Los resultados de la elección del pasado domingo dejaron sin duda a muchos perdedores, desde luego Xóchitl, Alito, Marko, el PRD, Claudio, Samuel, Monreal y un largo etc. No obstante, hubo un sector que quedó moralmente en la lona: los intelectuales opositores.
Acostumbrados al apapacho que durante años les dio el PRIAN, y que los mantenía distantes de la crítica al poder, este sexenio, cuando vieron cortados de tajo sus privilegios mutaron; se convirtieron en críticos de cualquier cosa que proviniera de la cuarta transformación.
Pero debido a su desconexión con el pueblo y acostumbrados a vivir en una burbuja, se dejaron llevar más por su odio y fobias que por la realidad. Habituados a mirar al pueblo de arriba hacia abajo, se creyeron con la potestad de decirle a todos aquellos que no pensaban como ellos que estaban equivocados que eran unos “burros” y unos ignorantes
De esta manera cuando llegó el proceso electoral, los paladines de la verdad, y el análisis pronosticaron una elección cerrada, una elección en la que Xóchitl tenía posibilidades, pero por más mentiras que digas, la realidad siempre o casi siempre se impone. El avasallador triunfo de Morena en las urnas, mostró que ni todas sus mentiras, ni todo su aparato mediático pudieron engañar al pueblo. Su soberbia los dejó ciegos.
Quedó demostrado que no entienden a su país, no quieren entenderlo o venden sus plumas al mejor postor. cualquiera de los tres escenarios nos debe llevar a preguntarnos si esta es la intelectualidad que queremos y que merecemos como país. Hoy México se encamina al segundo piso de una transformación de conciencias en el que ojalá pronto el análisis político, esté a la altura del pueblo.