Del pacto al combate, la estrategia de Bukele contra las pandillas de El Salvador

La Fiscalía de Estados Unidos ha denunciado que, aunque ahora el gobierno del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, ha emprendido una guerra contra las pandillas y tiene un discurso de “mano dura”, en la primera parte de su adminsitración pactó con líderes del grupo delictivo M-13 para que estos garantizaran la paz y le dieran votos a cambio de beneficios penitenciarios. 

En un amplio documento hecho público por la Fiscalía de Estados Unidos, el 23 de febrero, se detalla una serie de actividades criminales del M-13, su expansión hacia Guatemala y México, y las negociaciones que llevaron a cabo las pandillas con el gobierno de Bukele entre 2019 y 2021. Específicamente se denuncia que dos altos funcionarios de la administración del presidente salvadoreño se reunieron con líderes del M-13 en las cárceles de máxima seguridad para entablar una serie de acuerdos.

Según el documento, Osiris Luna, director general de prisiones en El Salvador; y Carlos Marroquín, director de la unidad de Restauración Social del gobierno de Bukele; se habrían comprometido con los líderes de las pandillas para que estas redujeran el número de homicidios en el país, a cambio de beneficios para los presidiarios en la cárcel, reducción de penas y la no extradición a Estados Unidos. Además, los líderes de las pandillas se habrían comprometido a ejercer su control territorial para apoyar al partido de Nayib Bukele, Nuevas Ideas, en las elecciones de 2021. 

Sin embargo, el pacto entre las pandillas salvadoreñas y el gobierno de Nayib Bukele terminó en marzo de 2022, cuando el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Gustavo Villatoro, detuvo a ciertos pandilleros que debían ser protegidos. Tras esto, las pandillas respondieron con un alza en la violencia en El Salvador, como una forma para presionar a las autoridades, y estas respondieron con más fuerza en una “guerra contra las pandillas” que continúa hasta hasta la fecha. 

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, publicó el 27 de febrero en sus redes sociales un video en el que se muestra el traslado de 2 mil presos de diversos centros penitenciarios al Centro de Confinamiento de Terrorismo, un nuevo centro penitenciario construido en apenas siete meses con capacidad para 40 mil reos que ha sido ampliamente promocionado por Nayib Bukele como “la cárcel más grande de América Latina” que cuenta con una extensión de 114 hectáreas. 

En el video se ve a cientos de presos vestidos solo con un short, con las manos en la cabeza, caminando inclinados y en fila rápidamente a donde les indican sus custodios. A través de varias tomas se puede seguir a los presos siendo trasladados de sus cárceles hacia el Centro de Confinamiento del Terrorismo, sentados unos tras otro, sin espacio entre ellos. 

Este nuevo centro penitenciario es el símbolo insignia del combate a las pandillas salvadoreñas que emprendió Nayib Bukele hace diez meses, cuando decretó un estado de excepción generalizado y comenzó con la captura masiva de miembros de pandillas, que hasta el momento suman más de 60 mil detenidos. 

La estrategia de combate frontal a los grupos del crimen organizado trajo una caída drástica en la delincuencia en El Salvador. La tasa de homicidios cayó a 7.8 asesinatos por cada 100 mil habitantes en 2022, mientras que en 2020 este mismo indicador estuvo en más de 50 por cada 10 mil habitantes. Hay semanas en las que no hay un solo homicidio en todo El Salvador. 

La decisión de Bukele de confrontar directamente a las pandillas tiene como resultado que 88% de la población se sienta más segura desde que empezó la batalla contra las pandillas, lo cual ha tenido como consecuencia que la popularidad del presidente salvadoreño ascienda a 84%, según algunas encuestas.

La guerra de Bukele contra las pandillas salvadoreñas, las detenciones masivas, la construcción del Centro de Confinamiento del Terrorismo y el trato que le ha dado a los detenidos ha encendido las alarmas de organismos internacionales. El Comité de Tortura de la Organización de las Naciones Unidas ha señalado que existe riesgo de tortura en la nueva “megacárcel” de Bukele o de malos tratos hacia los detenidos. 

Por su parte, la organización Human Rights Watch presentó un informe en enero pasado que revela que se han cometido “abusos a gran escala” hacia los presos, que incluyen violaciones al debido proceso, detenciones masivas, hacinamiento extremo e incluso muertes de reos. Amnistía Internacional también denunció en junio de 2022 los abusos que se llevaron a cabo en la detención de miles de presuntos pandilleros. 

Pese a las advertencias internacionales, Nayib Bukele ha radicalizado su discurso contra las pandillas, relativizando incluso sus derechos humanos. En su cuenta de TikTok tiene discursos de este tipo: “Si bien nadie duda que los reos tienen derechos humanos, yo creo que algo que no se ha hecho y ningún procurador lo ha hecho antes (o por lo menos yo no recuerdo) [...] es defender los derechos humanos de la gente honrada. Como que todo el enfoque de derechos humanos internacional o de las ONG está enfocado en el derecho de los delincuentes.”