En el turbulento escenario político de México, Alejandro "Alito" Moreno, presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI), ha desatado una nueva polémica con sus intenciones de reelegirse por ocho años al frente del partido. Esta decisión, que ha generado tanto apoyo como rechazo dentro y fuera del PRI, plantea preguntas cruciales sobre el futuro del partido y el papel de la oposición en este proceso.
No nos engañemos, el control del PRI, al menos en su estructura partidista, órganos municipales, delegados, comités estatales y el comité nacional, pertenece a figuras que han sido beneficiadas por los mismos intereses de Alito Moreno.
Desde que asumió la presidencia del PRI, Alito Moreno ha supervisado una serie de derrotas electorales y una pérdida significativa de influencia en la política nacional. Bajo su liderazgo, el PRI ha visto disminuir su representación en el Congreso y ha perdido control en varios estados clave. En lugar de ser una fuerza revitalizadora, la gestión de Moreno ha sido incapaz de revertir el declive del partido, dejándolo en una posición más vulnerable que nunca.
Moreno ha prometido modernizar y reformar el partido, pero sus acciones no han correspondido a sus palabras. Las iniciativas para atraer a nuevos votantes y recuperar la confianza de los antiguos simpatizantes han sido insuficientes y mal ejecutadas. En lugar de ofrecer un proyecto político claro y renovado, el PRI bajo Alito ha permanecido estancado, atrapado en las sombras de su pasado sin una visión convincente para el futuro.
Muchos señalan que el problema del PRI radica en sus divisiones internas y la falta de un liderazgo clave.
Yo tengo otra versión: El priismo antiguo, en su forma de actuar, acostumbraba dictar órdenes desde el poder que se seguían por todo su ejército. El gran problema del PRI es que los mexicanos han perdido su confianza en el partido, y ahora es una organización aborrecida. Esto ha llevado a que los pocos espacios de poder sean duramente disputados, al grado que gran parte de sus militantes de peso se encuentran en otros partidos o alejados de la vida pública.