La consumación de independencia realizada en el Plan de Iguala hace 200 años llevó al país a unirse bajo los principios de unión, independencia y religión. El ejército de las tres garantías conformado tanto por jefes realistas, como por las guerrillas insurgentes herederas del movimiento de 1810, se hicieron del control del país desde marzo hasta julio de 1821 tomando Guanajuato, Querétaro, Guadalajara y Puebla. Para ese entonces sólo la Ciudad de México, Veracruz y Acapulco estaban al mando de las tropas españolas peninsulares conocidas como “Tropas Expedicionarias”.
Desde que se pronunció el Plan de Iguala las tropas españolas estaban en un dilema, unirse a él plan y a la causa independentista o mantenerse leales a las Cortes y Monarquía españolas. Algunos como Vicente Filisola y Pedro Celestino Negrete se adhirieron, otros se mantuvieron leales al Virrey y la autoridad española y lucharon contra el ejército trigarante hasta septiembre, cuando gracias a la intermediación de Juan O Donojú Jefe político enviado por las Cortes españolas recién reinstaladas, pactó con el Mariscal Francisco Novello las capitulación de la Ciudad de México y la evacuación de las tropas al fuerte de San Juan de Ulúa en Veracruz. Alrededor de 8,000 efectivos de la fuerza expedicionaria volvieron a España y a Cuba de finales de 1821 a 1822. A los que inclusive pagaron pasaportes, transportes y salarios percibidos durante el tiempo que demorara su partida. [1]
Ahora bien, podemos analizar si realmente fueron estos españoles los “vencidos” en la consumación de independencia. Una nueva nación cuyo discurso político en 1810 y 1821 fue que “La nación mexicana que por trescientos años, ni ha tenido voluntad propia, ni libre uso de la voz, sale hoy de la opresión que ha vivido”[2] debía encontrar un enemigo común, que por años serían los españoles. Sin embargo, en los festejos de independencia se han dedicado pocas líneas a estos que resultaron “vencidos”.
Pero ¿Quiénes eran? ¿Qué querían? ¿Cuál fue su papel y cuál fue su visión? ¿Realmente fueron vencidos?¿Qué herencia dejaron en México?
La fuerza expedicionaria fueron las tropas enviadas como refuerzos enviados desde España para ayudar en contra de la insurgencia novohispana de 1812 a 1817. Muchos de ellos habían participado en su propia “Guerra de Independencia” contra las tropas de ocupación francesa en la península ibérica.[3] La llegada de oficiales expedicionarios por un lado reforzaba las tropas, pero por otro creaba recelos contra los oficiales americanos en materia de ascensos y puestos militares.
El punto de quiebre de esta situación se dio con la renuncia del Virrey conde del Venadito que presionado por la tropa expedicionaria, presentó la renuncia y al Mariscal de campo Francisco Novello al mando de estas tropas. El Virrey había sido cuestionado por las medidas que había tomado para sofocar a los nuevos insurgentes, el nombramiento de Iturbide y el Plan de Iguala. Los líderes del golpe contra el Virrey, Francisco Buceli, Francisco Novella y Pascual Liñán estaban en contra de como se había actuado contra los trigarantes.
Después de la entrega de la Ciudad de México se retiraron a Veracruz, donde algunos se fueron a La Habana y otros se mantuvieron en control del fuerte de San Juan de Ulúa en Veracruz, hasta que en 1825 el fuerte se rindió y los expedicionarios partieron definitivamente a la isla de Cuba.[4]
En España se escribió mucho sobre esto, los españoles de la época culpabilizaron al régimen liberal constitucional español por no enviar la ayuda y las tropas necesarias, otros culpan la pasividad de Virrey por realizar demasiados indultos y haber errado en la elección de Iturbide al mando de las tropas en el sur. Lo cierto es que el régimen constitucional español tuvo muchos problemas al interior y al exterior del país.
A partir de entonces el anti hispanismo criollo (ahora americano-mexicano) se recrudeció, tanto en el discurso como en la práctica, iniciándose el proceso de expulsión de españoles con un decreto en 1827. Dicho decreto buscaba asegurar los puestos en la administración a los criollos-mexicanos, así como reforzar el mensaje anti-español entre las masas. Por cierto, ese decreto sería el primer desencuentro entre el estado de Jalisco y la Federación causa de una controversia constitucional.
Mientras que los españoles que eligieron el bando de la independencia y se habían asentado en México se mantuvieron como una parte importante de la oficialía del naciente ejército mexicano. De hecho para 1840, de los 118 comandantes de alto rango entre coroneles y generales, 25 habían nacido en España o alguna de sus colonias, 81 habían nacido en Nueva España pero iniciaron su carrera en el ejército realista y solo 12 habían servido en la insurgencia.[5] Algunos de estos oficiales españoles serían muy importantes en la conformación del ejército mexicano en el siglo XIX hasta después de la guerra México- Estados Unidos. Así que no podemos negar la importancia de los españoles en la conformación del ejercito trigarante, del plan de independencia y del ejército mexicano del siglo XIX.
[1] Mariano Torrente, Historia de la Revolución Hispano-Americana, [1829-1830] ed. Facsimilar. UNAM IIJ. P.393
[2] Acta de Independencia de la Nación Mexicana
[3] Moreno Gutiérrez Rodrigo, las fuerzas armadas en el proceso de consumación de independencia: Nueva España, 1820-1821. Facultad de Filosofía y Letras. Tesis para obtener el grado de Doctor en Historia. P. 24
[4] https://www.gob.mx/sedena/documentos/18-de-noviembre-de-1825-capitulacion-de-san-juan-de-ulua
[5] Lynch John. The Spanish American Revolutions 1808-1821. P. 330.