Trump vs Biden: Reflejos de la Decadencia Política en Estados Unidos

Se acerca rápidamente el día en que uno de los actuales candidatos a la presidencia de Estados Unidos será ungido como el líder de la nación más rica y poderosa del mundo para los próximos cuatro años, donde, a simple vista, esta elección podría parecer una más, destinada a pasar sin pena ni gloria. No obstante, el bajo nivel de debate observado recientemente por parte de quienes son las figuras de esta elección, no son más que uno de tantos síntomas de la evidente decadencia política que se vive actualmente en los Estados Unidos.

Por un lado, tenemos a Donald Trump, un orador hábil que puede hacer que un discurso plagado de falacias y mentiras parezca convincente. Por otro lado, está Joe Biden, quien, disminuido cognitivamente, a menudo pierde el hilo de la conversación, proporcionando a Trump oportunidades fáciles para anotarse puntos en cada intervención.

Todos fuimos testigos de como las acusaciones iban y venían en lo que parecía una ópera interminable y desentonada, que abarcaba desde el escándalo de Trump con una estrella porno, hasta temas cruciales como la migración, la guerra en Gaza y el conflicto en Ucrania. Un hilo de temas completamente extraño, inusual, o como dicen ellos: ‘bizarre'.

Sin embargo, no solo es preocupante el bajo nivel del debate, sino también los factores psicológicos y legales detrás de cada candidato. Trump, un narcisista con múltiples cargos legales en su contra, hará todo lo posible por regresar a la Casa Blanca. Biden, por su parte, muestra signos de deterioro cognitivo que plantean serias dudas sobre su capacidad para liderar.

Es en este contexto que quizás las preguntas que calan a mayor profundidad ante esta realidad son a partir del hecho de que si esto no es un síntoma de la decadencia del sistema político estadounidense, ¿qué es entonces? ¿Una desafortunada coincidencia? ¿Dios jugando a los dados? ¿O es producto de un sistema que puede llegar incluso a encumbrar personas no aptas para gobernar con tal de protegerse a sí mismo?

El futuro de Estados Unidos con cualquiera de estos dos candidatos parece sombrío. Si Trump gana, sus políticas divisivas y su retórica incendiaria probablemente intensificarán las tensiones tanto internas como externas. Su regreso a la Casa Blanca podría llevar a un caos geopolítico, dada su tendencia a tomar decisiones impulsivas y a menudo controversiales en asuntos internacionales. No obstante, la realidad es que Biden tampoco ha mejorado la situación global. Durante su mandato, ha perpetuado conflictos al armar a Ucrania e Israel, lo que ha contribuido a perpetuar los conflictos en estas regiones. Esto evidencia que, bajo su liderazgo, la política exterior de Estados Unidos no ha estado ni cerca de avanzar hacia la paz y la estabilidad.

La Probable Victoria de Trump y su posible impacto en la relación bilateral con México

Lo cierto es que es muy probable que Donald Trump gane la elección debido al deterioro cognitivo de Joe Biden, posiblemente exacerbado por su avanzada edad. Durante el debate y otras apariciones públicas, Biden ha mostrado signos evidentes de deterioro intelectual, lo cual fue ampliamente percibido por el público estadounidense. En contraste, Trump se mostró seguro y enérgico, a pesar de sus repetidas falsedades y declaraciones controvertidas. Esta imagen de fuerza y seguridad, aunque basada en gran parte en una retórica a menudo engañosa, resonó con muchos votantes que buscan liderazgo firme en tiempos inciertos.

El Partido Demócrata se enfrenta al dilema de exponer a su candidato para mantener la ilusión de que el presidente está en condiciones de gobernar. Esta situación plantea serias preguntas sobre la integridad del proceso electoral y la responsabilidad de los líderes políticos en la presentación de candidatos viables y capaces.

Por otra parte, si Trump gana, es muy probable que la relación bilateral con México enfrentara potencialmente desafíos significativos debido a su postura dura y a menudo despectiva hacia la migración. Trump ha demostrado una inclinación hacia políticas restrictivas y la construcción de barreras físicas en la frontera, lo cual podría tensar aún más las relaciones entre ambos países. Este escenario plantea un reto crucial para Claudia Sheinbaum, quien deberá abordar esta situación de manera estratégica y diplomática, considerando las implicaciones políticas y sociales tanto en México como en Estados Unidos.

En ese sentido el nombramiento de Marcelo Ebrard como secretario de economía sería clave en este contexto. Ebrard tiene una amplia experiencia diplomática y una buena relación con figuras políticas en ambos partidos en Estados Unidos, lo que le podría permitir negociar de manera efectiva en la renegociación del T-MEC y otros temas bilaterales. Esta preparación anticipada por parte de Claudia Sheinbaum refleja un reconocimiento del potencial escenario menos favorable que sería la reelección de Trump, preparándose así para mitigar los impactos negativos en la relación México-Estados Unidos.

En un contexto político marcado por la polarización y la incertidumbre, las elecciones estadounidenses presentan no solo una discusión sobre legitimidad y liderazgo, sino también sobre el estado de la democracia en una potencia global. La probabilidad de un cambio en la Casa Blanca en ese sentido son altas y sus implicaciones tanto internas como internacionales nos obligan a reflexionar sobre la responsabilidad de nuestras autoridades y de la sociedad civil en el bienestar colectivo. Por lo tanto, se vuelve crucial que las decisiones políticas estén a la altura de los desafíos globales y que, independientemente del resultado electoral, se protejan los intereses de todos los ciudadanos del mundo de manera responsable y justa.