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  • 20 Jun 2024
  • 11:06
  • SPR Informa 6 min

¿Qué es la Inteligencia Artificial y por qué es importante saberlo?

¿Qué es la Inteligencia Artificial y por qué es importante saberlo?

Por Ernesto Ángeles .

Es probable que cuando escuches algo sobre la Inteligencia Artificial (IA) te imagines a un robot humanoide o antropomorfizado y que, sea cual sea su intención hacia la humanidad, exhibe capacidades parecidas y mejoradas a las de los humanos, especialmente en la habilidad de razonar; sin embargo, hoy en día la IA también puede llevarnos a pensar en el celular, la televisión, las bocinas o las cámaras; entonces ¿qué es exactamente la IA? ¿dónde radica? Y ¿por qué muchas veces imaginamos que el pináculo de esta tecnología es algún ser humanoide con capacidades sobrehumanas y vocación de exterminarnos, suplantarnos o cuidar de nosotros?

Para comenzar, es necesario remontarnos al origen de la palabra, la cual nació en 1956 y fue propuesta por John McCarthy en la conferencia de Dartmouth, en donde junto con Marvin Minsky, Nathaniel Rochester y Claude Shannon, propusieron la idea que cada aspecto del aprendizaje o cualquier otra característica de la inteligencia puede en principio describirse de manera tan precisa que una máquina puede ser construida para simularlo. 

Tal idea se desprende del trabajo de Alan Turing veinte años antes, en 1936, el cual propuso un modelo teórico de una computadora simple la cual, por medio del procesamiento de instrucciones de entrada, puede resolver cualquier problema algorítmico que se le presente.

Entonces, la base de la inteligencia artificial parte de la idea que cualquier problema, situación, estado o cosa no sólo se puede aprehender y representar matemáticamente, sino que también puede ser sintetizado en un código simple que parte de la idea de dos estados: encendido y apagado, o sea, el código binario. Esto incluye la inteligencia humana, la cual puede ser simulada por una computadora, por lo que, según la idea de ese tiempo, sólo era necesario un modelo de representación de la inteligencia y un dispositivo de procesamiento de información lo suficientemente poderoso. 

Conforme la ciencia avanzó más allá de un nivel teórico, se tuvo que resolver la cuestión de cómo modelar la inteligencia con los medios técnicos disponibles; sin embargo, primero había que resolver qué es: 

Algunos autores teorizaron que la inteligencia es la capacidad de resolver problemas, por lo que centraron su atención en buscar leyes generales que rigieran el proceso de resolución de problemas, tal como con el uso de símbolos y significados como en la   lógica matemática y la semántica; por otro lado, hubieron aquellos que consideraron que lo que representa la inteligencia es la capacidad de aprendizaje y memoria, por lo que su objetivo fue el desarrollar algoritmos adaptativos que se desarrollaran conforme adquirían más experiencia; asimismo, también estuvieron quienes pensaron que la inteligencia es la capacidad de adaptar el comportamiento y las acciones a los estímulos externos para la consecución de un fin determinado, por lo que el recabo de datos y su procesamiento se vuelve primordial. 

Entonces, ¿la IA es un método o técnica computacional para generar un comportamiento inteligente basado en reglas? ¿es acaso resultado de un arreglo lógico-mecánico que emula un comportamiento inteligente? ¿quizás se trata de un principio de resolución de problemas gracias al recabo y procesamiento masivo de datos? ¿o tal vez una tecnología que puede aprender y adaptarse sólo necesitando algunos parámetros iniciales?

Queda claro que no existe un consenso sobre qué es la inteligencia y cómo lograrla sintéticamente; sin embargo, es evidente que no es únicamente un programa comandado por parámetros y reglas, ya que su construcción y crecimiento masivo necesitan más que códigos y algoritmos.

La IA actualmente necesita: capacidad de cómputo, con los semiconductores como elemento básico y las granjas de servidores como la infraestructura que soporta tal tonelaje; también es necesario tener mano de obra altamente especializada, los cuales trabajen en técnicas y métodos de procesamiento y análisis; así como también se necesitan datos, infinidad de estos, los cuales no sólo deben ser almacenados y procesados, sino que también tienen que ser producidos y transportados, es ahí donde el internet es fundamental para la IA, con todas las infraestructuras que esto conlleva; igualmente están los productos finales, a los cuales se les dota de IA.

Dada su versatilidad y amplitud, la IA puede ser considerada más propiamente como un sistema tecnológico digital, el cual tiene por objetivo la producción y reproducción de (lo que sus creadores entienden por) inteligencia usando medios físico-digitales. 

No obstante, lo anterior no explica la razón por la cual la IA está destinada a abarcar casi todo ámbito y actividad humana, prometiendo hacer más eficiente y eficaz la administración de los asuntos humanos y es que, según autores como Eric Sadin, la IA puede ser comprendida mejor como un principio técnico universal, en donde no sólo se busca recabar masivamente datos para descubrir relaciones y asociaciones, sino que el objetivo es la administración de los asuntos humanos y de las personas bajo principios matemáticos de máxima racionalidad y eficiencia, siempre revestido de una aura de (supuesta) exactitud y veracidad; en palabras del autor:

“Lo que caracteriza a la IA es la extensión de una sistematización que promete aplicarse a todos los segmentos de la vida. Cada enunciado automatizado de la verdad está destinado a producir acontecimientos (…) a que se inicien acciones con fines mercantiles o utilitaristas por medio de una estimulación artificial e ininterrumpida de lo real”[1]

Conforme queda en evidencia que la IA no es sólo un producto tecnológico embebido en un dispositivo, sino un principio de orden social logrado por medios técnico-matemáticos, se revela necesario e imperativo promover una mirada crítica ante el despliegue masivo de esta tecnología en nuestra vida diaria, deseando que en algún momento esta perspectiva llegue a las personas tomadoras de decisión en diferentes órdenes, ya que los actores interesados en el ejercicio de poder en torno a la IA no descansan por expandir su mercado y hacerlo imprescindible para las personas, empresas y gobiernos. 

 

 

 

 


 

[1] Sadin, Eric. LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL O EL DESAFIO DEL SIGLO ANATOMÍA DE UN ANTIHUMANISMO RADICAL. Editorial Caja Negra, 2020