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  • 01 Feb 2023
  • 11:02
  • SPR Informa 6 min

Cultura para todas y todos

Cultura para todas y todos

Por Tirso Amante Jerez

Los campos de la literatura, el arte y la cultura son, sin duda, igual o más telúricos que el de la política y no debería sorprendernos, pues cómo no vamos a esperar que quienes dedican su vida a compartir con el resto del mundo conmovedoras expresiones subjetivas de las distintas realidades, muchas veces sin palabras, no sean por esencia fuegos de la discusión pública.

Entre los días 20 y 28 de enero tuvo lugar en Álamos, Sonora, la 38 edición del Festival Alfonso Ortiz Tirado (FAOT), uno de los festivales culturales (principalmente dedicado al canto y la música) más importantes de México y, según las y los letrados en la materia, el más importante del noroeste del país.

Durante los últimos dos gobiernos estatales, el principal parámetro de “éxito” del festival radicaba en la asistencia masiva a los eventos, misma que se garantizaba con una cartelera encabezada por cantantes que los usuarios de espectáculos podíamos, fácilmente, encontrar, por ejemplo, en un palenque. Entonces, ¿por qué el Estado debería financiar espectáculos que ya satisface el sector privado?

Con este contexto, y destacando que se trata de la primera edición sin restricciones sanitarias por la pandemia, el FAOT logró en su última edición un flujo superior a las 70 mil personas y más de 49 millones de pesos de derrama económica en un municipio que roza los 25 mil habitantes. 

Menciono estos números porque, por falta de profesionalismo, malas intenciones de fuentes informativas o ya de plano por querer desinformar, distintos medios y personalidades con claros intereses en la gestión cultural – algo que no es lo mismo que ser creador o artista – buscaron, engañosamente, descalificar el festival tildándolo de fracaso.

Con imágenes tomadas de madrugada o no correspondientes a la temporalidad, se lanzaron múltiples bulos y columnas de opinión que buscaron criticar, con falsedades, a un festival que reivindicó la idea de convertirse en una plataforma para quienes no llegan a los grandes escenarios; para dar espacio a las y los artistas de los pueblos originarios a quienes llamó por primera vez así: artistas, y no artesanos, concepto heredado de una visión colonialista. 

Y como mi visión de que este festival no es más uno con lógica comercial y ahora se acerca más a lo público que a lo privado seguro puede ser considerada “oficial”, me quedo con los comentarios de Río Silba, cronista poético que narró día a día el acontecer del festival y que pueden leer en el portal wwww.radiosonora.com.mx, que me dijo más o menos que para él, que nunca había estado ahí, le resultaba impresionante que un festival con semejante calidad y nutrida cartelera pudiera realizarse por 9 días consecutivos todos con aforo, y yo agregaría, gratis. 

Cuando pienso en los esfuerzos de estos comunicadores y algunos otros ambiciosos de la gestión cultural ($) por desvirtuar los resultados de la actual administración, pienso también en la frustración que deben sentir todos y todas aquellas que conocieron con desconcierto esta semana las cifras de crecimiento económico anual (del 3% en 2022), derribando así toda su teorización de la supuesta venezuelización de México desde la llegada del gobierno de transformación.