Ciento ochenta mil mujeres asistieron a la marcha del #8M2024, “la marcha más concurrida de los últimos años”, una manifestación en la que miles de mujeres salieron a gritar lo que por mucho tiempo tuvieron que callar, mujeres que gritaron y gritaron fuerte, pero un clamor hizo eco, la exigencia de acabar con el abuso infantil retumbó por encima de las denuncias de violencia y desigualdad.
Las pancartas con las consignas más recurrentes en la marcha del 8 de marzo en la Ciudad de México denunciaban el abuso infantil.
“Las infancias no se tocan”, “Marcho por esa niña que un día abusaron”, “Me vi obligada a comer en la misma mesa que mi agresor”, “Sentar en tu mesa familiar al abusador sexual te convierte en su cómplice”, “Soy la maestra de las niñas que jamás vas a tocar”… se leía en los letreros color morado que desbordaban la ciudad.
De acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México ocupa el primer lugar del mundo en abuso infantil, es decir, en nuestro país, cada año 4.5 millones de niñas y niños son víctimas de delitos sexuales y no sólo eso, el 90% de las víctimas vive con su agresor y esa alarmante cifra no está cerca de ser exacta, pues la gran mayoría de los casos de abuso sexual nunca se denuncian, “¿Cómo vas a acusar a tu tío, a tu abuelo, a tu primo, a tu papá?”; Save the Children revela que el 80% de los abusos sexuales a menores los comete un familiar o conocido.
“El novio de mi mami no es mi amigo”, “No vine por moda, vine porque tengo historia”, “Los novios también violan”, “Yo sí te creo, créele a tu hija(o) siempre”, son algunas de las exigencias de miles de mujeres que buscan hacer eco en la sociedad.
Mujeres de todas las edades y de todos los rincones del país se reúnen cada 8 de marzo, en una manifestación que en años recientes ha adquirido un gran número de asistentes por el contexto machista y violento al que se siguen enfrentando. Abuelas, mujeres de la tercera edad, mujeres que alguna vez fueron niñas abusadas y que a esa edad, no tuvieron la fuerza para denunciar, pero que ya no están dispuestas a regalar la comodidad de su silencio nunca más.
“Lo que no tuve para mí, que sea para ellas”.
La marcha para conmemorar el Día Internacional de la Mujer no es un día de fiesta, es un día de lucha, es un día para mostrar la digna rabia de obtener justicia, de gritar para que se escuche lejos y retumbe fuerte “Vengo a gritar lo que mi mamá tuvo que callar”, “Con las niñas no”.