¡Que inicie una nueva revolución de las mujeres!

Esta semana, la Ciudad de México se despertó con una nueva esperanza: Clara Brugada tomó protesta el cargo de Jefa de Gobierno, marcando un rumbo claro hacia el progreso y la justicia social. En un contexto donde resuenan con fuerza las luchas de mujeres y feministas, Brugada ha puesto en el centro de su gestión el feminismo popular y el compromiso con los derechos de todas y todos. El 2 de junio, muchas personas capitalinas decidieron respaldar el proyecto de la Cuarta Transformación, específicamente, el proyecto de la mujer que llenó Iztapalapa de Utopías.

Clara Brugada no sólo edificó complejos culturales y deportivos;también, levantó faros de esperanza en donde las luchas de mujeres se entrelazan con la ideología de izquierda, para alcanzar un futuro más justo e igualitario en la creación de acciones y políticas públicas para todas y todos, sin importar su sexo, género, clase u origen étnico.

En este sentido y a pesar de los avances logrados por los movimientos sociales y los gobiernos de izquierda, las barreras culturales, económicas y sociales aún son desafiantes. Las mujeres siguen enfrentando obstáculos que limitan el ejercicio pleno de sus derechos humanos. Clara Brugada ha dado un paso audaz al convocar a una “revolución de las mujeres”, un llamado a la acción que no se detendrá hasta lograr cambios profundos y significativos.

Para llevar a cabo esta revolución, es vital que se implemente un conjunto integral de estrategias políticas, jurídicas, legislativas, culturales, económicas y sociales diseñadas para beneficiar a todas las mujeres y niñas, fortalecer su autonomía de las mujeres y su derecho a vivir vidas libres de violencia. Estas acciones deben estar alineadas a las necesidades de las mujeres capitalinas, a los marcos normativos que se han impulsado, como la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia o los compromisos internacionales que hemos asumido como Estado mexicano.

Existen varias agendas pendientes por solventar, como por ejemplo la de cuidados, que además es una de las piedras angulares del proyecto de Clara Brugada. En ella se debe reconocer y valorar el trabajo que realizan miles de mujeres en el hogar y en la comunidad, ya que es crucial para transformar nuestra sociedad. Este esfuerzo no sólo visibiliza la labor de quienes sostienen el capital y el tejido familiar social de nuestra ciudad, sino que también abre las puertas a la independencia económica de las mujeres y a reconocer su dignidad y trabajo, que aunque no es remunerado, es trabajo.

Por otro lado, se debe pensar también en los derechos sexuales y reproductivos, otro pilar fundamental en esta reivindicación de las mujeres. Particularmente, en un tema que afecta jurídicamente a las mujeres y que es la penalización judicial del aborto, porque aunque en nuestra ciudad de derechos ya es legal hasta las 12 semanas del embarazo, que siga apareciendo en el código penal como un delito, sigue vulnerando la libertad de las mujeres y provocando la criminalización de la interrupción.

Un tema completamente abandonado y que ha generado revuelo en los últimos meses, es el que corresponde a las mujeres privadas de la libertad. La problemáticas que surgen de aquí, han sido retomadas por la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW) en las recomendaciones del Comité que recomienda a los estados parte a garantizar el acceso a la justicia para todas las mujeres prestando atención a quienes se encuentran en reclusión y abordar las desigualdades que enfrentan tanto en los procesos judiciales, como en la infraestructura de los centros penitenciarios. Las medidas que se tomen no solo serán actos de justicia, sino también de reconocimiento a la dignidad y a los derechos de las mujeres que históricamente han sido marginadas.

De la misma manera, debemos poner atención en las mujeres en situación de migración o refugio, ya que ellas enfrentan una doble discriminación en un sistema que las vulnera por ser mujeres y por no tener seguridad jurídica en un país que no es el de su origen. Al igual que todas, estas mujeres necesitan vigilancia y garantía de sus derechos, especialmente en un contexto donde su seguridad y bienestar son constantemente amenazados, y son estigmatizadas, tal como lo hizo Alessandra Rojo de la Vega, la actual alcaldesa de Cuauhtémoc, quién sugirió reubicar un campamento migrante fuera del área metropolitana, por su carácter de “ilegal”, acciones como esta resaltan la urgencia de abordar estas particularidades que perjudican a las mujeres y acrecientan la espiral de las violencias en donde se encuentran.

Brugada tiene la oportunidad histórica de hacer efectiva esta revolución, que no sea solo un ideal, sino que se convierta en una necesidad apremiante de construir un futuro digno y una ciudad feminista y una justicia que no signifique desconfianza en las instituciones, sino que haga florecer a todas las mujeres y niñas. ¡Que inicie la nueva evolución de las mujeres!