A 49 años de la última dictadura, las calles de Argentina y la Plaza de Mayo se colmaron de manifestantes y protestas. Frente a la actual deriva represiva y autoritaria del gobierno de Javier Milei, la convocatoria multitudinaria dio fe del compromiso de un amplio sector de la sociedad argentina que sigue apostando por la memoria, la verdad y la exigencia de justicia. En las calles podían leerse pancartas y carteles con las leyendas “Nunca Más” y “Ni olvido, ni perdón”.
El actual gobierno de Milei no solo busca generar efectos en la administración pública argentina con sus políticas “motosierra”, asfixiar al Estado o escenificar otra venta del país al FMI, sino que, al estilo trumpista pretende incitar una cruzada cultural, la denominada “batalla cultural”. Un ejemplo de esto es que la Casa Rosada publicó este mismo 24 de marzo un video difundido en redes sociales, donde, Agustín Laje, promotor e ideólogo libertario, donde pretende minorizar las consecuencias de la dictadura argentina (1976-1983) y el terrorismo de Estado. Para Laje los 30 mil muertos, son una farsa.
La normalización de la infamia, el desprecio de lo popular y el odio al otro, forman parte de la brújula política de diversos actores políticos en el mundo que, mediante diversos recursos, muchos de ellos tecnológicos, pretenden homogeneizar las sociedades pero que, sin duda enfrentarán resistencia y sobretodo, organización. La de este lunes fue la tercera gran manifestación que enfrenta Milei en 15 días, las anteriores motivados por los recortes a los jubilados
Eduardo Galeano aseguraba que “las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria”. En medio del infierno mileista, la memoria sigue siendo un acto de resistencia. No solo porque nos permite recordar a las víctimas y honrar su lucha, sino porque nos ayuda a entender que las violaciones a los derechos humanos no son cosa del pasado, sino amenazas latentes en cualquier sociedad. Así es que no olvidemos, que Nos siguen pegando abajo, como dice Charlie García.