Durante la Mañanera del Pueblo llevada a cabo este 2 de abril, la presidenta Claudia Sheinbaum respondió al periodista brasileño Mateus Cerqueira, quien comparó su gestión con la exprimer ministra de Reino Unido Margaret Thatcher. La presidenta de la República rechazó esta comparación y señaló que su administración representa un modelo económico distinto.
En realidad ambas gestiones son incomparables y han estado nutridas políticamente de diferentes formas, mientras Tatcher enfocó su administración en liberar el comercio en su país y fortalecer la industria privada, la presidenta Claudia Sheinbaum ha buscado mantener un Gobierno apegado al pueblo de México con la intención de atender primero a las y los más necesitados.
Pero ¿Quién es Margaret Thatcher?
Margaret Thatcher, nacida en 1925 y conocida como la "Dama de Hierro", fue una la primera mujer en ocupar el rol de reconocida primera ministra británica.
Entre las principales acciones que Thatcher impulsó durante su administración se encuentran medidas económicas y políticas para contrarrestar los estragos de la crisis registrada durante el periodo de su antecesor Jim Callaghan, donde además aumentó el desempleo e inflación.
En 1982 Margaret Thatcher fue catalogada por la prensa internacional como “líder enérgica” y “tajante” luego de que fuerzas armadas argentinas intentaron recuperar las Islas Malvinas en abril de ese año, durante esta acción el gobierno inglés se apropió de los territorios isleños cercanos a la Patagonia y Thatcher se convirtió en ícono de fortaleza e inflexibilidad.
A Thatcher además se le adjudica ser la persona que mayor tiempo ha durado en el cargo de primera ministra del Reino Unido. Esto debido a que la británica estuvo un periodo de 11 años al frente de dicho país, donde además impulsó medidas en beneficio de empresas privadas y del libre mercado.
La exprimera ministra del Reino Unido también privatizó diversas empresas estatales, entre ellas grandes corporaciones de servicios públicos como British Telecom (1984) y British Aerospace (1986), y organizaciones como Rolls-Royce y British Airways (ambas en 1987).
Hasta su dimisión en 1991, más de 40 empresas estatales del Reino Unido, que empleaban a 600 mil trabajadores, habían sido privatizadas. Durante el gobierno de Tatcher se vendieron más de 60 mil millones de libras esterlinas en activos estatales, y la proporción de empleo correspondiente a las industrias nacionalizadas se redujo del 9% a menos del 2%.
Thatcher argumentaba que las empresas privadas eran “más eficientes que las estatales”, y que la competencia en el mercado beneficiaría a los consumidores. Esta política no solo generó ingresos significativos para el gobierno, sino que también permitió a millones de británicos convertirse en accionistas, fomentando una cultura de propiedad privada. Sin embargo, también se enfrentó a críticas por aumentar la desigualdad y dejar a algunos sectores de la sociedad sin los servicios esenciales que antes proporcionaban las empresas públicas.
La desregulación del sector financiero, conocida como el "Big Bang" de 1986, fue otro componente clave del Thatcherismo. Esta medida transformó a Londres en un centro financiero global, atrayendo inversiones internacionales y consolidando la posición del Reino Unido en la economía mundial.
Aunque estas políticas ayudaron a revitalizar la economía británica, también contribuyeron a la creciente desigualdad y a la percepción de que Thatcher gobernaba en beneficio de los ricos, dejando a los más vulnerables en desventaja. Las políticas de desregulación beneficiaron principalmente a las clases altas, mientras que aumentó el desempleo y la reducción de los servicios públicos exacerbaron las disparidades sociales.
El enfoque de Thatcher hacia la economía también se centró además en la reducción del poder de los sindicatos, a quienes consideraba “un obstáculo” para la eficiencia económica. Las reformas laborales implementadas durante su mandato limitaron el poder de los sindicatos y facilitaron el despido de trabajadores, lo que llevó a un aumento del desempleo en el corto plazo. Thatcher argumentaba que estas medidas eran necesarias para modernizar la economía británica y hacerla más competitiva a nivel global.