El día 13 de marzo la Cámara de Representantes de Estados aprobó el proyecto de ley “Ley de Protección de Aplicaciones Controladas por Adversarios Extranjeros". El objetivo de este proyecto de ley es que ByteDance, la empresa china que es dueña de la red social TikTok, venda la parte de su compañía en Estados Unidos a una empresa estadounidense y rompa vínculos con China, de lo contrario, la empresa dejará de estar disponible en las tiendas de aplicaciones de Estados Unidos, tal como en las tiendas de Google, Microsoft o Apple; además, también posibilita el poder bloquear a TikTok en sitios web.
Y pese a que el proyecto de ley tiene que pasar por la aprobación del Senado de Estados Unidos, esta decisión ha saltado las alarmas de distintos actores que abogan por la libertad de expresión y la libertad económica. Asimismo, esto ha generado una serie de preguntas para el público en general, tales como: ¿por qué? ¿qué implicaciones tiene esto para quienes usan la aplicación? ¿esto afectará a las relaciones entre Estados Unidos y China? ¿cómo impactará esto a México?
Para comenzar, es necesario señalar que esta amenaza de prohibir totalmente la aplicación china del mercado y el sistema digital estadounidense está circunscrita en una relación complicada de competencia y desconfianza entre China y Estados Unidos, lo que se refleja en el trato que reciben empresas como TikTok, Huawei, ZTE o Hikvision en Estados Unidos o Google, Meta o X en China, las cuales están prohibidas en China desde hace años.
La razón por la cual Estados Unidos y otros países de Occidente quieren prohibir TikTok es porque aseguran que es un riesgo a los datos sensibles de la población, los cuales pueden terminar en el gobierno de China; así como la posibilidad que China disemine desinformación y manipule a los ciudadanos occidentales por medio del algoritmo de recomendaciones.
Sin embargo, a la luz de la historia y con una mirada crítica, tales temores y acusaciones son prácticas que Estados Unidos y sus empresas han llevado a cabo desde hace tiempo y hasta con países aliados, hay diversos casos que así lo demuestran: Por una parte, el espionaje masivo de la NSA, revelado por Edward Snowden, en donde se reveló que Estados Unidos espiaba a la clase política y la ciudadanía de diversos países; por otro lado, la creación de operaciones de información y censura de los medios masivos, redes sociales y demás empresas de internet, como sucedió con la mentira que pretextó la guerra de Estados contra Irak en 2003 o la campaña de censura y unilateralidad que desataron eventos como el conflicto Rusia-Ucrania o el asesinato masivo de civiles palestinos a manos de Israel.
Por tanto, el interés de Estados Unidos va más allá de la defensa de la privacidad de datos (el cual es real) y está asociado al hecho que el país enfrenta un amplio proceso de transición de poder internacional, en donde varias capacidades de poder están migrando de Occidente hacia Asia, especialmente a la esfera de influencia de China.
Es así como el interés de Estados Unidos consiste en influir negativamente en el desarrollo de capacidades de China a nivel mundial y hacer más lento su proceso de ascenso, especialmente en lo que respecta a tecnologías digitales, ya que el cortar el acceso al mercado estadounidense no sólo afectará en el país, sino que se exportará a otras latitudes, tal como puede verse con la prohibición de Huawei o TikTok en países de Europa.
Por otro lado, Estados Unidos está interesado en delimitar más claramente sus esferas de influencia, especialmente en lo que se refiere al sistema digital, ya que ahí es donde Estados Unidos aún mantiene un poco más de margen de hegemonía, junto con Occidente; por lo que una herramienta que aún tienen es la capacidad de desconectar a actores indeseables de su sistema y dificultar la interconexión, esto con el fin de reorganizar las preferencias, dependencias y fidelidades de los usuarios dentro de su esfera de influencia en el sistema digital.
Pese a lo anterior, la prohibición a TiktTok tiene que verse también a al interior de Estados Unidos: cualquier partido o personaje de la política que decida actuar contra TikTok debe tener en cuenta que va a tener que enfrentarse a preguntas y posturas complicadas, sobre todo de parte de las personas jóvenes, las cuales no sólo tienen una relación bastante estrecha con esta red social, sino que un sector va a votar por primera vez; ya ni se diga de aquellas personas cuyo ingreso depende directamente de la red social. Ante esto, llama la atención la postura del expresidente Donald Trump, el cual, ante asombro de muchos, salió en defensa de TikTok, por considerar esto un ataque a la libertad de expresión. Y aunque Biden prometió firmar esta ley si se aprueba en el Senado, resulta curioso que lanzó su campaña presidencial vía TikTok.
Además, no hay que olvidar que el mercado de la tecnología en Estados Unidos se encuentra políticamente dividido: por un lado, hay una larga unión entre el progresismo, los Demócratas y Silicon Valley; mientras que, por el otro lado, hay un movimiento político más actual de algunas élites tecnológicas, las cuales ven en la derecha y la extrema derecha una vía para alcanzar sus objetivos e intereses, tal como sucedió con el antiguo empresario favorito de los medios estadounidenses: Elon Musk, el cual no sólo rompió con los Demócratas y se acercó a los Republicanos, sino que mudó sus empresas a Texas, un estado históricamente Republicano. Por lo que, en caso de que suceda, la venta de TikTok se enfrentaría a agendas y discusiones políticas bastante complejas.
Sin embargo, China ya ha adelantado que se negará a cualquier posibilidad de venta de TikTok y que se defenderá en juzgados, por lo que es muy probable que este episodio sea apenas el preámbulo de una lucha legal que, en el peor de los casos, puede terminar con la salida de TikTok del mercado y sistema digital estadounidense, aunque esto generaría otra clase de problemas:
El precedente generaría desconfianza y auditoría internacional hacia las empresas tecnológicas estadounidenses en un momento en donde la simpatía hacia estas empresas está en cifras mínimas, lo que se podría traducir en la promoción de opciones tecnológicas nacionales en diferentes países; asimismo, tal desconexión sólo amplía la separación entre los sistemas tecnológicos digitales de China y Estados Unidos, lo que puede afectar negativamente en el futuro en áreas como la economía o la seguridad digital a nivel internacional.
Por último, en lo que respecta a México el impacto variará dependiendo de factores como el consumo, las preferencias y prácticas de los usuarios; ya que, aunque la prohibición no es en el espacio nacional, el vacío del contenido cultural estadounidense puede afectar la relación de los usuarios con la red social. También dependerá de la toma de decisiones soberanas de las autoridades nacionales, los cuales no deben sumarse a esta ronda de censura y prohibición de Estados Unidos, sino mantenerse al margen y cooperando con ambos países.