Con 330 votos a favor frente a 275 en contra, la Cámara de los Comunes de Reino Unido aprobó la ley planteada por la diputada laborista Kim Leadbeater para legalizar el suicidio asistido en Inglaterra y Gales.
Esta aprobación permite que la propuesta legislativa siga su trámite, con la presentación de enmiendas y la revisión de la Cámara de los Lores, previo a un voto final, proceso que podría tardar meses.
La iniciativa titulada “Proposición de Ley de fin de vida para adultos con enfermedades terminales”, propone legalizar en Inglaterra y Gales, en caso de que se produzca su aprobación definitiva, que los mayores de 18 años que padecen una enfermedad terminal puedan recibir asistencia para morir.
Los interesados en poder acceder a la muerte asistida deben ser residentes de Inglaterra o Gales, llevar al menos 12 meses registrados con un médico de cabecera, tener una expectativa de vida de menos de seis meses y estar en capacidad de tomar la decisión y expresar un deseo “claro, firme, informado y libre de coerción o presión”.
Además, tendrán que hacer dos declaraciones separadas, con testigos y firmadas, sobre su deseo de morir, y deberán someterse a la evaluación de dos médicos y obtener una orden judicial. La iniciativa contempla que, aunque un médico podría preparar el compuesto letal, debe ser la persona misma quien lo tome y nadie más estaría autorizado a administrarlo.