¿Sabías que hace décadas un país latinoamericano intentó crear una especie de internet antes de internet mismo? Y no sólo eso, que tal “internet” tuvo como objetivo el manejo de enormes cantidades de datos 40 años antes que se popularizara el Big Data. Esto no es una fantasía, sino que fue un novedoso proyecto impulsado en los años setenta por un gobierno socialista en plena América Latina. Estoy hablando del proyecto Cybersyn, la apuesta de Salvador Allende en Chile para mejorar las condiciones de vida de su población y transitar hacia el socialismo por medio del la digitalización de la economía nacional y el análisis masivo de datos en tiempo real.
Seguramente habrás escuchado la mentira que las izquierdas, el socialismo y el Estado son incapaces de crear y usar la tecnología, como si sólo la innovación sólo fuera posible por la iniciativa privada y el libre mercado. Sin embargo, el desarrollo de tecnología con otros valores sociales ha estado presente en la humanidad desde hace milenios; el cual en los últimos cien años se ha caracterizado por la pugna entre el liberalismo/neoliberalismo, el socialismo y sus puntos medios, tal como el keynesianismo.
Es en este escenario en donde tuvo lugar el triunfo de Salvador Allende en 1970, un presidente de izquierda, electo por la vía democrática, que quería hacer de Chile un país socialista, pero que esperaba que el cambio se produjera de manera pacífica y que respetara las instituciones y los procesos democráticos existentes, apostando por una tercera vía entre el liberalismo y el socialismo revolucionario. Entre las principales prioridades del gobierno de Allende se encontraban trasladar la propiedad de las multinacionales extranjeras y la oligarquía chilena al Estado, redistribuir el ingreso y crear mecanismos para la participación de los trabajadores, lo que le generó una fuerte oposición de parte de las clases privilegiadas chilenas.
Y tal como habría de esperarse, Estados Unidos hizo todo lo posible para evitar que Salvador Allende llegara al poder y una vez electo, Washington se centró en sabotear al gobierno de Allende: financió partidos políticos y medios de comunicación de oposición; estableció un bloqueo financiero invisible; comandó la reducción de la ayuda internacional a Chile, apenas unos años atrás de las más altas en América; también utilizó su influencia para recortar la ayuda internacional y el crédito de los bancos privados a Chile; así como impidió que Allende renegociara la deuda nacional; además, disminuyó las exportaciones estadounidenses a Chile (con un énfasis especial en la tecnología) y, por último, fraguó el golpe de Estado que tres años después instauraría una sangrienta dictadura militar en el país.
En el poco tiempo que Allende estuvo en el gobierno, su administración se caracterizó por apostar por cambios profundos y novedosos en su país que tuvieron un impacto positivo, aunque limitado, sobre todo debido a la intervención estadounidense y su colaboración con la oposición chilena.
Por ejemplo, en el primer año del gobierno de Allende el producto interno bruto creció un 7,7 por ciento, la producción aumentó un 13,7 por ciento y los niveles de consumo aumentaron un 11,6 por ciento. A fines de 1971, el gobierno había transferido todas las principales empresas mineras y 68 de las industrias más importantes de Chile del sector privado al público.
Una vez hecha la transferencia de industrias al sector público, el gobierno de Allende se enfrentó a la cuestión: ¿cómo gestionar y administrar el creciente sector público?
La institución encargada de administrar las recién adquiridas empresas públicas en Chile, la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) tenía una respuesta, y es que su entonces Director Técnico General, Fernando Flores, creía que la solución de este problema podría residir en la naciente ciencia de la computación y los dispositivos de cómputo, especialmente en una ciencia conocida como la cibernética, la cual tiene como objeto de estudio los sistemas de control y comunicación basados en la retroalimentación.
Es por esta razón por la que Fernando Flores decidió enviarle una carta a Stafford Beer, uno de los máximos exponentes de la cibernética; en dicha carta Flores le pidió consejo a Beer sobre cómo aplicar la cibernética a la gestión de la economía chilena, así como también le comentó la disposición de su gobierno a contratarlo como consultor.
Stafford Beer llegó a Chile en noviembre de 1971,específicamente a la capital, Santiago, fue ahí donde comenzó a trabajar con un pequeño equipo creado por Fernando Flores. Al comenzar, Beer se centró en aprender sobre los problemas de gestión en las empresas públicas y comenzó a mapear sus modelos cibernéticos en el sistema económico para sugerir soluciones.
Poco tiempo después presentó una propuesta para el “Proyecto Cyberstride”, un “sistema preliminar de información y control para la economía industrial”. En este ofreció la primera articulación concreta de un sistema informático que el gobierno podría construir para abordar el problema de la gestión económica.
Cyberstride se desarrolló en la Empresa Nacional de Computación e Informática (ECOM) con serias limitaciones de por medio, como sólo contar con una computadora central disponible. Este proyecto consistía en una serie de máquinas télex o teletipo(Cybernet), las cuales estaban conectadas a una red existente de líneas telefónicas y canales de microondas, éstas transmitían datos de las industrias públicas (numéricos y de texto) en tiempo real y a largas distancia, los cuales eran evaluados por medio de un software estadístico (que luego adquiriría el nombre de Cyberstride); además, el proyecto incluía simulador económico (CHECO), el cual tenía la finalidad de simular diferentes escenarios en la planeación económica para optar por el mejor resultado.
Poco tiempo después Stafford Beer hizo modificaciones al proyecto, la primera de estas fue cambiarle el nombre a Proyecto Cybersyn, una síntesis de cibernética y sinergia, en español recibió el nombre de Sistema de Información y Control (SYNCO). Este proyecto aglutinó en sí a la red Cybernet, a Cyberstride y al simulador económico; además, Cybersyn introdujo un cuarto componente: una sala de operaciones, la cual tenía por objetivo promover la agencia humana en la toma de decisiones con los datos en tiempo real.
Por si fuera poco, Cybersyn también tenía contemplada la implementación de un dispositivo en todos los hogares, para que así la gente participara en las políticas públicas, este proyecto tenía el nombre de Cyberfolk, aunque nunca pasó de las pruebas piloto.
En general, el proyecto Cybersyn buscó: Implementar una red en las industrias públicas que las comunicara para recolectar información en tiempo real y sin desfase; crear un sistema para leer esa información y simplificarla; así como construir una sala de operaciones para tomar las decisiones.
En marzo de 1972 el proyecto tuvo su primer aplicación, ya que en esa fecha tuvo lugar un paro nacional de 50 mil camioneros, motivo por el cual el gobierno de Allende puso en funcionamiento a Cybersyn con el fin de coordinar y optimizar las acciones de los pocos camioneros leales al gobierno de Allende, lo que permitió amortiguar los efectos en la producción, el transporte y el abastecimiento.
Ya en mayo de 1973 estaban incorporadas a Cybersyn un 26.7 % de las empresas, las cuales representaban un 55.3 % de las ventas.
Sobra decir que una vez sucedido el golpe de Estado en contra de Allende, la dictadura militar de Pinochet dio por terminado y desmanteló el proyecto Cybersyn, así como también persiguió a algunos de sus participantes, tal como a Fernando Flores, el cual fue detenido político en Isla Dawson.
En general, Cybersyn desafía la noción de que solo el sector privado y el libre mercado pueden impulsar la innovación tecnológica, así como también indica una vía alternativa a un sistema político centralizador. Muestra que los gobiernos también pueden jugar un papel importante en la promoción de la tecnología y la digitalización en beneficio de la sociedad.
A pesar de su final abrupto, Cybersyn representa un recordatorio de las posibilidades en la búsqueda de soluciones político-tecnológicas para los problemas económicos y sociales, demostrando que otra tecnología es posible, una alejada del individualismo y la propiedad privada.