Cuando Jesús Ernesto fue todos los niños

Si algo ha caracterizado a la oposición del PRI, PAN, PRD y empresarios, contra el gobierno de Andrés Manuel López Obrador es la cobardía y el desprecio a las niñas y niños de México.

Y esto pudo verse en un nuevo capítulo el pasado fin de semana, cuando en redes sociales simpatizantes de la ultraderecha fascista desataron un violento ataque de bots contra un niño de 15 años tan solo por tener sobrepeso, y por ser hijo del Presidente de la República.

Una de las más protagónicas voces de esta miseria política es la Diputada del Partido Acción Nacional en el Congreso de la Ciudad de México, América Rangel, quién ha utilizado en el pasado el hashtag #ConLosNiñosNo; diputada que no ha denunciado la violencia hacia Jesús Ernesto, para generar nuevos ataques al gobierno federal y la 4T.

De nueva cuenta la ultraconservadora diputada panista, identificada públicamente como  opositora  contra los derechos de la diversidad sexual y del aborto, ha utilizado la coyuntura para intentar golpear al gobierno esta vez utilizando a los niños.

Súbitamente la diputada Rangel ha salido a simular defender selectivamente a las infancias a través de sus ópticas hipócritas de fascismo y clasismo, en las que retoma el chantajista lugar común de los niños con cáncer.

Dejando convenientemente de lado a los niños fantasma con los que fundaciones y organizaciones civiles de ultraderecha financiaban sus vidas burguesas y a sus partidos políticos.

La propia diputada panista cae en las mismas contradicciones ridículas de su partido, al guardar silencio y amnesia selectiva frente al crimen impune qué significa la guardería ABC en la que fueron quemados vivos más de 40 bebés, bajo las irregularidades de los concesionarios y familiares de la actual Diputada Federal panista Margarita Zavala.

Continúa impune paseándose por los pasillos de la cámara de diputados bajo el manto protector del PAN cobrando a las familias de sus víctimas infantiles cientos de miles de pesos como sueldo.

La diputada Rangel, como vocera de la cobardía infanticida de Acción Nacional, también se olvida de aplicarse a si misma el hashtag #ConLosNiñosNo, a su violenta oposición a los derechos de las infancias trans bloqueados desde el congreso de la Ciudad de México.

Incluso ha grabado videos en los que celebra como ella y su partido despojaron del derecho a la identidad y a la ciudadanía a infancias trans y no binarias de la Ciudad de México, exhibiendo también con esto el fascismo y odio de su partido a la progresividad de los derechos humanos.

Los ataques que ha enfrentado el hijo menor del presidente López Obrador en redes sociales son un brutal diagnóstico del daño que han producido históricamente los gobiernos neoliberales del PRI y del PAN así como la miseria de los medios de comunicación privados.

Violencias que no solo afectan al niño Jesús Ernesto si no a casi la totalidad de las niñas y niños de México, un país mestizo de personas con piel morena y que enfrentan de alguna manera el sobrepeso o problemas nutricionales derivados o causados por la mala alimentación producida por la precarización que ha generado en México el neoliberalismo, el capitalismo extremo y el desprecio que aplicaron los gobiernos del PRI y del PAN a nuestro pueblo.

Otro de los problemas que visibiliza la violencia de los ataques de los opositores cobardes contra Jesús Ernesto, es el impacto de los estereotipos promovidos por la televisión y en especial por pseudo cómicos miserables qué pululan por los espacios de las dos principales televisoras privadas Televisa y tv Azteca, esta última sumergida en la homofobia ridícula de su dueño Ricardo Salinas pliego.

Les guste o no a los opositores  en este momento Jesús Ernesto López Gutiérrez es la representación del odio infanticida y del desprecio del capitalismo y de la ultraderecha todas y todos las y los niños de México.

Lo que deja de lado la amnesia selectiva de la diputada América Rangel son las historias de las hijas e hijos incómodos del priato y del panato qué han sido en su momento señalados no por su físico, sino por sus acciones clasistas racistas y hasta delictivas, qué coinciden con las conductas de sus padres ahora en un amasijo ridículo de oposición.Por ejemplo las declaraciones racistas y clasistas de Paulina, la hija del ex presidente priista Enrique Peña Nieto cuándo se refirió al pueblo de México despectivamente cómo “prole”.

O los escándalos de Luis Felipe, el junior hijo del expresidente panista Felipe Calderón, quién ha sido expulsado de hoteles por su comportamiento prepotente y quien incluso, sube a redes sociales videos presumiendo armas de fuego, entre otros excesos.

Y otros hijos más ya adultos del panato como los Briviesca vástagos de Marta Sahagún y adoptados por el expresidente Vicente Fox, acusados de corrupción, o las denuncias de violación presuntamente cometidas por el hijo de del ex Secretario del Trabajo de Felipe Calderón y ex legislador panista Javier Lozano.

Los ataques de ultraderecha contra un niño moreno de 15 años, solo demuestran qué tan bajo puede caer la oposición en México, que oculta entre sus filas el desprecio a las infancias precarizadas y que son capaces de producir nuevas formas de cobardía infantofobica que garantizarian a Herodes antipas un sitio en los partidos, bancadas y las políticas de odio de los opositores.