Milei y el Asedio a los Medios Públicos en Argentina

Donald Trump amenazó desde diciembre de 2017 con eliminar los fondos públicos en el presupuesto de 2018 para la Corporación de Medios Públicos (CPB) que incluyen a la radio pública (NPR) y a la televisión pública (PBS), más la red de bibliotecas públicas en Estados Unidos.

Desde que en 1965 el presidente Lyndon B. Johnson creó en Estados Unidos este sistema de medios para “impulsar las artes, humanidades y actividades culturales del país”, ningún mandatario norteamericano, ni siquiera el padre del neoliberalismo Ronald Reagan, se había atrevido a eliminar el financimiamiento público a estos medios alternativos al hegemónico modelo comercial. 

Trump no logró desmantelar este sistema de medios públicos en Estados Unidos. Hasta Elmo, el famoso peluche rojo de Plaza Sésamo, protestó contra los delirios trumpianos.

En Brasil, Jair Bolsonaro buscó privatizar la Empresa Brasil de Comunicación (EBC), creada en 2007 durante el primer mandato de Lula, pero no lo consiguió.

También en Gran Bretaña, personajes como el ex primer ministro conservador Boris Johnson intentó censurar y desaparecer la mítica BBC, una de las instituciones más célebres del modelo británico de comunicación, pero no lo logró.

Antes que Boris Johnson intentara censurarla o desaparecerla, la BBC hizo periodismo. Divulgó en junio de 2022 que el subjefe de la bancada conservadora en el Parlamento británico, Chris Pincher, había manoseado a dos hombres en un club privado de Londres y se desató un escándalo sexual de al menos otros seis casos de conducta sexual inapropiada que alcanzó al primer ministro Johnson.

La BBC reveló que Johnson había sido informado de una queja formal sobre “el comportamiento inapropiado” de Pincher, mientras este trabajó en el Ministerio de Exteriores entre 2019 y 2020. “Yo debí haber actuado a partir de ella”, admitó el ex primer ministro británico en una entrevista con la propia BBC.

En otras palabras, los representantes más emblemáticos de la nueva derecha empoderada en Estados Unidos, en Gran Bretaña y en Brasil han intentado desaparecer el modelo público de medios masivos como la televisión, la radio y las agencias informativas.

La ultraderecha “rebelde” no entiende ni pretende hacerlo que el espectro radioeléctrico no es un insumo para vender, sino un bien público y que el derecho a la información es eso: un derecho, no una mercancía.

Por eso no extraña, aunque sí alarma que el “libertario” Javier Milei en franca contradicción con la esencia misma de la libertad de expresión haya propuesto entre sus primeras medidas desaparecer o privatizar a las tres instituciones principales de los medios públicos en Argentina: RTA, empresa creada en 2009 para agrupar a la Televion Pública, nacida el 17 de octubre de 1951 bajo el gobierno de Juan Domingo Perón, y Radio Nacional con 86 años de vida, que agrupa a 57 emisoras que operan con fondos públicos por todo el país; y la agencia informativa Telam.

No es la primera vez que un gobernante de derecha neoliberal intenta eliminar a medios públicos en Argentina. Así lo han expresado Rosario Lufrano, periodista que encabeza RTA, y Bernarda Llorente, directora de Telam, durante su participación reciente en la asamblea anual de la RED México, que agrupa a medios públicos estatales y federales, en Hermosillo Sonora.

Antes que Milei, el peronista de derecha Carlos Saúl Menem intentó vender en 1992 a Grupo Televisa la infraestructura de medios públicos argentinos, en especial, el Canal 7. La jueza María Elsa Uzal frenó la privatización menemista a petición de los trabajadores de la televisión pública. 

En 1998 hubo otro intento y ya en el gobierno de Néstor Kichner (2003-2007) se fortaleció a RTA y a Telam como contrapesos en la llamada “batalla cultural” contra el Grupo Clarín, el medio privado hegemónico de la derecha argentina.

La reciente andanada de Milei suena más a provocación para polarizar y para generar una protesta social que no se circunscribirá sólo a Argentina. En México, en Colombia y en Brasil se han alzado las voces de los directivos de medios públicos para recordarle al “libertario” que una medida de este tipo atenta contra la libertad de expresión, contra los derechos de las audiencias y contra el derecho a la información.

Milei y sus ataques a los medios públicos demuestra la ignorancia del papel que juegan en la democratización de un país, en el indispensable equilibrio ante medios privados dominados por el mercantilismo, la vulgaridad y la ofensa en contra de las audiencias.

El reciente pronunciamiento de las directoras de RTA, Telam y Radio Nacional subraya que “para los medios públicos, la información es un derecho y no una mercancía; un derecho que se garantiza desde sus contenidos federales, con pluralidad, diversidad e inclusión, desde todas sus plataformas, con innovación y calidad, con un profundo respeto por el interés público y la soberanía informativa y cultural. Rechazamos todo intento por querer silenciarlos. Los medios públicos son democracia”.

Desde México, el Sistema Público de Radiodifusión (SPR) que tiene bajo su responsabilidad el Canal 14, la red Altavoz Radio, la plataforma digita on demand MxPlusTV, y que coordina los esfuerzos de los medios públicos federales (Canal 11, Canal 22, IMER y Radio Educación), así como de los distintos medios estatales, universitarios y comunitarios, hemos planteado un firme rechazo al planteamiento de Milei.

Se trata, una vez más, de otro intento de la ultraderecha que a nombre de la “libertad” pretende censurar, que bajo el argumento del “mercado” busca privatizar bienes sociales y culturales; que acusa de “propagandistas” a medios públicos sin ver la viga en las pantallas de los medios privados que se volvieron sus descarados patrocinadores; que pretenden cercenar la posibilidad de quienes no tienen recursos para acceder a los servicios de tv restringida por tener acceso a contenidos gratuitos, de calidad, que dignfican a la audiencia y no la infantilizan ni la idiotizan.

La batalla por la defensa de los medios públicos argentinos es hoy una prioridad latinoamericana. Y por eso le recordamos a Milei que este intento “¡no pasará!”.

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