No más lolas al aire

El trabajo de Jaqueline Campbell está concentrado en ayudar a las mujeres. Particularmente de aquellas que cumplen algún proceso en centros penitenciarios. El problema de dimensiones mayúsculas parte de un aparato punitivo concentrado en la ocupación masculina y descuidando lo más elemental para que las mujeres puedan transitar dignamente por el sistema carcelario de nuestro país.

El problema es estructural. Dado que la población femenina de México representa sólo el 4.87% de quienes habitan todos los centros penitenciarios del país, el sistema se fue concentrando en las necesidades primordiales de los hombres. Dejando en abandono condiciones tan primordiales como la existencia de sostenes para aquellas mujeres que los necesiten y no tengan a un familiar que les visite constantemente. 

            De tal modo, que desde las comunidades organizadas de Saltillo, el colectivo Ojo Derecho de Polonio con apoyo de la Asociación Civil Mujeres Unidas por la Libertad México, se lanzó una campaña en favor de todas las mujeres reclusas del país recolectando ropa íntima para su donación a los reclusorios femeninos y mixtos que tengan población de mujeres en sus listas.

            La consigna es: “No más lolas al aire”

“Lo que estamos haciendo es juntando la mayor cantidad de estos artículos que son indispensables para para la vida y para para la el los momentos que experimentamos en prisión y que no podemos comprar cuando estamos de aquel lado de las rejas”, explica Jaqueline.

El colectivo está en búsqueda, sobre todo, de copas grandes de brasier, debido a que son los más costosos, arriba de de 500 pesos, y según explica la activista les están permitiendo (las directoras de las prisiones brasieres con varilla). También explican, que las donaciones, resultan una manera eficiente para comprender las necesidades más básicas de una prisión, sin prejuicios, ni tapujos.

            El principal reto es el de conseguir la mayor cantidad de sostenes posibles debido a que, entrar a un centro penitenciario como Santa Martha sin la ropa interior suficiente podría desatar conflictos internos al interpretarse como un favoritismo de quienes dirigen la prisión. Motivo por el cual, ahora mismo continúan con la recepción de donativos en todo el país con el objetivo de poder otorgar, por lo menos, un brasier a cada una.

            Parece increíble, dice Campbell, que nadie, de quienes dirigen el sistema punitivista en México, pensó en una necesidad tan primordial. Las actividades dentro de las rejas son pocas, la mayoría son actividades físicas por lo que, cuando una persona tiene el busto grande, se enfrenta a un dolor terrible cuando es obligada a brincar o lo hace por voluntad propia. Actualmente, los colectivos tienen a su disposición centros de recepción de donaciones en la ciudad de Saltillo, Coahuila, en la zona centro con dirección en calle Hidalgo sur #214 ,en entre las calles de la fuente y Juárez zona centro; en la Ciudad de México, se ubican en calle Chihuahua número 12 en la Roma Norte, en la delegación Cuauhtémoc.

“Los hombres siempre son visitados, porque tienen una madre, una hija, una hermana, una novia que les visite. Pero cuando las mujeres cometemos un delito o somos víctimas, en algún delito y terminamos en prisión, nadie nos visita, ahí perdemos a toda la sociedad. Nos culpan, nos hacen a un lado, nos castigan y, pareciera que nos lo mereciéramos. Así que no tenemos quien se meta para darnos un jabón, unos calzones, una camiseta, no.”

El colectivo al que ahora apoya Ojo de Derecho de Polonio surge de varias mujeres exreclusas que, tras terminar las correspondientes condenas, se dieron cita en situación de libertad para apoyar a las mujeres que aun pasarán un tiempo dentro de algún centro penitenciario. Conociendo su contexto, sus necesidades y su evidente abandono, son las propias mujeres quienes se solidarizan entre si para llevar aunque sea un momento de paz que calme el dolor. 

            Ese es el motivo, según Jaqueline, que la impulsó para apoyarlas. Se refiere a ellas como una de las organizaciones más honradas con las que ha colaborado y quién mejor, que ellas mismas, para conocer cuáles son las necesidades más urgentes que las mujeres tienen en situación de reclusión.