Armamento, Aranceles y Multipolaridad

Imagino que usted, estimado lector, ha estado al pendiente del panorama mexicano en cuanto a política exterior se refiere. Si mi aseveración es cierta tenemos por competencia charlar acerca de la crisis arancelaria entre México y Estados Unidos que quiere crear Donald Trump. Si puedo atreverme a ser más específico en mi deducción podría suponer que también ha estado escuchando sobre la intensificación del conflicto o del futuro conflicto entre Taiwán y China, con el apoyo armamentístico de Estados Unidos hacia la isla de Taiwán; y si usted, estimado lector, cuenta con conocimientos en terminología geopolítica ¿Habrá escuchado alguna vez la palabra multipolaridad? Si gusta acompañarme en la lectura de hoy analizaremos los tres términos anteriores, enlazaremos la relación entre los tres y descubriremos el porqué del panorama actual.

Comencemos por contextualizar ¿qué es un arancel? Según la Real Academia de la Lengua, arancel, se define como una tarifa oficial que determina los derechos a pagar por servicios como el de aduanas y costas judiciales; en derecho aduanero, podemos definir arancel como una tarifa que agrava las mercancías en la importación, exportación y durante el tránsito de las mismas. Armamento, según la Real Academia de la Lengua Española, se define como todo lo necesario para realizar la guerra y el conjunto de todo tipo de armas para el uso de algún cuerpo militar. En relaciones internacionales, la multipolaridad o el multilateralismo, se define como la distribución similar de poder entre dos o más estados. 

En otras publicaciones, les he comentado sobre los BRICS, este grupo político y económico, el cual, hoy por hoy está siendo competencia en capital y poder adquisitivo al G7, liderado por Brasil, Rusia, india, China y Sudáfrica; e integrado por las potencias petroleras árabes, algunos países de África y teniendo como líderes a Vladímir Putin y Xi Jinping. Ya no podemos hablar de una sola potencia puesto que los temas a dominar o las instancias encabezar han variado con el paso de los años; por ejemplo, si hablamos de computación cuántica quien sigue liderando es Estados Unidos, si hablamos de economía y comercio el mayor socio comercial del mundo es China, y al hablar de potencia militar, tenemos que referirnos al Kremlin junto con su ejército. Estamos en el punto donde si occidente y sus líderes (Biden y su comitiva) no aceptan que la derrota en Ucrania marca el inicio de un mundo en el cual ellos económicamente no tienen control total y dan paso a la desdolarización progresiva en las relaciones comerciales entre países se pueda llegar a una escalada nuclear, debido a que las potencias mundiales China, Rusia y Estados Unidos, todas cuentan con la capacidad para destruir a la otra y a nosotros en el camino. Es por eso que la multipolaridad es necesaria para la supervivencia de una raza humana, dividida en diferentes naciones. Pocas personas comprenden esto todavía y una de ellas es el presidente electo Estados Unidos, Donald Trump, como todo soberanista, comprende que cada territorio debe tener un líder y está dispuesto a entregar Europa a Putin, la antigua región Indochina junto con su mar meridional a China y quedarse con toda América. Es justo aquí donde entra su disputa de política exterior con el gigante asiático, pues Xi Jinpin tiene sus manos puestas en México y eso Trump no lo puede permitir

Si han viajado recientemente a Estados Unidos, les pregunto, ¿han visto algún coche de origen chino por allá? No verdad, ni lo verán, entonces podemos decir que los aranceles por las importaciones de autos chinos son la excusa para maquillar una verdad incómoda:  “los automóviles americanos son consumidos en México y en América Latina ya que la inflación dentro de los Estados Unidos no permite que una dañada clase media compre la cantidad necesaria de vehículos para generar ganancias”. 

La estrategia China es efectiva, abundantes tierras para producir microchips en masa, creación infraestructura comercial (puertos, vías férreas, carreteras, aeropuertos) en países estratégicos y precios bajos en exportaciones. El nearshoring ofrece una oportunidad para China, entendamos que su objetivo no es entrar al mercado americano sino conquistar por completo el mercado mexicano ¿Si todo lo que consume México es de origen chino, qué hará USA con todo los productos que nos exporta? La relación oferta demanda perderá su balance y las líneas de producción se verían obligadas a cerrar causando una crisis de empleo en el país vecino y en el nuestro. Al final, esto es más que el país de origen de los productos que utilizamos en el día a día, es una lucha de poder entre dos potencias extranjeras donde el perdedor es México. 

China y Taiwán han estado peleados desde tiempos de la gran revolución, si gusta una breve historia busque mi columna “Las Cumbres ya no son Montañas”. Xi Jinping advirtió el día de ayer a Estados Unidos y pidió que dejen de armar a Taiwán, así como cancelar todo intercambio de oficiales e inteligencia. Es muy extraño que esta administración sea la que más ha apoyado a Taiwán teniendo a Nancy Pelosi como Presidenta en la Cámara de Representantes -según analistas como John Mearsheimer de la Universidad de Chicago- fue ella quien le dio el golpe a Biden y lo bajó de la contienda, pues su esposo Paul Pelosi este año compró acciones en una empresa llamada NVIDIA, compañía productora de microchips con Sede en Santa Clara California y oficinas en Taiwán. Llenar de armas para proteger una isla al otro lado del mundo solamente suena lógico cuando hay millones de dólares de por medio. 

Taiwán y México sufren una particularidad muy clara, la gran influencia de Estados Unidos en sus mercados nacionales y el sigiloso acecho del imperio chino llegando poco a poco a sus costas. Mientras tanto dos naciones se enfrentan comercialmente en una guerra fría cuyo ganador mantendrá el control sobre el continente o ganará aliados comerciales con materias primas de alta calidad; como en toda gran guerra hay guerrillas por todos lados y los aranceles son la batalla que a México le ha tocado combatir.