La pandemia del VIH-SIDA y los estigmas sociales que aun permean en gran parte de nuestras sociedades modernas siguen siendo motivo de discriminaciones lacerantes que afectan directamente las posibilidades de desarrollo y bienestar social de quienes viven con este virus.
Hoy en día sabemos que la ciencia ha avanzado mucho en este rubro y los esquemas de antirretrovirales permiten a quienes viven con VIH contar con una buena calidad de vida, llegando incluso a generar indetectabilidad del virus a partir de una importante disminución de células de VIH. Solo es fundamental lograr una buena adherencia al tratamiento y tomarlo diariamente. En teoría nadie debería morir por complicaciones de SIDA en pleno 2022.
Sin embargo, los casos reportados de discriminación por estado serológico positivo de VIH en espacios laborales continúan reportándose. Existen por todo el país denuncias ante CONAPRED por casos de hostigamiento laboral, despidos injustificados e incluso reducción de salarios o cambio de puesto dentro de las empresas, solamente porque los denunciantes hacen público su estado serológico de VIH.
Pero incluso se reportan también denuncias en donde las mismas empresas realizan pruebas sanguíneas de detección del virus sin el consentimiento de las personas, o sea, realizan estos estudios con el propósito de evidenciar y discriminar a quien vive con VIH.
Estas empresas privadas en su gran mayoría, violan la Norma Oficial Mexicana 010-SSA2-2010, para la prevención y el control de la infección por Virus de la Inmunodeficiencia Humana, la cual específicamente señala que la detección del VIH-SIDA “se debe regir por los criterios de consentimiento informado y confidencialidad que consisten en que la persona que se someta a análisis debe hacerlo con conocimiento suficiente, en forma voluntaria, con autorización por escrito de la persona o, en su caso, huella dactilar, y con la garantía de que el servicio de salud al que acude respetará su derecho a la vida privada (confidencialidad del resultado) y a la confidencialidad del expediente”.
Conozco al menos cinco casos en donde empresas de renombre han violado esta norma oficial y el CONAPRED en realidad no ha podido cumplir la etapa final de la conciliación en estos conflictos, pues al no haber un acto punitivo por este hecho y mucho menos capacitaciones de sensibilización, el hostigamiento, el bullying y el escarnio público continúan en la mayoría de los casos, aunque a la víctima se le reinstale en otro puesto o se pidan disculpas superfluas. En realidad, quienes sufren estas lamentables situaciones son orilladas a hacer público su estado serológico ante familiares y amistades cuando esto debería ser una decisión personal; nadie está obligado a revelar si viven con VIH o no.
En el marco del día internacional de respuesta a la pandemia del VIH-SIDA, es fundamental seguir combatiendo estas discriminaciones y estigmas hacia la población seropositiva; ya quedaron atrás esos tiempos de arruinar vidas por prejuicios y exclusiones sociales. No podemos permitir la regresión, al contrario, sigamos priorizando la información y la consejería de la mano de la empatía y la sensibilización. Porque como seres humanos, la discriminación hacia los demás por cualquier razón resulta absurda, no porque lo señale el artículo 1° de nuestra Carta Magna, sino por simples cuestiones éticas.
¡Basta de serofobia!