Migración y turismo: agenda bilateral de México y EEUU

Biden y la agenda migratoria que se abordará durante su visita a nuestro país, México, como parte de la agenda de la Cumbre de Líderes de América del Norte, deberá mantenernos alertas sobre los acuerdos y desacuerdos que permitirán (o no) lograr una mejora en las condiciones de vida de las personas migrantes de origen latino en Estados Unidos de América.

Y es que la migración, desde este lado, se percibe en muchas ocasiones como la única oportunidad de salir adelante para quienes no han tenido el privilegio de nacer en familias históricamente adineradas y que para ellas y ellos es imposible escalar dentro de las clases sociales dominantes. Habrá quienes lo cuestionen, claro, pero si miramos del otro lado, este país es la oportunidad de muchos migrantes norteamericanos y europeos para poder costear una vida de lujos y oportunidades dentro de una sociedad con profundas desigualdades.

Colonias como Polanco o Condesa han sido epicentro de una migración desmedida que sigue dando paso a actitudes racistas entre los propios mexicanos: menús en inglés en todos los restaurantes, preferencia para consumir dentro de las instalaciones, renta de vivienda incosteables para el común de las y los trabajadores y cotización de la vivienda en dólares son algunas de las consecuencias. Esta problemática ha desencadenado el descontento de quienes habitamos estos lugares, y es que pareciera que este tipo de migración está moralmente permitida, ¿por qué? Porque nos posiciona dentro de los gustos y preferencias de los otros, a quien vemos con un ligero complejo de aspiración que nos orilla a ceder espacios de convivencia y diversión.

Por todo ello, es importante señalar los cambios dentro del mismo lenguaje hacia el término migración, que se ocupa cuando hablamos de pobreza y marginación que orillan a una persona a cruzar de manera ilegal hacia EEUU, a diferencia del término turismo, que se emplea para quienes “aportan” y generan “valor” a través de su estancia en un determinado lugar, como si los trabajos de los mexicanos en EEUU no tuvieran el mismo impacto económico y de desarrollo en ese país.

Sin embargo, este fenómeno de movilidad laboral que causa la globalización y el neoliberalismo, al día de hoy sigue regenerándose, pues hace unos días se hacía referencia al turismo digital, que buscaba posicionar a la Ciudad de México dentro de los mejores destinos para trabajar mientras se viajaba. Pero esta propuesta no contemplaba a las y los jóvenes que viven en la periferia de la Ciudad, y es que es bien sabido que en algunas de las delegaciones (ahora alcaldías), empresas fantasmas crearon infraestructura sobrevalorada, para beneficio de inversionistas extranjeros, desplazando por completo a quienes apenas podían pagar rentas de más de 10 mil pesos en colonias con alto índice de desarrollo social.

Es por ello que las relaciones bilaterales con Estados Unidos de América y México, deben darse desde un marco económico que permita que la migración y el turismo se den en un marco libre de xenofobia y expresiones clasistas que desvinculan el trabajo del derecho humano al descanso y recreación.