En México no hay registro de cuantas personas que se identifican como hombres ejercen el trabajo sexual. La ausencia de registros es atribuida al anonimato y la falta de unificación como un gremio del conjunto de los trabajadores que se concentran en nuestro país.
De acuerdo con la información recabada a través de encuestas realizadas por gobiernos locales y organizaciones de activistas, se estima que el 6% de las personas que ejercen el trabajo sexual en México se identifican como hombres.
La Encuesta de Trabajo Sexual Derechos y No Discriminación realizada por la agencia PERTS, en coordinación con el Gobierno de la Ciudad de México, señala que en la capital del país el 54% de las personas que ejercen el trabajo sexual se identifica como mujer trans, mientras que el 40% como mujer cis; al respecto, tan solo el 5% se identifica como hombre cis, y el 1% como hombre trans.
“No es que no sepa hacer algo más […] es que la forma de sustento que tenemos no nos da abasto para tener una vida digna”, aseguró Rogelio Gómez, director del colectivo ALFA y trabajador sexual.
“Siempre están hablando de mujeres trans y cis”, declaró Rogelio Gómez y expresó que existe la necesidad de que se hable acerca de los riesgos que los hombres viven durante el ejercicio de su labor como trabajadores sexuales.
Gómez atribuyó también la invisibilización del trabajo sexual masculino al machismo incorporado en la sociedad mexicana lo que provoca “alejarnos de la visión social de que existimos”, destacó y señaló que “no se puede hablar tan abiertamente del tema”.
Rogelio Gómez recordó que uno de sus principales motivos para ejercer el trabajo sexual, en su caso, fue debido a que con el recurso que obtenía apoyaba a sus padres y los gastos de su familia.
La discriminación contra los hombres que ejercen trabajo sexual se puede presentar de distintas formas, Rogelio Gómez señaló que al incorporarse a este trabajo “uno puede sentir la discriminación porque los demás piensan que vas a vivir de los demás o a agredir a la gente”.
Iván Sheridan, trabajador sexual y activista independiente, aseguró que “el trabajo sexual de los hombres está muy lejos de un consenso, regulación o uniformidad”, esto debido a que “se tiene la idea de que se tiene que mantener de forma clandestina”.
Sheridan destacó la importancia de conocer los riesgos a la salud que pueden existir al momento de ejercer el trabajo sexual. Iván detalló que los padecimientos relacionados con el trabajo sexual puede sonar como “una sentencia de muerte”, esto debido a que no muchos de los hombres que ejercen este trabajo se han acercado a las instituciones de salud.
“El VIH le dio un giro a mi trabajo sexual, se convirtió una dinámica más para llevar mi vida y el contexto en el que yo estaba”, aseguró Iván Sheridan.
Ulises Pineda, coordinador de diversidad para la Secretaría de Bienestar e Igualdad Social, apuntó que “uno de los elementos clave es que en los hallazgos que se han hecho no existe la visibilidad o posicionamiento específico a que son hombres que ejercen el trabajo sexual”.
Pineda señaló que las instituciones solo entran hasta que ellos se cercan para recibir atención
Ulises Pineda señaló que el crimen organizado y el uso de sustancias sicoactivas ha sido uno de los mayores problemas en el ejercicio del trabajo sexual por los hombres.
Pineda señaló que debido a esto existe la necesidad de crear redes de apoyo y puntos de atención para evitar que los trabajadores sexuales se pongan en riesgo derivado de estas sustancias o el ambiente que se vive dentro de éste.
Polo Gómez, coordinador de la organización Condomóvil y trabajador sexual, denunció que la violencia ejercida contra los trabajadores sexuales trasgrede desde lo físico hacia lo verbal.
Esto refiriéndose a la presión social, así como a la violencia ejercida a través del lenguaje, la cual es utilizada para estigmatizar a quienes ejercen el trabajo sexual, o quien tiene una orientación distinta a la heterosexualidad.