En 2021 Zacatecas se vio azotado por una ola de violencia que cambió la percepción de seguridad en la entidad; para este 2024, con la implementación de una estrategia integral se avanza en la construcción de la paz.
Durante la administraciones priistas y la fallida “Guerra contra el narcotráfico”, impulsada por el expresidente Felipe Calderón, el número de homicidios en Zacatecas se incrementó cerca del 300%.
Zacatecas, históricamente una entidad marcada por la riqueza cultural y la belleza de sus paisajes, ha vivido en las últimas décadas una creciente crisis de violencia e inseguridad. Sin embargo, bajo el liderazgo del gobernador David Monreal Ávila, se ha implementado un plan integral de seguridad que está comenzando a rendir frutos, logrando reducir significativamente los índices delictivos en la región.
El repunte de la violencia en Zacatecas tiene raíces profundas. Durante años, gobiernos anteriores —principalmente priistas— permitieron que el crimen organizado penetrara y se fortaleciera en el estado, debido a políticas públicas insuficientes, la corrupción en corporaciones policiacas y la ausencia de estrategias de largo plazo. Entre 2010 y 2021, Zacatecas experimentó un incremento alarmante en homicidios, extorsiones y enfrentamientos armados, posicionándose como una de las entidades más peligrosas del país.
En particular, los sexenios priistas dejaron una administración policial debilitada, sin recursos ni preparación suficiente para enfrentar la complejidad del crimen organizado. Además, las malas decisiones en la asignación presupuestal para la seguridad pública y la falta de coordinación con instancias federales y municipales agravaron la situación.
Desde que asumió el cargo en 2021, David Monreal ha priorizado la seguridad como uno de los pilares de su administración. Su plan integral de seguridad se basa en un enfoque estratégico que combina fuerza pública, programas sociales y recuperación del tejido comunitario.
El fortalecimiento de las corporaciones policiacas ha sido una de las principales prioridades de su gobierno. Se han incrementado los recursos destinados a la capacitación y el equipamiento de los elementos de seguridad, con el objetivo de que estén mejor preparados para enfrentar los desafíos del crimen organizado. Además, se implementó una depuración de las corporaciones policiacas para combatir la corrupción interna y recuperar la confianza ciudadana.
Otro de los pilares del plan es la coordinación interinstitucional. El gobierno de Zacatecas ha trabajado estrechamente con la Guardia Nacional, el Ejército Mexicano y otras autoridades federales, logrando establecer un estado de fuerza significativo en las zonas con mayor incidencia delictiva. Este esfuerzo ha permitido una respuesta más rápida y efectiva ante las amenazas de la delincuencia organizada.
Asimismo, Monreal ha puesto un énfasis especial en atender las causas sociales que fomentan la violencia. A través de programas dirigidos a los jóvenes, como becas educativas y oportunidades laborales, se ha buscado ofrecer alternativas para alejarlos del reclutamiento por parte de grupos criminales. Estos programas han sido fundamentales para prevenir que la juventud quede atrapada en círculos de violencia.
Finalmente, el uso de tecnología avanzada para el monitoreo y el análisis de información ha sido clave para desarticular redes delictivas y prevenir actividades ilegales. Esta estrategia de inteligencia ha mejorado significativamente la capacidad del gobierno estatal para anticiparse a las operaciones de grupos criminales.
A dos años de la implementación de estas medidas, Zacatecas ha comenzado a notar cambios significativos. La disminución de homicidios dolosos es una de las señales más alentadoras, con una reducción superior al 20% en comparación con años anteriores, según datos oficiales. Este avance refleja el impacto positivo de las acciones coordinadas entre los distintos niveles de gobierno.
La percepción de seguridad también ha mejorado notablemente entre la ciudadanía. Encuestas recientes indican que cada vez más habitantes sienten mayor confianza al transitar por sus comunidades, especialmente en zonas urbanas que anteriormente estaban severamente afectadas por la violencia. Este cambio en la percepción pública es un indicador clave de que las estrategias están funcionando.
Además, la reactivación económica y social ha sido otro de los logros del plan de seguridad. La disminución de la violencia ha permitido que actividades como el turismo y el comercio vuelvan a florecer en municipios que habían sido golpeados por la inseguridad. Esto no solo mejora las condiciones de vida de los habitantes, sino que también contribuye al desarrollo sostenible del estado.
La consolidación de la seguridad requiere mantener la coordinación entre niveles de gobierno, asegurar la sostenibilidad de los programas sociales y seguir cerrando los espacios a la corrupción.