En Japón pronto se podría verter agua radioactiva de una planta de Fukushima al océano, luego de que el Organismo de Control Nuclear de las Naciones Unidas (OIEA) aprobara un plan para que se liberen estas aguas residuales que llevan acumulando desde el accidente nuclear derivado de un tsunami en marzo de 2011, esto ha provocado un debate por organismos internacionales y en la opinión pública.
Esta medida se toma luego de que el ministro de medio ambiente declarara desde 2019 que ya no hay espacio físico para contener el material contaminado.
A pesar de la aprobación y distintas revisiones por parte de la ONU, estas acciones no han podido tranquilizar a los residentes y pescadores locales, quienes ponen en duda las conclusiones emitidas por el jefe del Organismo Internacional de Energía Atómica (IAEA, por sus siglas en inglés), Rafael Grossi.
Por su parte, la empresa Tokyo Electric Power Company (TEPCO) ha declarado que construyó más de mil tanques para contener alrededor de 1.32 millones de toneladas métricas de aguas residuales, pero se quedan sin espacio y construir más no es una opción. Añadió que las aguas residuales si contienen algunos elementos peligrosos, pero pueden eliminarse del agua excepto el tritio radiactivo.
Ante esta situación, el gobierno japonés, la IAEA y TEPCO afirmaron que el impacto es bajo ya que el agua contaminada se diluirá y se liberará lentamente a lo largo de décadas, por lo que la concentración de tritio estaría a la par o por debajo de la cantidad permitida por otros países, y cumpliría la normativa internacional de seguridad y medio ambiente.