SPR Informa || Bad Bunny y Memo Ochoa ¿reivindicando el papel del estado?

Bad Bunny y Memo Ochoa ¿reivindicando el papel del estado?

Por Diana Valenzuela Gutiérrez

Dos eventos indignaron sobremanera a la población mexicana estas últimas semanas: uno fue la salida de México en el mundial, después de haber anotado 4 goles y no calificar; y el otro fue el desmedido fraude que se dio durante los dos días de concierto del cantante Bad Bunny a quienes de una u otra forma adquirieron boletos de forma legal para ver a este personaje y, aun así, no pudieron entrar al Estadio Azteca.

Y fue indignante porque en estos dos eventos, las personas que deciden asistir invierten tiempo, dinero, crédito e ilusiones. Pero estas no parecen tener ninguna importancia para quienes hacen del entretenimiento un negocio millonario.

La regulación de la iniciativa privada por parte del estado, se señala constantemente como un ataque a la libertad económica, como una desdeñosa estrategia para hacer de México un país socialista o comunista, como Cuba o Venezuela, dicen.

Sin embargo, la historia nos señala una y otra vez la urgente necesidad por que los empresarios, los dueños de los medios de producción o los capitalistas, vayan abandonando sus privilegios y su tiranía sobre las clases más desfavorecidas, quienes utilizan el espectáculo, la música y el fútbol para alejarse del letargo social que implica ganar el salario mínimo, o para quienes trabajan 8 horas y aun así no les retribuyen ni 5 días de descanso.

A pesar de que el mundial y el concierto de Bad Bunny paralizaron a este país durante semanas, no lograron su objetivo: ni la selección mexicana obtuvo un pase para los cuartos de final, ni todos los fans pudieron escuchar el álbum del cantante más escuchado de la historia. Y la culpa ¿de quién es? De este sistema que sigue sostenido por la base piramidal más pobre de la sociedad. De quienes, a pesar de cobrar miles de pesos, en las letras pequeñas te obligan a aceptar sus condiciones en pro de la libertad, de elegir, de decidir, de esa falsa premisa.

El fútbol ha monopolizado el deporte nacional, Ticketmaster ha monopolizado el sistema de boletaje mundial y, aun así, con todo este fraude documentado, hay quienes seguramente defenderán su existencia en razón del libre mercado. Aun así, siguen habilitadas todas sus plataformas para continuar comprando, consumiendo, aun así, habrá un 2023 donde veamos a Guillermo Ochoa anunciar algún producto que haga parecer más atractivos a los hombres, más fuertes o (irónicamente) ganadores. Aun así, Ticketmaster reembolsará y se embolsará algunos millones más el próximo año, pero, ¿qué estamos esperando para acabar con este sistema que ha fallado una y otra vez?

¿Dejaremos que nos quiten el pan de la boca? Esperemos ese no sea nuestro límite.