López Obrador el maestro

Nacido en Tepetitán Macuspana, Tabasco en 1953 el hombre más poderoso  de nuestros tiempos, —digo poderoso sin referirme a algo económico, por supuesto— sino al enorme respaldo popular con l que cuenta, es un fenómeno inédito en la historia contemporánea mexicana. 

Comenzó su trayectoria en los movimientos sociales y luchó sin descanso por las causas más  nobles; coronó más de 42 años de lucha social y política por la democracia ganando la presidencia de la República en 2018 y así, con el poder Ejecutivo en sus manos impulsó una serie de reformas sumamente importantes que benefician al pueblo mexicano, devolviendo la dignidad y sobre todo la Soberanía nacional, sólo por mencionar algunas de estas reformas hablemos de las pensiones para adultos mayores elevadas a rango constitucional, asimismo las becas para juventudes y apoyos económicos para personas con discapacidad, prohibió el uso de transgénicos, regresó las playas mexicanas al patrimonio nacional liberándolas del saqueo y la privatización. Son muchos y grandiosos los logros  que obtuvo en un sexenio, todos en beneficio de las y los más necesitados.

Su invaluable activismo por las y los olvidados inició con la defensa de las comunidades chontales de su tierra natal. 

Un hombre muy humilde logró acabar con 36 años de periodo neoliberal, ha trabajado muy duro para  erradicar la corrupción y la impunidad desde las entrañas del Gobierno Federal, además, para cambiar la forma de hacer política en México. 

Recordemos que también hizo un maravilloso trabajo Jefe de Gobierno de la Ciudad de México en 2005, pienso que es el cargo que lo catapultó a la presidencia de la república, fue en ese encargo donde demostró lo capaz y honesto que es, donde implementó acciones de gobierno y políticas públicas que hicieron de la Ciudad de México —entonces D.F— una ciudad de derechos, progresista y de avanzada, la llamada Ciudad de la esperanza. 

Con el  desafuero comenzó la historia del impresionante apoyo y respaldo popular con los que cuenta, se volvió una figura indestructible, un mito. 

Ya nos había demostrado con el éxodo por la democracia la capacidad de movilización y organización que poseía. 

Cuando militó en el PRD y fue dirigente de esa organización fue la época de dignidad y gloria de ese partido, apenas se fue el licenciado y comenzó la agonía de la ya finada institución.

Está por concluir su mandato —cosa que me tiene con un nudo permanente en la garganta— todo mundo habla de lo increíbles que son sus megaproyectos emblema del sexenio como el tren maya y el corredor interoceánico, devolvió los trenes de pasajeros a la nación, el salario mínimo se incrementó como nunca y el peso mexicano pasa por su mejor momento. 

Además de todo ese crecimiento económico y mejora social, nos deja su ejemplo, el presidente del humanismo mexicano es  un gran maestro que con su legado nos regala miles de lecciones para la vida, ahora sabemos que caminar en línea recta y ser de una sola pieza te vuelve indestructible, aún frente a monstruos, mafiosos y millonarios. 

No puedo dejar de mencionar que cada mañanera es una clase magistral de temas relevantes, de historia, de ética y por supuesto de la nueva comunicación política en México, donde él es el precursor.

Gracias presidente y maestro.