El G20 surgió a la raíz de la crisis financiera de 2008, no obstante, las expectativas se han quedado cortas siendo parte de una reacción global para evitar futuras crisis y garantizar la estabilidad.
Hoy, a diferencia de entonces, el G20 tiene la posibilidad de ser parte de la prevención ante las turbulencias que se anuncian como las de Donald Trump, con su proteccionismo y el unilateralismo, constituye la principal amenaza para la estabilidad global. Su invectiva de que todos tienen que hacer sacrificios y pagar en aranceles, otros en inversiones, otros en gasto militar. Así las cosas, lo que deben plantearse las economías del resto del mundo es si bajan la guardia y se alinean, o coordinan sus políticas para mostrar que es posible y necesaria otra manera de hacer las cosas.
México tiene un compromiso con su soberanía, pero también una responsabilidad histórica en la cumbre del G20 teniendo ante sí la oportunidad de abanderar un cambio de paradigma que reconozca la evidencia de avanzar en la institucionalización de una gobernanza mundial cooperativa que atempere la era de incertidumbre inducida por Donald Trump.
A un mes y medio en el Gobierno, la presidenta Claudia Sheinbaum ya salió al mundo. Fue realmente positivo ver a Sheinbaum participar en la Cumbre del G20 en Brasil y mantener reuniones bilaterales con sus homólogos de EU, Canadá, Francia, China, así como encuentros grupales con los líderes de Corea, Turquía y Australia, (el grupo Mikta) y con los latinoamericanos. La participación de la presidenta fue especialmente relevante porque había dudas sobre si le interesarían los temas globales y es que los temas de política exterior nunca figuran realmente en las campañas presidenciales mexicanas.
Tenemos una vocación regional más que global en México, a AMLO, por ejemplo, le interesó Norteamérica y el tener una relación más estrecha con Centroamérica.
Pero la Dra. como académica y como científica participó en el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático de la ONU, grupo que se hizo acreedor del Premio Nobel de la Paz en 2007. Cuando ganó la jefatura de Gobierno de la CDMX visitó varias ciudades europeas para comparar soluciones a temas de movilidad, gobernanza y derechos. Como jefa de Gobierno fue a un foro de temas medioambientales a Colorado.
La elección de Juan Ramón de la Fuente como secretario de Relaciones Exteriores evidencia un fuerte interés en lo multilateral. En su primer encuentro internacional, la presidenta Claudia Sheinbaum fue bien recibida por las y los líderes mundiales, a quienes llamó a crear un fondo mundial para destinar el 1 por ciento del gasto militar para poner en marcha el programa de reforestación más grande de la historia para exponer la visión de México y presentar programas como Sembrando Vida, que opera también en algunas naciones centroamericanas y que, bajo una adecuada instrumentación y supervisión, puede contribuir a los esfuerzos globales para combatir el hambre y el cambio climático. Programa que ha beneficiado a 439 mil familias en México y 40 mil más en Centroamérica, además de contribuir a la captura anual de 30 millones de toneladas de dióxido de carbono, presumió.