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  • 14 Nov 2023
  • 10:11
  • SPR Informa 6 min

Marcelo se queda en Morena: En búsqueda de redención política

Marcelo se queda en Morena: En búsqueda de redención política

Por Erick Calderón .

Tras la conclusión del proceso interno de selección de Morena, que resultó en la elección de Claudia Sheinbaum como líder de los comités de defensa de la Cuarta Transformación, la conducta de Marcelo Ebrard se convirtió en uno de los temas más recurrentes en la opinión pública. Su prolongada postura confrontativa sorprendió a muchos, insinuando un inminente rompimiento con el partido al expresar repetidamente su desacuerdo con el resultado final de la encuesta.

En ese sentido, Ebrard no sólo cuestionó el desenlace, sino que desacreditó el trabajo de encuestadoras, funcionarios y compañeros de partido. Esta actitud generó una ola de tensiones que impactó profundamente el ambiente interno de Morena, desencadenando fuertes desencuentros entre sus seguidores y otros miembros del partido.

Asimismo, la comentocracia, ávida de escándalo, no escatimó en presionar a Marcelo Ebrard para alentar una ruptura definitiva con el partido con el fin de obtener ventajas políticas. Su objetivo era claro: desestabilizar y debilitar a Morena lo más posible. Estos analistas mediáticos también aventuraron distintos destinos para Ebrard, como Movimiento Ciudadano, considerándolo una salida aparentemente natural para el ex-canciller, dado que ya había sostenido conversaciones con dicho partido. Además, promovieron la idea de su posible participación en el Frente Amplio o incluso una candidatura independiente. Sin embargo, es curioso que, en la mayoría de estos análisis, pasaron por alto la opción más probable: la reconciliación.

Durante semanas, la narrativa predominante, impulsada por diversos medios, se centró en escenarios de ruptura y alejamiento, dejando como última opción o ignorando intencionalmente la posibilidad de una reconciliación interna. Por otro lado, esta falta de consideración del escenario que hoy está en los hechos plantea la pregunta crucial: ¿Fue la habilidad de Marcelo Ebrard para negociar y adaptarse a las circunstancias lo que lo llevó a quedarse, o sencillamente reconsideró al ver que había subestimado su fuerza política dentro y fuera del partido?

No obstante, lo cierto es que Marcelo Ebrard ha decidido permanecer en Morena, y esta decisión es, en última instancia, beneficiosa para el partido. La reconciliación, puede ofrecer una oportunidad para sanar las divisiones internas y fortalecer la cohesión de Morena, lo que podría ser crucial en el futuro político de México de cara a la elección presidencial del 2024. En ese sentido, la capacidad de Ebrard para forjar un camino de colaboración y unidad dentro del partido será un recurso esencial que podría ser muy valioso para Morena en los próximos procesos electorales donde busca mantenerse como la fuerza dominante en la política mexicana.

La reconciliación, a su vez, representa el camino más saludable para el movimiento, donde un proceso para suavizar las tensiones y recomponer la cohesión interna será crucial. Sin embargo, la verdadera preocupación debería residir en la oposición, en especial en el caso del Frente Amplio por México ya que Morena se posiciona estratégicamente en el tablero político con todas sus fichas en su lugar, y el hecho de que Movimiento Ciudadano actúe de forma independiente representa un desafío considerable para la alianza conformada por PRI, PAN y PRD, la cual enfrenta dificultades crecientes y una posibilidad cada vez más lejana de remontar.

Por otra parte, es necesario mencionar que quizás el mayor error de Marcelo fue desligarse del proceso interno que en su momento había aceptado, enfatizando constantemente que fue objeto de fraude. Esta postura, sin duda, complicó cualquier decisión que pudiera tomar posteriormente; abandonar el partido lo habría etiquetado como un traidor al proyecto de la Cuarta Transformación. No obstante, su decisión de permanecer lo ha hecho ver débil y caprichoso, lo que conlleva la posibilidad de generar un ambiente permanentemente tenso, que a largo plazo podría disminuir aún más su influencia y posición dentro del partido.

Esta polarización generada por la controversia en torno al proceso interno y las acusaciones de fraude han limitado las opciones de Ebrard. Cualquier paso que dé podría ser interpretado de manera negativa, lo que afectaría su imagen y su influencia política. Su desafío ahora radica en encontrar un equilibrio entre la defensa de sus convicciones y la preservación de su estatus dentro de Morena, una tarea delicada que requerirá muchas habilidades de negociación y reconciliación.

Sin embargo, también vale la pena hacerle justicia al trabajo de Marcelo, quien durante su mandato como canciller se destacó por su enfoque meticuloso y efectivo, logrando avances significativos que impactaron positivamente en la economía, la diplomacia y las relaciones internacionales de México. Su estilo estratégico no solo contribuyó a fortalecer la economía nacional, sino que también desempeñó un papel crucial en garantizar un acceso oportuno a las vacunas, asegurando un suministro adecuado para el país en momentos críticos.

Ebrard también lideró esfuerzos para mejorar la relación bilateral con potencias como Estados Unidos, fomentando el diálogo y la cooperación en temas de interés común. Más allá de eso, su enfoque diplomático permitió también ampliar alianzas comerciales y políticas con otros países, consolidando la posición de México en el ámbito internacional.

Este enfoque metódico y orientado a resultados de Ebrard es una cualidad distintiva en un panorama político donde la eficiencia y la efectividad no siempre son tan comunes. Su perfil multidisciplinario está marcado por su capacidad para lograr resultados tangibles, lo que puede ser un activo invaluable en Morena, ofreciendo una perspectiva de liderazgo que busca alcanzar objetivos concretos en un entorno político que demanda eficacia y visión estratégica para enfrentar los desafíos del país.

Sin embargo, para recuperar su influencia y relevancia en la política mexicana, Marcelo Ebrard debe reconsiderar su enfoque y su manera de hacer política. La polarización generada por su controvertido comportamiento durante el proceso interno ha limitado sus opciones y ha generado una mala imagen en general. Para volver a ser relevante en un futuro, el ex-canciller deberá hacer un esfuerzo en reformular su entendimiento de lo que verdaderamente es la cuarta transformación, la cual se trata básicamente de rediseñar la manera de hacer política en México, fuera del influyentismo, el dedazo, las amenazas y la coerción facciosa. Estos cambios pueden ser esenciales para reconciliarse con el partido y la visión que impulsa Morena, y también para encontrar un equilibrio entre la defensa de sus convicciones y la preservación de su hoy debilitado estatus político a través de reconectar con las bases ideológicas del morenismo.