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  • 16 Nov 2023
  • 10:11
  • SPR Informa 6 min

Hacia una cibersoberanía nacional: Desafíos y estrategias para México

Hacia una cibersoberanía nacional: Desafíos y estrategias para México

Por Ernesto Ángeles .

Como todos sabemos, 2024 será un año decisivo a nivel político tanto nacional como internacionalmente, esto se debe a que varios países elegirán democráticamente a las jefaturas de Estado; tal es el caso de Estados Unidos, Rusia, Indonesia,Taiwan,Venezuela, El Salvador y México. En lo que respecta a México, las preferencias electorales favorecen claramente a una fuerza política por sobre las demás,la cual es representada por el partido Morena, específicamente por la Coordinadora Nacional de la Defensa de la Cuarta Transformación, Claudia Sheinbaum Pardo.

Entre los diversos objetivos y prioridades que delinea la candidata presidencial en su futura administración, resalta la profundización del camino emprendido en la administración del actual presidente Andrés Manuel López Obrador, especialmente en las medidas encaminadas a fortalecer la soberanía nacional en diversas áreas y con un énfasis en la soberanía energética.   

Y tal como lo había anunciado desde que fue Jefa de Gobierno en la CDMX, la ahora candidata presidencial, Claudia Sheinbaum, también tiene  puesta la mirada en la soberanía científica[1]; sin embargo, llama fuertemente la atención que la tecnología (o la ciencia aplicada, tal como la denomina) pasa a un segundo término y no es mencionada directamente dentro de los objetivos del proyecto que encabeza, sino que en muchas ocasiones la tecnología es vista como un habilitador de soberanía en otras áreas, como en el sector energético.

Más allá de las razones detrás de la ausencia de una soberanía tecnológica; y para ser justos, ningún país en el mundo puede actualmente aspirar a la soberanía tecnológica en su totalidad, ni mucho menos a formar un sistema autárquico, en donde se produzca en el país todo lo que se consume en tecnología;sin embargo, existen diversas áreas que abarca la tecnología, así como también distintos grados de porosidad en un régimen soberano.

En este escenario, una de las áreas que requiere mayor atención por parte del Estado y los diferentes órdenes de gobierno es el sistema digital (su tecnología, infraestructura, funcionamiento y consecuencias); esto no sólo por la desatención regulativa que ha gozado dicho sistema a lo largo de los años, sino porque la tecnología digital es la habilitadora de otra tecnología, productos y mercados, así como ocurre con la energía y el sector energético. Además, sobra decir que la dependencia hacia la tecnología digital parece ser un fenómeno que llegó para quedarse y profundizarse, al punto que es posible que en algún momento la especie humana integre la tecnología hasta en su propio cuerpo,  fusionándose con ella en el proceso.

Por tanto, la búsqueda de la soberanía nacional no sólo debe incluir algún tipo de soberanía tecnológico-digital, sino que ésta debería ser una prioridad, sobre todo teniendo en cuenta los tiempos de adopción tecnológica y el ritmo en el cual la tecnología está siendo desarrollada y lanzada al mercado, especialmente en el caso de la inteligencia artificial.

Si se toma en cuenta lo anteriormente mencionado, saltan a la vista una serie de preguntas como ¿qué áreas debería abarcar tal búsqueda soberana y cómo podría implementarse en México? ¿qué tanto se podría implementar si se tiene en cuenta el complicado sistema de producción y propiedad intelectual de la tecnología digital y el pequeño lugar que ocupa México a nivel mundial? ¿qué tanto margen de maniobra tiene México según sus oportunidades y limitantes geopolíticas?

Para comenzar, recordemos que para Rosseau, en su obra “El Contrato social”, la soberanía puede entenderse como “la autoridad y el poder último de un Estado para ejercer control y autoridad sobre su territorio, gobierno y población, sin interferencia o subordinación a otra autoridad externa. Es la capacidad de tomar decisiones políticas y legislativas sin estar sujeto a la voluntad de otros Estados.”[2]

Sin embargo, después de la influencia que ha ejercido la globalización y el neoliberalismo en el Estado a nivel internacional, el ejercicio de la soberanía resulta ser parcial; sobre todo en aquellos países peor situados en el proceso de globalización y neoliberalismo. Pese a esto, no faltan aquellos países que intentan recuperar algo de soberanía y, más aún, extenderla a sectores emergentes como la tecnología digital, sobre todo en el caso de países con aspiraciones en el sistema internacional o en aquellos cuyos gobiernos y sociedades no están de acuerdo con la hegemonía occidental.

Es en este escenario en donde tiene la aparición del concepto de cibersoberanía, cuyo principal promotor internacional es China, la cibersoberanía puede entenderse como “ la capacidad de los Estados para ejercer control y autoridad sobre los recursos digitales y las infraestructuras de información y comunicación dentro de sus fronteras. Busca preservar la independencia tecnológica, garantizar la seguridad de la información, proteger la privacidad de los ciudadanos y fomentar el desarrollo de capacidades locales en el ciberespacio”[3] 

China ha llevado a cabo una serie de medidas para extender su soberanía en el ciberespacio, estas incluyen una serie de legislaciones estatales y locales de gran extensión, así como también el desarrollo y fomento de tecnología y empresas tecnológicas nacionales; entre otras medidas destaca el fuerte impulso a la educación, el desarrollo científico y, por supuesto, una enorme cantidad de obras e infraestructuras públicas, muchas de las cuales adoptan un paradigma digital integrado desde su planeación. Asimismo, la cibersoberanía china incluye una representación digital del aparato estatal montada en el ciberespacio, la cual es encarnada principalmente por su famoso cortafuegos, el cual sirve para monitorear la actividad social en el ciberespacio.

Esta visión del ciberespacio e internet choca directamente con la visión promovida por Estados Unidos, los cuales tienden a idealizar al ciberespacio como un “bien común global” en donde todos se benefician de éste y cuya apertura es la raíz de sus bondades: por lo que la regulación de este sistema tendría consecuencias negativas en la innovación y los beneficios de la tecnología. En esta perspectiva el Estado debe compartir la capacidad de gobernar el ciberespacio con empresas, sociedad civil y organismos internacionales. Es importante señalar que por más positivo que suene esto en teoría, en práctica significa que buena parte de los espacios internacionales están dominados por actores estadounidenses, por lo que esto asegura una extensión de la propia soberanía estadounidense en el ciberespacio de otros países.

Una tercera vía es presentada por la Unión Europea, los cuales han apostado por una perspectiva ciber-soberana intermedia entre el modelo de China y el modelo de Estados Unidos; el modelo europeo está sustentado en una mayor regulación estatal en materia tecnológica, pero sin interferir en la privacidad y actividades digitales de la población a gran escala, salvo algunas excepciones como en el caso de la infodemia o la promoción de terrorismo.

Ante este panorama surgen una serie de preguntas como ¿Es posible que México construya y fortalezca su cibersoberanía? ¿Qué se necesitaría impulsar a nivel ejecutivo, legislativo y judicial para el fomento de la cibersoberanía nacional? ¿Cuáles son los principales retos y limitantes a enfrentar en el caso de adoptar una agenda en búsqueda de la cibersoberanía? ¿Qué características tendría la cibersoberanía mexicana?

Una de las medidas más silenciosas y efectivas que pudo impulsar la administración del aún presidente, Andrés Manuel López Obrador, es el aumento de la infraestructura nacional y el fortalecimiento de las redes nacionales, ya que este es un elemento básico sobre el cual se erige el ciberespacio y toda opción nacional. Aunque la siguiente presidenta (muy probablemente Claudia Sheinbaum Pardo) deberá  no sólo profundizar la apuesta emprendida por el presidente López Obrador, sino darle forma y distintivo propio; una de estas posibilidades podría ser el salto de la provisión de infraestructura de internet hacia otras áreas del ciberespacio, en donde el Estado pueda ejercer su soberanía y aumentar su participación en pos del bien de la sociedad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

[1]https://jefaturadegobierno.cdmx.gob.mx/comunicacion/nota/propone-claudia-sheinbaum-construir-soberania-cientifica-para-impulsar-el-desarrollo-del-pais

[2]Rousseau, J. J. (1762). "The Social Contract."

[3] Brown, I. (2015). "Cybersecurity Governance: A Comparative Study." Springer.