¿Qué pasó con los granaderos en la Ciudad de México?

En el primer discurso que Claudia Sheinbaum dio como Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, anunció su decisión de desaparecer el cuerpo de granaderos como parte de la deuda histórica que se tiene con el movimiento estudiantil del 68. Lo dijo de forma muy clara: la policía debe estar para brindarle seguridad a la ciudadanía, no para reprimirla. 

Los granaderos eran un grupo de policías dedicado al resguardo de seguridad en eventos masivos, razón por la cual los veíamos no solo en manifestaciones, sino también en eventos deportivos o culturales que contaban con la asistencia de una alta cantidad de personas. Es importante mencionar que grupos de reacción de este tipo existen en todo el mundo para evitar que se presente alguna dificultad que ponga en riesgo a quienes estén presentes en este tipo de eventos. Lo cuestionable y grave de esta situación era la manera en la que el cuerpo de granaderos solía actuar para realizar sus labores.

Como varios y varias recordaremos, los granaderos utilizaban un equipamiento muy distintivo no solo por el uniforme, sino también porque portaban armas como gases, tasers y toletes que se implementaron en muchas ocasiones en manifestaciones para reprimir a las personas. Este es un problema que ocurre en otros países como Francia, Italia y en algunas ciudades de Estados Unidos que cuentan con estos grupos antimotines, en donde también se les ha acusado de represión y brutalidad. 

En una Ciudad de derechos como es esta en la que vivimos, no era posible mantener estas prácticas represivas que se ejecutaron con normalidad por años, hasta en la administración de Miguel Ángel Mancera. Es esa la problemática que atiende la decisión que tomó Claudia en 2018 y haberla reconocido es una acción que no tiene precedente. 

Ahora bien, durante la actual administración se han seguido presentando cuestionamientos sobre la desaparición de los granaderos, que surgen por observar a policías portando el equipo antimotín conformado por el escudo, un casco, rodilleras y coderas. 

Entonces ¿qué pasó con los granaderos?. Para responder la pregunta anterior, es importante recordar que lo urgente era eliminar cualquier forma de represión que atentara contra el derecho a la libre manifestación de todas las personas. Dicho esto, vamos a lo siguiente; dentro de la Secretaría de Seguridad Ciudadana se encuentra la Subsecretaría de Operación Policial, la cuál se divide en dos grupos: la Policía de Proximidad y la Policía Metropolitana. Ésta última se conforma de varios agrupamientos con especialidades y funciones específicas como las Ateneas, que es un agrupamiento de mujeres policías que también realizan acciones de contención en marchas, o como el agrupamiento de Fuerza de Tarea "Zorros", que realizan tareas de respuesta inmediata como desactivación de explosivos. Los granaderos formaban parte de la Policía Metropolitana y con su desaparición, se colocaron a esos policías en estos diferentes agrupamientos.

Por lo que hemos aclarado en párrafos anteriores, podemos estar de acuerdo en que no es posible prescindir de las funciones de un policía antimotín. Los agrupamientos de la Policía Metropolitana, que también hacían estas funciones, son quienes continúan brindando apoyo en las múltiples movilizaciones sociales que se presentan en esta Ciudad. Como hemos visto en las calles, cuentan con el uniforme que ahora es únicamente un equipo de protección pues ya no portan ningún tipo de arma. 

Hay que prestar atención a los datos también. En estos cuatro años de gobierno, no se ha realizado ninguna detención en manifestaciones y casos de abuso policial como los que se presentaron en la administraciones pasadas han quedado atrás. Podemos reconocer que la historia de nuestra policía es represiva y ha causado daños en la ciudadanía imposibles de olvidar, sin embargo, para seguir permitiendo nuestro propio progreso como sociedad es necesario también reconocer los avances que se han dado pues hoy, por voluntad política, el actuar policial no es el mismo. 

Falta mucho por reparar, pero que no nos quede duda de que la forma de gobernar la Ciudad en la actualidad se hace desde la honestidad, reconociendo y atendiendo problemáticas de raíz.