Sin duda, nuestra vida pública sería muy aburrida sin la presencia del tan peculiar Marko Cortéz, quien como presidente de Acción Nacional, ha demostrado ser un auténtico prodigio en el arte del patetismo y todo un fenómeno en cuanto a su evidente falta de comprensión de la dinámica política actual.
Marko nos deslumbra constantemente con su papel intrépido y estilo único, caracterizado por una ausencia total de astucia y prudencia, donde su vocación en el servicio público nos conmueve e inspira, ofreciéndonos el brillante ejemplo de lo que definitivamente, no se debe hacer como político. En este sentido ha resultado ser, sin duda, un gran guía y un verdadero maestro en el arte de romper moldes, pues ha logrado llevar la política a nuevos horizontes al combinarla de manera tan brillante con la comedia, ¡un visionario en toda la extensión de la palabra!.
Asimismo, el apogeo de su incomprendida genialidad (incompetencia) se materializó el 09 de enero de 2024, cuando decidió deleitarnos filtrando un documento, vía su cuenta de X, el cual estaba firmado por destacadas figuras del PRI y el PAN como: el líder Alito Moreno, el gobernador de Coahuila Manolo Jimenez, el diputado federal panista Armando Tejeda, y el ex-gobernador Ruben Moreira. Este fascinante documento desvelaba acuerdos jugosos como puestos en universidades autónomas, notarías públicas, candidaturas de todos los colores y niveles, entre otras maravillas para los amantes del tráfico de influencias.
La trama en sí no sorprende, ya que este tipo de acuerdos son casi tan comunes en la política mexicana como los tacos en la esquina. Lo que realmente asombra es que Marko haya decidido hacerlo público, dejando en claro la profunda desconfianza que le tiene al PRI, su inseparable y para nada fiel compañero en el Frente Amplio por México y con quien espera competir por la presidencia en 2024.
En este contexto, las consecuencias de la inigualable e insólita genialidad de Marko no se han hecho esperar, sin embargo, lo mejor vendrá a medida que nos aproximamos a las elecciones en junio, ya que será entonces cuando los estragos de su incompetencia se irán desplegando de manera más palpable.
De igual manera, Marko ya ha generado en el corto plazo duras críticas, incluso dentro de las filas de su propio partido, como el exgobernador de Chihuahua, Javier Corral, y el exgobernador de Querétaro, quien lo calificó con el antónimo de sagaz, desatando un escándalo mediático completamente innecesario y previsible. La estela de desconfianza que ha sembrado amenaza con convertirse en un obstáculo insalvable para el PAN, erosionando la poquísima credibilidad que aún le quedaba.
Por otro lado, el daño colateral ha alcanzado particularmente a la candidata del FAM, Xóchitl Gálvez, cuya imagen se está viendo empañada por la falta de discernimiento y los problemas cognitivos de Marko, pues las implicaciones a largo plazo podrían traducirse en una pérdida de apoyo y confianza en el partido, desinflando aún más la campaña de Gálvez y afectando su posición en el tablero político debilitando sus perspectivas en futuras elecciones.
Otra teoría que podría explicar la conducta de Marko Cortés y que nadie está viendo, es que en realidad esta sea solo una tontería en apariencia, con el único fin de realizar una jugada maestra para devolverle relevancia mediática al PAN. Quizá, en un acto que muchos han catalogado como desatinado, podría haber estado calculando una estrategia audaz para revitalizar la imagen de su partido basándose en la creencia de que no hay mala publicidad. Esto podría haber guiado su enfoque, al entender éste que su partido estaba completamente fuera de la mira pública y necesitaba una dosis de notoriedad, incluso si esta venía en forma de críticas y escándalos.
Este genio incomprendido podría haber considerado que el riesgo de ser malinterpretado y criticado era un precio pequeño a pagar por la oportunidad de poner al PAN nuevamente en el centro del escenario político. La jugada maestra de Cortés podría ser la de un estratega astuto, decidido a cambiar las reglas del juego y a recordarnos que, a veces, la política es un escenario donde la genialidad y la estupidez se entrelazan de maneras inesperadas. Sin duda, este enfoque poco convencional deja a todos con la incógnita de si estamos ante un líder incomprendido o un visionario con un plan maestro aún por desvelar.
Sin embargo, la teoría de que Marko Cortés es un estratega maestro parece desvanecerse más rápido que un helado en plena canícula. Ante la abrumadora evidencia de sus desubicadas acciones y sus decisiones que siguen la lógica de un arquero en un concurso de tiro con los ojos vendados, muchos críticos sugieren que estamos ante un líder que, en lugar de ejecutar movimientos ingeniosos, parece estar participando en una maratón de torpezas, ya que son sus insólitas decisiones lo que nos llevan a preguntarnos si su falta de juicio es una táctica maestra o simplemente la forma más pura de negligencia.
Esta visión menos indulgente nos insta a considerar que la aparente estupidez de Marko Cortés es simplemente su manera peculiar de iluminar el escenario político con destellos de incapacidad. La noción de que 'no hay mala publicidad' podría ser la excusa más creativa de la historia, aunque no estamos seguros de que Marko haya pensado en ella. En realidad, podríamos estar tratando con un líder que, en su desesperación por volver a colocar a su partido en el mapa, ha optado por tácticas tan torpes que hacen que sus estrategias parezca la trama de una comedia mal escrita
En última instancia, la línea entre la genialidad incomprendida y la más aguda torpeza se desdibuja en el caso de Marko, pues parece inclinarse más hacia la segunda opción, ya que en su papel como presidente de Acción Nacional ha convertido su administración en una tragicomedia de errores políticos que nos da un recordatorio humorístico de por qué es esencial no confundir el escenario político con el circo, pues a medida que nos acercamos a las elecciones, queda por verse si el legado de Marko será el de un estratega malinterpretado o simplemente el de un líder sin criterio ni escrúpulos, que subestimó las consecuencias de sus propias acciones.