Tengo la impresión de vivir en un México con un pueblo cada vez más consciente y politizado. ¿Pero objetivamente qué implica esto en términos políticos y en cuanto a evolución de una sociedad? Por muchas décadas el pueblo mexicano fue consumidor de un discurso político e ideológico difundido por dos grandes monopolios televisivos. La sociedad mamó todo lo que la televisora difundía, siendo responsable de gran parte de la educación que se propagaba a través de sus contenidos, porque sí, lo que se consume educa, forma y deforma.
Estereotipos y estilos de vida ilusorios se reproducían una y otra vez las 24 horas del día en esa caja que idiotizaba a la gente;¿ hasta presidentes lograron imponer en una perversa manipulación de las conciencias, subestimando y menospreciando lo que la gente “quiere o necesita”. Dado que no es tan fácil desafanarte de una ideología que se absorbe sin conciencia a través del llamado seudo-arte o entretenimiento. No significa que eso no siga pasando, que no se siga reproduciendo el modelo aspiracional, consumista, racista y clasista. Por supuesto que sigue predominando también en las nuevas plataformas de entretenimiento, habría que preguntarse a quién beneficia estos modos de adoctrinamiento. Sin embargo, se identifican ciertas diferencias que hablan de una sociedad en evolución: ya la gente no cree como verdad absoluta todo lo que allí se dice o se traga todo lo que se le ponga, existe una cierta discrepancia al consumir ciertos contenidos, discernimiento que ha despertado un espíritu crítico del propio consumo. Puntos fundamentales para la politización de una sociedad.
Existe la muy elemental creencia, con la que a los productores y responsables de contenido les encanta excusarse, que es que a la gente se le da lo que pide, que si al pueblo (consumidor) le gusta los contenidos chatarra, es porque es mediocre y sólo se le quiere dar gusto. Embuste que es de mi interés desmentir en este breve espacio.
Entendamos por arte de masas “aquél cuyos productos satisfacen las necesidades seudoestéticas de los hombres-masa, cosificados, que son, a la vez, un producto característico de la sociedad industrial capitalista.” Es de notarse que el término “masa” tiene una significación peyorativa, puesto que se trata de un “seudoarte producido, deliberadamente, desde arriba, por la clase dominante, para el goce o consumo de las masas, o, más exactamente de los hombres-masa.” Es decir, refiere a la masificación de la existencia humana, como un fenómeno de la sociedad capitalista, bien señalado por Marx, dentro de los conceptos de “enajenación” y “cosificación” (transformación del hombre en cosa, del sujeto en objeto).
Por consiguiente, se concibe el arte de masas, como ese entretenimiento verdaderamente capitalista, que está exclusivamente al servicio del mercado, de la creación de plusvalía, cumpliendo con dos funciones fundamentales: el adoctrinamiento ideológico y la finalidad económica. Es así como los productores son los que producen a los consumidores, y no al revés. Son los productores que con su arte de masas, a la medida del hombre que conviene al sistema de explotación que desvía la energía creadora y transformadora del hombre, producen al hombre-masa.
Por otro lado, y en contradicción al seudoarte arriba mencionado, conviene bien diferenciarlo con el Arte popular. Primero hay que dejar en claro que cuando se habla de Arte popular, nada tiene que ver con lo más “popular” o “arte populista” que refiere más bien a lo costumbrista, regionalista o localista. El arte popular es el que expresa los intereses más sublimes de un pueblo en una fase histórica dada. “En cuanto que el arte es afirmación, expresión y objetivación del hombre -como ser social, histórico-, el arte hunde sus raíces en esta veta auténtica y profunda de lo humano que es lo popular.” El arte popular así entendido, es “el arte universal de todos los tiempos; el arte que no se contenta con una forma bella y que, fundido con esta, ofrece el rico y profundo contenido ideológico que corresponde a las aspiraciones y esperanzas de un pueblo en una fase histórica de su desenvolvimiento.”
A propósito de ello, un día escribió el gran poeta Antonio Machado: “Escribir para el pueblo… ¡qué más quisiera yo!... Escribir para el pueblo es, escribir para el hombre de nuestra raza, de nuestra tierra, de nuestra habla, tres cosas de inagotable contenido que no acabamos nunca de conocer… Escribir para el pueblo es llamarse Cervantes, en España; Shakespeare, en Inglaterra; Tolstoi, en Rusia. Es el milagro de los genios de la palabra.”
El arte popular, es pues, arte universal de todos los tiempos. El verdadero arte no puede dejar de ser popular.
A pesar de que los manipuladores profesionales de conciencias escupan contenidos que denigran a la especie, será ese otro, que perdura en el tiempo, el que nos recordará nuestra condición humana y seguirá dotando a los pueblos de sensibilidad y conciencia para discernir.
Ya que has llegado hasta este punto, sería importante saber ¿tú qué prefieres arte de masas o arte popular?