El pasado jueves 31 de agosto se renovó la Presidencia, Vicepresidencia y dos Secretarías en la Mesa Directiva del Senado de la República.
La senadora Ana Lilia Rivera Rivera, obtuvo la mayoría de votos y fue elegida Presidenta del Senado. En su discurso inaugural, aseguró que su presidencia estará al servicio de todas y todos los senadores sin distinciones, “porque visualizo al Senado como un organismo plural y diverso, pero unido en su compromiso de servir al pueblo de México”.
Este hecho propició diversas especulaciones y rumores, entre ellos el del triunfo y derrota de grupos afines a dos de los aspirantes a la coordinación de los comités de defensa de la cuarta transformación: Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal, respectivamente.
Durante los cinco años previos, la presidencia del Senado correspondió en tres ocasiones a senadores afines al senador con licencia Ricardo Monreal: Mónica Fernández Balboa, Óscar Eduardo Ramírez Aguilar y Alejandro Armenta Mier. Sólo en dos ocasiones, no ocurrió lo anterior con el senador con licencia Martí Batres y la senadora Olga Sánchez Cordero, quien accedió a la presidencia de la Mesa Directiva una vez que dejó el cargo de Secretaria de Gobernación.
Columnas de opinión y secciones de trascendidos apenas un día después de la elección de la presidencia del Senado hablaron de una “falla en los acuerdos a la mayoría morenista en el Senado”. La sección Bajo Reserva del Universal refirió que “pese a contar con el apoyo del presidente de la Junta de Coordinación Política, Eduardo Ramírez, y del grupo monrealista en la bancada de Morena, no le alcanzó a la senadora Marybel Villegas para presidir la Cámara. Añadieron que “hubo quienes extrañaron el tejido de acuerdos que solía lograr Ricardo Monreal antes de perder su peso político y acabar como corcholata de media tabla para abajo”.
En el mismo sentido, la nota de La Jornada cabeceó Gana Ana Lilia Rivera la presidencia del Senado, y añadió “Pierden monrealistas”. Adicionalmente en el cuerpo de la nota se lee “…se dio a conocer que por 32 votos a favor se impuso a Maribel Villegas, quien fue respaldada por los legisladores afines al ex coordinador Ricardo Monreal y consiguió 26 votos”.
En diversos diarios de circulación nacional se sugiere una narrativa similar: el triunfo y derrota de un grupo frente al otro. Sin embargo, es importante analizar con minuciosidad y añadir algunos otros elementos.
El pasado 18 de agosto, fueron sorteadas las casas encuestadores que realizarían la encuesta espejo para elegir a la coordinadora o coordinador de los comités de defensa de la 4T. En ese sorteo, la encuesta de Marcelo Ebrard no resultó seleccionada. Horas más tarde, el representante de Ricardo Monreal, Alejandro Rojas Díaz-Durán anunció que pidieron a Morena excluir a su propuesta de casa encuestadora, esto para que fuera incluida la elegida por el excanciller.
Algunos medios de información tomaron esta acción como el nacimiento de una alianza entre Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard. La lectura rápida podría apuntar en ese sentido, sin embargo, es preciso profundizar.
El senador con licencia Ricardo Monreal, particularmente desde 2021, planteó una actitud e imagen de independencia y autonomía respecto a las decisiones y posiciones políticas de Morena. Incluso se ganó la aparente enemistad temporal del Presidente de la República, quien lo invitaba a desayunar con regularidad y de un momento a otro cortó tajantemente (repito, en apariencia) su relación de amistad con Monreal. En algún momento se llegó a pensar en la salida del senador con licencia del Movimiento Regeneración Nacional por su cercanía con la oposición al interior del Senado.
Sorpresivamente una vez que Morena llamó a los aspirantes a la coordinación de defensa de la 4T a dejar sus cargos, Monreal actuó en consecuencia y su discurso se transformó. En vez de continuar con la postura de independencia, autonomía y apego a la oposición, optó por plantear la unidad por encima de todo en el proyecto.
Hoy Monreal busca ser el factor de unidad al interior de Morena y construir la imagen del personaje que construye consenso, diálogo y acuerdos en el partido. Es un personaje político hábil: apega sus acciones a su discurso. Sabe que en imagen política la congruencia es importante y en ese sentido, sus acciones están destinadas a generar la percepción de construir unidad.
En la imagen política las acciones deben ser reflexionadas, calculadas y dirigidas estratégicamente. Eso se observa en las de Monreal y su estrategia hoy apunta a construir desde la cortesía, el comportamiento humano ajustado a la solidaridad, el respeto y las buenas costumbres.
Sus gestos de cortesía están presentes en su discurso y en acciones, llamando a respetar los estatutos del partido, llamando a ser mesurados respetar los resultados de las encuestas, reiterando llamados a la unidad en Morena para garantizar continuidad de la 4T, expresando solidaridad hacia Claudia Sheinbaum frente a opositores que expresaron lenguaje de odio hacia ella a pesar de las diferencias en materia política que tiene, gestos de cortesía como retirar su propuesta de casa encuestadora para cederla al canciller y el último y significativo acto: la aparente no intervención en la elección de la Mesa Directiva del Senado de la República.
Pensar que Monreal perdió fuerza, o que su imagen no fue significativa, importante o determinante en la elección de la mesa directiva es un error. Por el contrario en la acción de haber elegido no dar la batalla en esta ocasión por ese espacio al interior del Senado, radicó su fortaleza. Fue una acción calculada con precisión e inteligencia; es un zoon politikón.
En conclusión, el triunfo de Ana Lilia Rivera Rivera representa un triunfo doble: el ascenso en el poder a una mujer con amplia trayectoria, experiencia, probada honestidad y pluralidad. Pero también es un triunfo para Monreal porque continúa enviando mensajes de aparente cortesía, humildad y unidad en un momento de definiciones importantes, entre ellas la Presidencia de la República y la Jefatura de Gobierno.