La Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT) tiene un largo historial de corrupción, impunidad, delincuencia y extorsión. La tradición de esta institución educativa ha sido imponer a rectores ligados al poder estatal, mismos que se dedican a robarse el presupuesto destinado a la educación, siempre, amparándose en la autonomía financiera.
Además de ser dirigida por criminales como Enrique Etienne, quien confesó poseer dos avionetas pagadas con el presupuesto de la universidad tamaulipeca en 2014, la UAT ha sido un nido de líderes porriles; dedicados a dirigir los grupos de choque en las campañas políticas del PRI y últimamente del PAN. Su función es forzar alumnos por medio de prebendas para que apoyen candidaturas políticas amañadas, y la pasada elección del 5 de junio no fue la excepción.
El actual rector de la UAT, Guillermo Mendoza, quien ha sido parte de todos los desvíos financieros del Gobernador Francisco Cabeza de Vaca y del candidato del PRIANRD Cesar “El Truko” Verastegui, ha continuado con las costumbres antidemocráticas y delincuenciales que distinguen a la máxima casa de estudios tamaulipeca. En 2021 el ex titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, Santiago Nieto Castillo, detectó una estafa maestra de 400 millones de pesos en la UAT. La investigación no ha sido esclarecida por las artimañas impuestas por el ejecutivo estatal para frenar a quien sea que busque justicia en Tamaulipas.
La corrupción reinante en la Universidad Autónoma de Tamaulipas debe llegar a su fin. Con la llegada del próximo Gobernador, el Dr. Américo Villareal, se debe poner orden en la rectoría porque sin una verdadera educación de calidad será muy difícil que nuestro estado avance.
A los jóvenes de Tamaulipas ya nos toca. No podemos seguir en el total olvido, y vivir en la simulación. Es momento de atender una de las causas de la delincuencia que es la falta de estudio en Tamaulipas.