La Presidenta Claudia Sheinbaum propuso en la Cumbre de Líderes del Grupo de los Veinte (G20), que se celebra en Río de Janeiro, Brasil, que se destine el 1% del gasto militar global para poner en marcha el programa de reforestación más grande de la historia.
Claudia Sheinbaum propuso destinar 24 mil millones de dólares al año para apoyar a 6 millones de sembradores de árboles, que lograrían reforestar 15 millones de hectáreas equivalentes a cuatro veces la superficie de Dinamarca, toda la de Guatemala, Belice y el Salvador juntos o 30% de Suecia.
Claudia Sheinbaum explicó que en México actualmente se lleva a cabo el programa Sembrando Vida, el cual consiste en dar un jornal a las familias más pobres de los campos. Además detalló que el Gobierno de México destina 1,700 millones de dólares anuales y beneficia a 439 mil familias mexicanas y a 40 mil en Guatemala, Honduras y El Salvador.
La Presidenta Sheinbaum resaltó que a nombre de un pueblo generoso, solidario y sabio, asiste al G20 a hacer un llamado a las grandes naciones a construir la paz, la fraternidad y la igualdad: “¿Qué está pasando en nuestro mundo que en tan solo dos años el gasto en armas creció casi el triple que la economía mundial? ¿Cómo es que la economía de la destrucción alcanzó un gasto de más de 2.4 billones de dólares? ¿Cómo es que 700 millones de personas en el mundo aún viven por debajo de la línea de pobreza?”
Además, la Presidenta Claudia Sheinbaum destacó la importancia de ser la primera mujer en estar al frente del Estado mexicano en toda su historia: “Tuve el gran honor de convertirme en la primera mujer Presidenta de mi país y no llegué sola, llegamos las campesinas, las migrantes, las obreras, las profesionistas, nuestras abuelas, nuestras hijas y nuestras nietas, llegamos todas las mujeres mexicanas”, destacó.
"Excelentísimo Presidente de la República de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; quiero comenzar felicitándolo por su exitosa conducción de los trabajos del G20 y por la iniciativa progresista y justa de la Alianza Global contra el hambre y la pobreza.
Presidentes, primeros ministros.
¿Qué está pasando en nuestro mundo que en tan solo dos años el gasto en armas creció casi el triple que la economía mundial? ¿Cómo es que la economía de la destrucción alcanzó un gasto de más de 2.4 billones de dólares? ¿Cómo es que 700 millones de personas en el mundo aún viven por debajo de la línea de pobreza? Resulta absurdo, sinsentido, que haya más gasto en armas que para atender la pobreza o el cambio climático. Reduciríamos la migración, el hambre, si tan solo elevamos la palabra amor por encima del odio, la generosidad de la persona humilde y desposeída, por encima de la avaricia y el deseo de dominación. Me niego a pensar que somos capaces de crear la inteligencia artificial e incapaces de dar la mano al que se quedó atrás.
Vengo a nombre de un pueblo, generoso, solidario y sabio a hacer un llamado a las grandes naciones a construir y no a destruir. A forjar la paz, la fraternidad y la igualdad. Llámenos idealistas, pero lo prefiero, a ser conformistas.
Hace apenas seis semanas, tuve el gran honor de convertirme en la primera mujer presidenta de mi país y no llegué sola, llegamos las campesinas, las migrantes, las obreras, las profesionistas, nuestras abuelas, nuestras hijas y nuestras nietas, llegamos todas las mujeres mexicanas. Pertenezco a una generación que luchó contra la represión, el autoritarismo, por la justicia social y la democracia y provengo de un grandioso pueblo que decidió fundar por la vía pacífica, una nueva historia para mi patria.
Desde que inició nuestro proyecto político en el año 2018, México está construyendo un nuevo rumbo, que tiene sus cimientos en nuestra memoria, la de los pueblos originarios que forjaron civilizaciones gloriosas mucho antes de la invasión española y a la fecunda historia política de un pueblo con héroes y heroínas extraordinarios, que forjaron un país libre, independiente y soberano. A nuestro pensamiento le llamamos el humanismo mexicano y a nuestro modelo, la economía moral. Quedó atrás el dogma de fe neoliberal, de que el mercado resolvía todo.
Quedó demostrado que era absurda la teoría de que regando arriba gotearía abajo, superamos todos los días la etapa de la oprobiosa corrupción y hemos logrado separar el poder económico, del poder político. Quedó en el pasado el desprecio por el pueblo y hoy se edifica con democracia e igualdad, una nueva era, que tiene como base la máxima de la prosperidad compartida o dicho de forma llana: por el bien de todos, primero los pobres.
Gracias a ello, México es de los países de la OCDE menos endeudados, con menor tasa de desempleo, el salario mínimo aumentó a más del doble en 6 años, se fortalece la educación y la salud pública como derechos y el 80% de las familias recibe un apoyo de manera directa. Estamos en el récord histórico de inversión extranjera directa y reservas del Banco de México, se construyen trenes, carreteras, puertos y aeropuertos, la pobreza se redujo en más de 9 millones de personas y disminuyen las desigualdades. Hay democracia, libertades, pluralidad y derecho a disentir, se fortalecen las instituciones de seguridad, de justicia y se construye paz.
Uno de los programas más ambiciosos que hoy quiero proponerles lleva el nombre de “Sembrando Vida”. Consiste en dar a las familias pobres del campo un jornal, capacitación técnica para sembrar árboles maderables y frutales, así como otros cultivos. Nosotros destinamos cada año 1,700 millones de dólares para apoyar a 439 mil familias en México, y 40 mil en Guatemala, Honduras y El Salvador. En 6 años se han reforestado con la siembra de mil cien millones de árboles, más de un millón de hectáreas, lo cual equivale a capturar anualmente 30 millones de toneladas de CO₂.
La propuesta es establecer un fondo para destinar el 1% del gasto militar de nuestros países para llevar a cabo el programa de reforestación más grande de la historia. Significaría liberar unos 24 mil millones de dólares al año (12 veces lo que ya destina México) para apoyar a 6 millones de sembradores de árboles que reforestarían 15 millones de hectáreas, algo así como 4 veces la superficie de Dinamarca, toda la de Guatemala, Belice y el Salvador juntos, o 30% la de Suecia.
Con ello, ayudaríamos a mitigar el calentamiento global y restauraríamos el tejido social ayudando a las comunidades a salir de la pobreza.
La propuesta es dejar de sembrar guerras, sembremos paz y sembremos vida.
Muchas gracias."