este joven de 20 años estas sustancias?
El joven tirador se graduó en 2022 en la Bethel Park High School. Fue premiado con 500 dólares de la Iniciativa Nacional de Matemáticas y Ciencias por su destacada participación. Algunos de sus compañeros de estudios aseguraron que Crook era un joven solitario que “sufrió acoso e intimidación sin descanso” en los años del instituto, con una inteligencia destacada y puntos de vista “ligeramente derechistas”, según los testimonios recabados por The New York Times.
Lo más sorprendente del perfil de este “enemigo interno” es que Crook se había dado de alta como republicano y las elecciones presidenciales del próximo 5 de noviembre serían las primeras en las que participaría.
Una vez más estamos ante la desafiante sombra de los monstruos internos de una sociedad como la norteamericana intoxicada por las imágenes de violencia, por el lenguaje de odio y por la asombrosa facilidad para tener un arma y disparar contra ciudadanos para tener cinco minutos de fama.