Indudablemente, el expresidente Donald Trump acaba de alcanzar un hito en su camino hacia las elecciones presidenciales de 2024, debido a que este 4 de marzo la Corte Suprema Federal de Estados Unidos emitió un fallo determinante a favor del expresidente número 45.
Con esta decisión, se confirma oficialmente que Donald Trump estará habilitado para presentarse en estas elecciones, a pesar de enfrentar cuatro acusaciones penales en su contra, y es que, aunque algunas voces planteaban dudas sobre su elegibilidad debido a estos cargos, los requisitos constitucionales para ser candidato son claros: ser ciudadano estadounidense de nacimiento, tener al menos 35 años de edad y haber residido en el país durante al menos 14 años. No existe una prohibición expresa para aquellos que enfrentan cargos penales, aunque la enmienda 14 sí menciona que aquellos que han participado en una insurrección contra el Estado no pueden presentarse a una elección.
El ataque al Capitolio el 6 de enero de 2021, por ejemplo, ha sido atribuido directamente al expresidente, con la corte de Colorado pronunciándose en su contra. Inicialmente, tres estados, incluidos Illinois y Maine, dictaminaron que Trump no podía aparecer en la boleta electoral por ser el responsable de estos eventos. Sin embargo, la reciente sentencia de la corte federal ha dejado claro que los estados no tienen la autoridad para decidir quién puede o no puede postularse en este tipo de elecciones. En este punto, ya no hay dudas: Trump estará en la boleta electoral.
Esta situación es motivo de gran preocupación para los demócratas, especialmente considerando los últimos datos de intención de voto, ya que la encuesta más reciente, publicada este sábado, confirma la ventaja de Donald Trump sobre Joe Biden en un hipotético enfrentamiento en las urnas en noviembre, si ambos candidatos se presentan.
Encuestas anteriores ya habían anticipado la disminución del apoyo al demócrata, pero la última encuesta del Siena College para el diario The New York Times muestra claramente el declive en la popularidad del presidente demócrata, alcanzando su punto más bajo durante su mandato: el 47% de los votantes desaprueban abiertamente la gestión de Biden, a solo ocho meses de las elecciones.
De igual manera, la encuesta también mostró que si las elecciones presidenciales, programadas para el 5 de noviembre, se celebraran hoy, el 48% de los encuestados elegiría al republicano Trump, frente al 43% que votaría por Biden. Un 10% considerable corresponde a los indecisos, quienes serán determinantes en el resultado final.
El regreso de Donald Trump al escenario político estadounidense ha sembrado una profunda incertidumbre en todo el mundo, dada su conocida y a menudo errática manera de hacer política. Durante su presidencia anterior, Trump se caracterizó por su enfoque impredecible y su disposición a desafiar las normas establecidas, lo que generó tensiones tanto a nivel nacional como internacional. Su regreso plantea la preocupación de que estas mismas características puedan volver a dominar la escena política global, lo que podría tener repercusiones significativas en las relaciones internacionales y la estabilidad mundial.
Esta incertidumbre se hace especialmente palpable en países como México y China. Durante el mandato de Trump, las relaciones entre Estados Unidos y México fueron tensas, marcadas por la retórica hostil sobre inmigración y comercio. La incertidumbre sobre la política migratoria y comercial de Trump generó volatilidad en la economía mexicana y afectó las relaciones bilaterales entre ambos países.
Por otro lado, las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China alcanzaron niveles históricos durante la presidencia de Trump, con aranceles y disputas sobre propiedad intelectual que afectaron negativamente a la economía global. El regreso de Trump plantea la posibilidad de un resurgimiento de estas tensiones, lo que podría tener consecuencias significativas para la estabilidad económica y política mundial en un momento particularmente complicado y marcado por conflictos bélicos a gran escala.
Asimismo, una eventual reelección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos plantea un riesgo significativo particularmente para la economía mexicana. Recordemos que en 2016, su elección provocó una marcada volatilidad en el valor del peso mexicano, con una depreciación del 10% solo en el día de las elecciones, reflejando la incertidumbre en torno a la relación comercial bilateral y las posibles amenazas que Trump representa para el país.
Según analistas, si Trump regresa al poder, la inestabilidad en el mercado financiero mexicano podría intensificarse, con sus políticas potencialmente desencadenando presiones inflacionarias adicionales y prolongando la espera para una reducción en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos. Esto reduciría el diferencial de tasas de interés entre México y Estados Unidos, debilitando el peso mexicano y generando más preocupaciones en los mercados financieros.
Además, el retorno de Trump ocurre en un momento crítico para México, con el crecimiento del nearshoring, la crisis migratoria y la próxima revisión del T-MEC en 2026. Expertos advierten que Trump podría utilizar esta revisión como una herramienta de presión durante su mandato, exacerbando las tensiones comerciales entre ambos países y socavando la estabilidad económica mexicana. La estrecha dependencia comercial, combinada con las amenazas de Trump de renegociar el Tratado, plantea un panorama desafiante para la economía mexicana.
En cuanto a la política migratoria, la incertidumbre bajo un segundo mandato de Trump podría impactar negativamente en la mano de obra mexicana y los flujos de remesas en Estados Unidos, que representan una parte crucial de la economía mexicana. Esto podría afectar a los trabajadores migrantes y sus familias, así como a otros sectores clave de la economía que dependen de las remesas para su sustento. De igual manera, un peso más débil podría generar presiones inflacionarias a medida que aumenten los costos de las importaciones, lo que impactaría a los consumidores y las empresas mexicanas, mientras que beneficiaría a los sectores exportadores y al turismo con un peso más competitivo.
En términos generales, el temor radica en que, ante un retorno de Trump, México podría enfrentarse nuevamente a medidas económicas y políticas que pongan en riesgo una estabilidad que tanto le ha costado conquistar, pues la retórica hostil y las políticas proteccionistas podrían afectar negativamente al comercio bilateral, la diplomacia, la inversión extranjera y la economía en general, lo que a su vez podría tener graves consecuencias sociales y políticas en el país en un mediano plazo.
En un contexto de elecciones presidenciales en México, la posibilidad de un retorno de Trump sin duda influirá en el debate político interno y en las estrategias de los candidatos, quienes deberán considerar cómo enfrentar y mitigar los posibles impactos de una relación bilateral que se intuye, será tensa con Estados Unidos.