Mientras Estados Unidos celebra un récord histórico de producción de 13.8 millones de barriles diarios de crudo ligero, lo que le permite ser el mayor exportador de gasolina del mundo, su columna vertebral petrolera en el Golfo de México está diseñada en su mayoría para procesar crudo pesado, estas refinerías operan actualmente con márgenes reducidos al tener que importar crudo pesado desde Medio Oriente a precios inflados.

La Estrategia de Seguridad Nacional (NSS), que establece el "Corolario Trump" a la Doctrina Monroe, formaliza el reenfoque del Medio Oriente, señalando la región ha perdido su importancia histórica debido a que Estados Unidos es ahora un exportador neto de energía. En su lugar, el documento ordena un giro hacia el Hemisferio Occidental para restaurar la preeminencia de estadounidense, asegurar cadenas de suministro críticas y proteger el acceso a ubicaciones y recursos estratégicos, condicionando las alianzas a la eliminación de la influencia de competidores extranjeros en la infraestructura y activos de la región.

Trump pretende sustituir una ruta con alto costo de transporte y tiempo de 45 días desde Iraq, a una de 4 días desde Venezuela más segura y barata de custodiar, algunos cálculos aseguran que una operación militar para proteger las rutas comerciales del petróleo contra los rebeldes hutíes puede superar los mil millones de dólares en un mes, y esta protección de las rutas comerciales beneficia más a los competidores estadounidenses, ya que según datos del Instituto de Investigación Energética, el 80% del petróleo que Estados Unidos protege militarmente en el Estrecho de Ormuz termina en puertos de China e India.
Bajo la nueva óptica de la NSS, Estados unidos también pretende eliminar la 'Flota Fantasma', el mercado alterno del petróleo creado entre Venezuela, Irán y China, que utiliza el crudo venezolano como moneda de cambio para evadir el sistema del dólar.
Al calificar oficialmente a estos barcos como amenazas a la seguridad hemisférica, la administración Trump evita barreras diplomáticas y permite la actividad de sus Fuerzas Armadas para decomisar cualquier barril de crudo venezolano fuera del control de Estados Unidos, asfixiando el financiamiento de gobiernos que considera hostiles y redirigiendo el crudo pesado venezolano hacia el sistema de refinación estadounidense.