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  • 30 May 2023
  • 00:05
  • SPR Informa 6 min

La sucesión presidencial del 2024 en México: implicaciones y perspectivas

La sucesión presidencial del 2024 en México: implicaciones y perspectivas

Por Erick Calderón .

A medida que nos acercamos a la elección presidencial del 2024, se hace cada vez más evidente que estamos viviendo un momento crucial para nuestro país, ya que el escenario político ha adquirido una complejidad creciente que ha despertado un notable interés y tensión en torno a este tema. El destino político de nuestra nación se encuentra en suspenso y envuelto en incertidumbre, especialmente en lo que respecta a la elección de candidatos, lo que augura una sucesión presidencial que se desmarca en cierta medida de elecciones pasadas. En este contexto, resulta fundamental explorar los diversos factores y dinámicas que han moldeado este panorama político y analizar las posibles implicaciones que esta sucesión presidencial podría tener para el futuro de México.

La raíz de este escenario poco común en la historia de nuestro país tiene un antecedente concreto, que puede explicarse en gran medida por los resultados de la elección presidencial del pasado 2018, donde AMLO ganó de manera contundente con un apoyo electoral del 53%; porcentaje que se tradujo en más de 30 millones de votos, que lo convirtieron en el candidato más votado de todos los tiempos. Además, su victoria representó la plena realización del lema de su campaña: se hizo historia (y se sigue haciendo).

En ese sentido, la política mexicana, actualmente debe ser entendida como un “antes y después de AMLO”, ya que su victoria sentó las bases para un cambio significativo en el panorama nacional, pues su éxito sin precedentes, ha dejado una huella profunda en la vida política del país y generado un gran interés y especulación en torno a su posible sucesor o sucesora.

Por otra parte, estos cambios han sido producto de un largo proceso de gestación y aprendizaje, ya que no quedan dudas que desde su campaña y a lo largo de su mandato, el presidente ha dejado en claro su determinación por reformular el sistema político mexicano en su totalidad. Asimismo, su enfoque ha desafiado las premisas previas utilizadas para analizar los fenómenos políticos en México, ya que ha introducido una nueva forma de hacer política que rompe de manera definitiva con el modelo neoliberal impuesto a finales de los años 80 y que fue promovido por una alianza de facto entre el PRI y el PAN.

En este contexto, la sucesión presidencial del 2024, también adquiere una relevancia especial por el hecho de que los actores políticos y los ciudadanos, se encuentran inmersos en un escenario en el que se busca dar continuidad o modificar el rumbo iniciado por AMLO, y las preguntas sobre cómo se mantendrán o cambiarán las políticas y enfoques adoptados están en el centro de la discusión, generando expectativas y debates acerca del futuro del país.

Es fundamental entender que la popularidad y altos niveles de aprobación del presidente López Obrador han consolidado una posición ventajosa para quien logre ser el candidato oficial de Morena en la sucesión presidencial, ya que, mientras no ocurra algo verdaderamente extraordinario, como la posibilidad de eventos polarizantes a nivel macro que logren dividir a la sociedad, la aparición de un candidato inviable e incompetente que desperdicie dicha ventaja, o algo así como un golpe de estado, el camino parece estar prácticamente despejado para el candidato respaldado por el partido gobernante.

Esto se refleja claramente en los niveles de aprobación del presidente, que se encuentran en niveles excepcionalmente altos. En promedio, las calificaciones de aprobación de AMLO oscilan entre el 60% y el 70%, lo cual contrasta significativamente con los presidentes anteriores. Por ejemplo, durante el final de su mandato Enrique Peña Nieto contaba con 18% de apoyo a su gestión según Mitofsky, mientras que Felipe Calderón mantuvo una aprobación relativamente estable hasta los últimos momentos de su gobierno, que fue cuando alcanzó su punto más bajo en 41% según la misma casa encuestadora.

En cambio, AMLO ha sabido mantener y cuidar la ventaja obtenida tras su victoria electoral, y también ha trabajado para transmitir ese respaldo a su sucesor. Sin embargo, es importante reconocer que es un hecho que el próximo presidente no contará con la misma fuerza y popularidad que el presidente actual y el mismo parece ser consciente de esta realidad. La capacidad para mantener la confianza y el apoyo de la población será un desafío crucial para el próximo líder del país, y esto le añade una capa adicional de complejidad a la sucesión presidencial del 2024.

Es en este contexto político en evolución en el que se está configurando el tablero en el que ya resuenan los nombres de aquellos perfiles idóneos que podrían establecer un liderazgo capaz de consolidar la continuidad de la cuarta transformación durante los próximos seis años.

Por un lado, se encuentran las ya muy conocidas "corcholatas", las cuales son todas figuras muy destacadas dentro de Morena, sin embargo, es fácil darse cuenta que estos aún no han logrado un consenso claro, ya que existen diferencias sustanciales entre los tres principales contendientes que actualmente gozan de mayor visibilidad y preferencia: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López.

Estas figuras representan distintos enfoques y trayectorias dentro del partido, lo que agrega otro elemento adicional de complejidad al proceso de selección de candidato, además de que cada uno de ellos tiene su propio estilo, respaldo y base de apoyo, por lo que es fundamental analizar cómo es que sus visiones políticas y capacidades de liderazgo pueden influir en la consolidación de la cuarta transformación y en el rumbo del país en los próximos años. La elección del candidato oficial de Morena sin duda será un factor clave en la carrera electoral y generará una gran expectativa y debate entre los ciudadanos.

En ese sentido, es relevante mencionar de manera general el perfil político e ideológico de estos aspirantes. Claudia Sheinbaum, por ejemplo, es la candidata que de acuerdo a varias encuestas, se encuentra a la cabeza de la carrera, con una ventaja de hasta 10% o más sobre el segundo lugar, el canciller Marcelo Ebrard.

Suele decirse que Claudia representa de manera más directa los ideales de la cuarta transformación, ya que su trayectoria política está ligada únicamente al obradorismo desde sus inicios, lo cual no sucede con Marcelo o Adán, quienes han tenido una larga trayectoria más allá de MORENA. Este hecho puede ser considerado como un elemento que respalda cierta idea de “pureza ideológica” en relación a la cuarta transformación, o que es ella quien mejor expresa la identidad de la izquierda morenista. No obstante, ha dado la impresión que se ha debilitado su capital político en la CDMX por los resultados obtenidos en las elecciones intermedias del 2021.

En contraste, Marcelo Ebrard se percibe como un candidato más sobrio en ese sentido (el ideológico), por lo que su misma naturaleza le ha hecho dirigirse a un sector más moderado de la población, lo que lo ha convertido en un candidato atractivo incluso para aquellos fuera de su partido y algunos opositores.

No obstante, es importante señalar que la mayor parte de la base militante de MORENA parece identificarse más con un discurso de izquierda, mientras que a Marcelo a veces se le percibe más hacia el "centro". Asimismo, también es relevante mencionar que Marcelo tiene el antecedente de haber dado continuidad e incluso ampliado las políticas públicas del presidente, sin embargo, también carga con el hecho de haber cometido un mal cálculo al haber impulsado a Miguel Ángel Mancera, quien finalmente terminó pactando con la oposición.

Por otro lado, Adán Augusto ha experimentado un notable crecimiento y se ha convertido en una opción seria para aquellos que aún no se deciden por ningún candidato. Su desempeño al liderar las mañaneras en ausencia del presidente, su extensa trayectoria y trabajo legislativo, así como su actuación como secretario de gobernación, le han brindado una destacada proyección entre una gran parte de la población. Como resultado, ha logrado posicionarse en la mayoría de los casos en el tercer lugar, acercándose cada vez más a los punteros en las encuestas. Sin embargo, su principal desventaja radica en que ha comenzado a figurar como uno de los favoritos muy recientemente, en contraste con Claudia y Marcelo, quienes han sido vistos como los sucesores más probables desde hace varios años.

Este panorama comenzará a aclararse en gran medida una vez concluyan las elecciones en Coahuila y el Estado de México. En Coahuila, pareciera que todavía está en disputa la continuidad o el cambio, especialmente después de que el PVEM decidiera apoyar al candidato de Morena, Guadiana, mientras que el PT optó por presentar su propio candidato, a pesar de sus alianzas históricas. Esta situación podría llevar a un rompimiento definitivo con el PT en el 2024, ya que el partido ha sido revitalizado por las alianzas con MORENA, empero es poco probable que se consolide o sobreviva a largo plazo si no reformula su postura.

En el caso del Estado de México, todo apunta a que el PRI, que ha estado en el poder durante casi 100 años, finalmente perderá las elecciones. Esta situación representa un cambio significativo en la dinámica política de la entidad ya que seguramente tendrá implicaciones en el panorama electoral nacional, por lo que es importante destacar que estas elecciones regionales proporcionarán información valiosa para comprender las tendencias políticas y las preferencias del electorado de cara a la sucesión presidencial en el 2024, pues los resultados también influirán en la configuración de las alianzas políticas o podrían marcar el inicio de nuevos escenarios y coaliciones en la búsqueda por consolidar la cuarta transformación o cambiar el rumbo político del país.

Sin embargo, y a pesar de que los proyectos de oposición no parecen tener oportunidad real de cara al 2024, también es importante destacar que la política es volátil y que pueden surgir situaciones inesperadas que alteren el panorama electoral, ya que algunos factores como: la participación ciudadana, las propuestas de los demás partidos políticos o los movimientos sociales, también pueden tener un impacto significativo en el desarrollo de la sucesión, pues estos elementos añaden dinamismo a la contienda, generando una mayor atención y especulación sobre los posibles resultados para el futuro de México.