Organizaciones sindicales de Argentina realizaron, con éxito, la tercera huelga general en contra de las medidas económicas del presidente Javier Milei.
El movimiento comenzó el pasado 9 de febrero, en apoyo a las manifestaciones que cientos de pensionados realizan todos los miércoles frente al Congreso, ya que son uno de los sectores más afectados por los recortes al gasto público que Milei ha impulsado desde su llegada al poder bajo el lema de “motosierra a la burocracia”.
Adolfo Aguiar, el secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), afirmó que “después de esta medida, Milei tiene que apagar la motosierra”. Este sindicato, en alianza con otros como la Confederación General del Trabajo (CGT) y la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), lograron paralizar gran parte de la capital del país durante 24 horas, deteniendo el servicio de trenes, aviones, bancos, puertos y escuelas públicas.
El resultado no fue menor, ya que, por ejemplo, la estatal Aerolíneas Argentinas canceló 258 vuelos, afectando a cerca de 20 mil pasajeros. Entre sus demandas se encuentran la reincorporación de trabajadores despedidos por el Estado, la reapertura de negociaciones salariales, el aumento de pensiones y el cese a la privatización de empresas públicas.