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  • 24 Jun 2023
  • 17:06
  • SPR Informa 6 min

La transición ideal, la historia de Santi

La vida, la vida debería ser amarilla, amar y ya. 

No todas las personas trans tienen una historia tan bonita que contar como Santi, un joven trans que hace un par de años era ella. El sexo asignado al nacer de Santi fue contrario a lo que su corazón le dictaba.

A Santi le gusta dibujar, tiene novio, tiene un perro, va a la prepa, quiere repetir el examen de admisión y quedarse esta vez en la UNAM, tiene una madre que lo ama, una familia que lo apoya y muchos sueños de ayudar.

Al igual que el 62.4%* de la comunidad LGBT+, Santi siempre supo sobre su orientación sexual, por eso cuando Santi cumplió 13 años, se acercó con su mamá para confesarle que no se acostumbraba a ser él.

*En 2021 se llevó a cabo la Encuesta Nacional sobre Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG) del INEGI, la cual reveló que el 62.4% siempre supo sobre su orientación sexual o se dio cuenta antes de los 7 años.

“La verdad, nunca me sentí agusto, como que sentía que no pertenecía a mí, y por los estereotipos que me ponían, pues como que en una parte de una etapa de mi vida me sentí como raro”, relató Santi. 

 

“No le gustaba las muñecas, no le gustaba vestir como de niña, sí nos dábamos cuenta de eso, pero creíamos que era algo que iba a pasar, nunca creímos que fuera como una tendencia, sino era algo pasajero”, contó Hilda Medina, tía de Santi. 

“Él no jugaba con niñas, inclusive, todos sus compañeros de la escuela con los que jugaba eran niños y él siempre se mostró, pues un varoncito, aún cuando nosotros de alguna manera siempre quisimos verlo como un una niña, pero cuando me decidí hablar con él es porque yo notaba algo extraño, como que notaba una cierta ansiedad. Él quería decir algo, pero no se atrevía. Entonces pudimos platicar, él se pudo abrir y la verdad es que para mí al principio fue un impacto saberlo, pero nada que no pudiera asimilar, porque tuve esa fortaleza de poder ver a mi hijo cómo es realmente, poderlo aceptar y de ahí empezarme a preocupar, pero no por el qué dirán ni por cosas de la sociedad, no, sino por empoderarme, para poder darle las herramientas que fueran necesarias y poderlo sacar adelante”, dijo Juana Rodríguez, mamá de Santi.  

 

“Y pues llegó un día (mi mamá) a mi cuarto y me dijo qué pasó, cómo te sientes, y llegamos a la conclusión de que, yo era trans, que siempre me había visto como lo que soy, un chico. Y la verdad sentí muy bonito, porque ese mismo día, yo le dije con mucha pena, mi nombre, porque ni siquiera se lo pude decir cara a cara. Se lo tuve que decir en un mensaje. Ahí me daba mucha pena decirle que me llamaba Santiago y me mandó un mensaje por whatsapp antes de dormirse y me dijo, ‘estoy muy feliz de conocer a mi nuevo hijo Santiago, está muy guapo’, y pues sentí mucho cariño, de verdad. Yo quiero muchísimo a mi mamá, siempre me ha apoyado en todo”, declaró Santi en entrevista para SPRInforma. 

Casi al mismo tiempo que Santi iniciaba su proceso de transición, La Unidad de Salud Integral para Personas Trans en la Ciudad de México abrió sus puertas, para Juana, mamá de Santi, fue como si la clínica hubiera abierto especialmente para recibir a su hijo y acudió en la misma semana de apertura. 

“Yo no conocía del tema y nunca había escuchado hablar de un lugar donde personas trans o personas de la comunidad se acercaran. Para mí sí fue frustrante al principio porque llevaba horas en Internet, intentando buscar un lugar, intentando buscar algún doctor, alguna institución y afortunadamente el día que yo me decidí puse en el en el internet ‘clínicas trans o clínicas de personas trans’ y afortunadamente me apareció. Era muy nueva porque el día que yo fui a pedir información fue un viernes y el lunes de esa semana acababan de inaugurar las instalaciones, realmente fue una bendición poderlos encontrar y que aparte me quedaron tan cerca de mi domicilio y que me empezaron a brindar toda la atención, toda la orientación. Yo fui a hablar sola con ellos primero, porque no quería que Santi se llevara una decepción, si no iba a poder ser atendido ahí, porque pues yo estaba buscando ayudarlo de todas las maneras posibles, entonces di con el lugar. No había número telefónico, entonces fui directamente y desde que llegué la verdad es que me recibieron con el amor, con el cariño y con atención con el que te deberían de atender en todos lados”, detalló Juana. 

“El que sepan, aunque yo no conozca los términos, la gente sí los conoce, así me pueden ayudar a conocer más, a desenvolverme más y pues sí, se siente mucha confianza aquí”, expresó Santi.  

Quizá el pilar de la bonita historia de Santi, sea Juana, su mamá, quien a pesar de no estar familiarizada con el tema, ha investigado para apoyar a su hijo en todo momento. 

“Un día hicimos una comida familiar y pues mi mamá dijo tal persona ya no es, ahora es Santiago, ahora es un chico, siempre ha sido un chico, pero ahora lo pude verbalizar y pues fue muy bonito también. Mi familia chiquita, estábamos ahí y recuerdo que cada persona me está dando sus palabras ‘te apoyamos’.

Algo que me dijo mi abuelo, y que de verdad sí quiero mucho, es que con que esté bien con la familia, no tiene que importar lo demás, o sea, tienes el principal apoyo, que es el de la familia y pues arrasa con todo, sé todo lo que tú quieras ser. Eres un chico y así te vamos a tratar y pues desde ahí me empezaron a llamar por Santiago. A mis abuelos, les costó un poco, pero nunca se negaron a saber nuevas cosas, a tratarme como Santiago y ahorita ya toda mi familia me llama Santiago. La familia un poco más lejana también me ha apoyado, no he pasado por ninguna circunstancia de que no me apoyan siempre ha sido, pues el apoyo absoluto”, aseguró Santi.

Ser madre o padre de una hija, hijo o hije trans no es cosa fácil, también las familias sufren discriminación, acoso y señalamientos de la sociedad. No entienden que el apoyo de una madre es el principio del arcoiris.

 

“Cuando tú dices que tienes un una infancia o una adolescencia trans, el papá es el que a veces es señalado, juzgado, porque se piensa que a lo mejor tú lo estás transformando, porque tú querías una niña o querías un niño, pero en realidad lo que estamos haciendo los padres que apoyamos a las infancias y a las adolescencias trans, es tratar de llevar una crianza respetuosa donde estamos escuchando a nuestros hijos, donde nuestros hijos pueden hablar con nosotros de los temas que ellos quieran sin ser juzgados, sin ser señalados y llevando un proceso de transición, desde la familia, desde el amory, desde la comprensión, y no tienen que esperar a ser adultos para poder hablar. Ahora que que las infancias y las adolescencias están teniendo esa apertura pues tenemos que apoyarla, apoyar a nuestros hijos y apoyar a otras infancias dando la información a los padres, brindándole apoyo a los adolescentes”, explicó Juana. 

Seamos esos, los personajes en la historia que ayudan a que el desenlace sea diferente al que tiene la mayoría de los protagonistas trans.

“Mi transición social empezó en la secundaria y fue cuando empezó la pandemia. Cuando empezamos presencial, al principio, obviamente yo era muy tímido, y pues quería que la gente fuera adivina, yo quería que me trataran como Santiago, pero yo no dije nada, así que, les comenté a mis amistades que me gustaba que me trataron como Santiago, y se empezó a correr el rumor y ya todos me empezaron a tratar de Santiago, pero algunos maestros, maestras, no sabían del tema y les tuve que dar una breve explicación. Mi mamá fue a hablar con la con la directora porque yo quería que me trataran como Santiago pero sin el cambio legal creo que no se puede, entonces me trataron por mis apellidos, hasta que pude tener mi cambio legal”, recordó Santi. 

 

“Era preguntarle algo y no contestaba o contestaba a medias y cuando empezó a venir a la clínica y empecé a ver su proceso, y ya es como el soltarse más, el hablar más incluso con personas extrañas, se suelta más. Sí ha sido un cambio total, radical a lo que era”, nos contó la tía de Santi, Hilda. 

Trece de 32 estados en México han aprobado la Ley de Identidad de Género, aunque solo a mayores de 18 años. Las reformas de Jalisco y Oaxaca son las únicas que incluyen a los y las menores de edad, quienes pueden acceder a cambiar su identidad de género y nombre en su acta de nacimiento.

“En la USIPT nos dieron las instrucciones de qué teníamos que hacer. A nosotros nos tocó viajar a Jalisco porque aquí en la Ciudad de México no existe (ese trámite). Viviendo en el Estado de México tuvimos que viajar a Jalisco y la verdad es que fue una experiencia muy agradable, la gente de allá nos trató muy bien, nos recibieron como si estuviéramos en casa, cabe señalar que la gente que trabaja en el Registro Civil forma parte de la comunidad, entonces ahí está ese apapacho, no hacia otras personas que somos aliadas. Previamente yo, una semana antes, envié todos los datos de Santi y él se volvió legal a los seis meses de que se de que se identificó como chico trans. Yo traté de hacer todo lo más rápido posible para que él no tenga problemas escolares, que se le reconozca con su nombre legal y como iba a cambia de secundaria a preparatoria. Pues esa era mi urgencia principal. 

 

Tomamos el autobús un jueves a las 12 de la noche y llegamos a Jalisco a las 7 de la mañana, nos hicieron el trámite como en 23 horas y regresamos el mismo viernes. Llegamos aquí a México como a las 12 de la noche. Fue una experiencia padre, porque conocimos a más personas, pudimos hacer un viaje, pero todo se resolvió y Santi es legalmente Santiago Medina Rodríguez”, rememoró la mamá de Santi. 

En la Unidad de Salud Integral para Personas, el primer paso para Santi fue pasar al área psicológica, no porque se dudará de su sentir, sino para explicarle los cambios que estaban por venir. 

 

“Yo llevo un año en testosterona, de hecho mañana lo cumplo. El empezar con la testosterona para mí fue bastante sencillo a mi parecer. Fueron primero los estudios de sangre, unos ultrasonidos de la mama. También unos ultrasonidos en general… A mí sí me daban miedo las agujas, cuando me sacaron sangre sí me dio miedo, pero estaba más emocionado porque yo quería ir avanzando más y más y fue algo que cambió mi vida. Mucha gente me decía que al empezar con testosterona iba a tener cambios muy drásticos de emociones, que te vuelven bipolar, pero en mi caso, no. Fue muy tranquilo, la verdad hasta me sentí mucho más feliz, con mucha más energía, le empecé a echar más ganas a la escuela, o sea, todo todo fue muy bonito, los cambios físicos también como que espantan al principio”, relató Santi. 

México aún es un país sumamente machista, por eso, en la Unidad de Salud Integral para Personas Trans también le dan acompañamiento psicológico a toda la familia. 

Cuando Santi acudió a la Unidad de Salud Integral para Personas Trans, no era la primera vez que pedía ayuda, antes había acudido al Seguro Social, pero lamentablemente su experiencia no fue buena.

“En esa búsqueda de querer encontrar una solución para poder auxiliar a Santi, me dirigí con mi médico familiar a la clínica 33 que es la que me corresponde y hablé con el doctor. Él tenía más información que yo y me dijo ‘te estás refiriendo a una persona trans’, él sí tenía la información y sí tenía ganas de ayudarme, pero cuando él me derivó a otras áreas me envió con a La Raza y cuando llegué con mi hijo y le planteé la situación a la psicóloga me dijo, deme cinco minutos con su hijo, sálgase, por favor. Entonces yo me salí y apenas estaba acomodándome en la silla cuando su asistente salió y me dijo pase, por favor, cuando yo volví a entrar encontré a Santi emocionalmente destruido, lloraba y yo no sabía por qué. La doctora simplemente me dijo ‘lo que usted y su hijo necesitan, es hablar’. Todo el tiempo se estuvo refiriendo con pronombres femeninos y siento que eso todavía pues era más doloroso para Santi. Para nosotros fue bien complicado porque pues ella solamente nos dijo ‘ustedes vayan y platiquen’, pero cómo, por eso me estoy acercando a ella, para que como especialista, me diga de qué o cómo tengo que hablar con mi hijo. No recibimos ese apoyo, mi hijo salió de ahí llorando, no pronunciamos ni una palabra ninguno de los dos hasta que salimos de las instalaciones, solamente lo abracé y le dije ‘hijo, nunca más te voy a volver a traer este lugar, ten por seguro que nunca más vamos a volver aquí, yo no sé, porque no conozco mucho del tema, yo no sé cómo, pero te voy a ayudar y a este lugar no te vuelvo a traer”, contó entre lágrimas, Juana. 

Santi quiere ser psicólogo y activista cuando sea grande, él quisiera ayudar a otros chicos, chicas, chiques que necesiten apoyo.

“Me gustaría muchísimo ayudar a las personas trans y pues es como un regalo caído del cielo esta unidad, me ha ayudado muchísimo. Yo me siento muy feliz por todo esto que me han ayudado con la salud mental, porque al principio sí llegué muy tímido, muy cerrado, ya no le quería echar ganas a nada y mi psicóloga Dani, me ha ayudado muchísimo. Me ayudó mucho a ser más abierto, más confiado de mí mismo, es un apoyo que de verdad agradezco muchísimo y sí siento muy bonito. Les tengo mucho cariño”, dijo Santi. 

La mamá de Santi, sus amigos, los maestros, su familia, los abuelos, todos aquellos quienes no juzgaron, también juegan un papel protagónico en este cuento con desarrollo feliz. 

“Santi ha estado cobijado por una fuerza protectora de alguna manera que lo ha acompañado poco a poco en ese proceso. En realidad, Santi es un caso excepcional porque no nada más yo que soy su mamá lo he lo he ayudado en todo, sino la familia, los vecinos, la sociedad, en general en la escuela, se le ha reconocido, las maestras desde el principio le dijeron ‘entra al baño que tú quieras, al de niños, al de niñas y si aún así te sientes incómodo, puedes entrar al de profesores’. Él siempre ha tenido esa opción de sentirse a gusto y es un privilegio que lo traten así, y me encantaría que más niños y más niñas de la comunidad fueran tratados de esa manera”, narró Juana.

“Deseo que en un futuro dejemos de ver el apoyo familiar y el apoyo social como un privilegio. No me gusta que se vea como un privilegio, yo me siento privilegiado, pero a la vez me choca que lo veamos como un privilegio porque solo ciertas personas podemos tener este apoyo, que solo ciertas personas puedan disfrutar de quién eres o puedan decir quienes son libremente.”

Con tal de apoyar a su hijo, Juana incluso aprendió a hacer “bianders”, una tela para comprimir el pecho y dar la apariencia de un pectoral plano. Hoy, Juana ya no solo ayuda a Santi sino a muchos miembros de la comunidad. 

“Él todavía sin consultarme a mí, compró un binder tan justo que él sentía que se desmayaba cuando se lo intentaba poner. Después ya con mi ayuda súper experta, compramos otro y no le quedó, este le quedó muy grande. Entonces, pues no le servía nada, y yo con conocimientos básicos de costura de alguna forma, mi amor, por él mis ganas de quererlo ayudar, pues me llevaron a estudiar patronaje, y viendo en YouTube todo y ahí fue donde empecé a patronar para él y empecé a buscar la manera de hacer un binder que no lo lastimara, que fuera con telas apropiadas, que fueran de algodón para cuidar su piel y que aún así le proporcionará estabilidad y discreción. 

En la unidad alguna vez le preguntaron ‘oye ya usas binder’ y él dijo ‘ay, sí, mi mamá me los hace’, Y a partir de ahí nos empezaron a invitar a ferias de exposición ahí en la de emprendedores en USIPT y ahora tengo la fortuna de poder ayudar a otros chicos desde ese punto en el que les puedo hacer a bajo precio sus binders”, expresó la mamá de Santi. 

Seamos más abiertos, escuchemos, investiguemos, prestemos atención a nuestras infancias y adolescencias.

“Las infancias y las adolescencias trans existen. Ellos tienen una manera de darnos señales en las que nosotros como adultos a veces no las perseguimos, pero ahí están”,  finalizó Juana.

Ser lesbiana, gay, transexual… no es una moda, no se aprende, se siente… y es deber de todas, todos y todes respetar la orientación sexual de cualquier persona.