¿Por qué marchan?: Reflexiones del 8M

La conmemoración del día de la mujer es una fecha que siempre me vuela la cabeza, creo que nunca estoy lo suficientemente preparada para vivir un ocho de marzo. Alrededor de esta fecha pasa de todo y puede volverse algo abrumador; por eso quiero aprovechar este espacio para compartir algunas de las preguntas que estuvieron rondando en mi cabeza:

1. ¿Cómo evitar el lavado violeta[1]? Entre las muchas cosas que ocurren en marzo, llaman mi atención los numerosos eventos que se inventan por el día de la mujer, pláticas, conferencias, exposiciones, proyecciones de películas, reuniones, ve tú a saber, esto se da en espacios públicos y privados, pero encuentro varios de estos encajando justo en la descripción de un lavado violeta, donde se ve muy difuso o incluso se pierde por completo el objetivo de la conmemoración de esta fecha. 
   
   La escritora y activista Brigitte Vasallo, define el lavado violeta como el proceso de instrumentalización de las luchas feministas, se le dio este nombre por ser el color morado con el que se identifica a la lucha feminista. Hemos visto marcas y gobiernos hacer publicidad y eventos violetas pero, ¿tienen en sus organizaciones políticas de igualdad salarial? ¿cuentan con protocolos para atender violencia de género? ¿existen mecanismos dentro de sus corporaciones para garantizar la equidad de género? Más allá de logos y carteles color morado en las instituciones durante el mes de marzo, queremos encontrar acciones afirmativas que permeen en la vida diaria de las mujeres. 
2. ¿Por qué no es un día para felicitar a las mujeres? Esta es la pregunta más repetida por los hombres durante el ocho de marzo; incluso me ha tocado escuchar afirmaciones como “ya ni siquiera se les puede felicitar porque se enojan”. No lo voy a negar, sí es molesto oír felicitaciones en este día, en lo personal porque me hace darme cuenta de que no hemos sido escuchadas, ya que cada año tenemos que salir a recordarles que esta fecha es una conmemoración de la lucha que como mujeres realizamos para conquistar nuestros derechos. 
   
   Lamentablemente, la mayoría de los hombres terminan por quedarse con la idea de que esta fecha no es de su incumbencia, y prefieren volverse apáticos en lugar de abrirse al diálogo ¿Los hombres pueden hacer algo? Por supuesto, los hombres son pieza clave para cambiar el sistema patriarcal en el que vivimos, este nos afecta a todas y todos, es importante romper esa barrera de apatía y construir canales de escucha para combatir el machismo que habita en nuestra sociedad.
3. ¿Estoy mal si no fui a marchar? Para nada, cada una es libre de hacer lo que quiera, ir a una manifestación no te hace más ni menos mujer, ni mejor o peor persona. Estoy segura de que cada una de nosotras hacemos lo que podemos desde nuestra trinchera. Sin embargo, no puedo dejar de mencionar que previo a la marcha escuché a muchas mujeres cuestionarse sobre si ir a las manifestaciones del 8M o no. 
   
   Entre los sentires hubo quien se cuestionaba el movimiento en sí y hacia donde nos estamos dirigiendo, ¿las marchas están dominadas por un feminismo de elites? ¿el movimiento está tomando en cuenta a TODAS las mujeres? Realmente este es un cuestionamiento mucho más profundo de lo que podré abordar en estas líneas, pero creo que vale la pena tener un pensamiento crítico al respecto, sobre todo para procurar construir espacios donde el movimiento en pro de nuestros derechos tenga una visión interseccional, que reconozca a la diversidad de mujeres, sobre todo los de aquellas que viven en situación de vulnerabilidad, porque si no los tenemos todas, no son derechos, son privilegios.
4. ¿Vale la pena? Los derechos que tenemos las mujeres son resultado de una lucha, se han ido conquistando a lo largo de los años, aún queda largo camino por andar, esto es muy desgastante y en ocasiones desanima, hace que aparezca esta interrogante de si vale la pena o no. Para mí la respuesta es sí, claro que vale la pena. Me parece increíble que haya gente que considere que las mujeres “ya tenemos demasiados derechos” o que genuinamente crean que “ahora las mujeres tienen más derechos que los hombres”, o haber escuchado afirmaciones como “la violencia contra las mujeres ya está muy trillada, lo que está de moda es decir que la violencia no tiene género” (porque definitivamente no nos interesa que la violencia contra la mujer sea una moda).
   
   Datos del Instituto Mexicano para la Competitividad muestran que las mujeres tienden a recibir 35% menos remuneración económica que los hombres, de las personas que realizan labores de cuidado el 75% son mujeres, 25% de las mujeres no tienen ingresos propios, solo el 13% de los lugares en los consejos de administración son ocupados por mujeres, únicamente el 33% de los puestos de mandos superior en la administración pública son de mujeres; por otro lado, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad en el 2023 se registraron 827 feminicidios y 2,581 homicidios dolosos de mujeres en México, y la lista de datos podría seguir infinitamente.

Si bien el 8M es un día en el que nos vemos abrumadas por hablar de nuestra lucha, la conquista de nuestros derechos es algo que no tiene fecha, se vive todos los días. Nos queda seguir avanzando, para que esta montaña de derechos sea cada vez más alta y las mujeres podamos llegar a ver cada vez más lejos[2], por esto marchamos.

[1] Purple washing es un concepto en inglés que se ha traducido como lavado violeta y se usa para señalar acciones que constituyen un feminismo degradado o apropiado, de acuerdo con Brigitte Vasallo, es el proceso de instrumentalización de las luchas feministas.

[2] “Me paro sobre los sacrificios hechos por millones de mujeres que me antecedieron, pensando, qué puedo hacer para volver más alta esta montaña, para que así las mujeres que vengan después de mí, alcancen a ver más lejos”.- Rupi Kaur.