El candidato a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció el pasado 15 de julio que elegirá al senador por Ohio James David Vance como su candidato a la vicepresidencia, lo que completa la fórmula republicana para las elecciones de noviembre de este 2024. ¿Cuál es la relevancia política de esta decisión?
Aunque esta figura tiene la fama de ser un cargo secundario o sólo se destaca por sus actividades de representación protocolaria, la vicepresidencia no es menor dentro del Poder Ejecutivo estadounidense.
La Constitución de los Estados Unidos de América, en la primera sección del artículo dos, establece que, dentro del Poder Ejecutivo, el vicepresidente trabaja en conjunto con el presidente y se encarga de sustituirlo en caso de que éste ya no pueda continuar desempeñando su función, ya sea por remoción, muerte o renuncia.
Además, en la tercera sección del artículo uno constitucional, se establece que el vicepresidente estadounidense es el presidente del Senado y tiene la facultad de votar, exclusivamente, ante posibles casos de empates en la Cámara alta; y cada cuatro años encabeza el conteo de votos en el Colegio Electoral.
En el siglo XX la vicepresidencia tomó una notoriedad nunca antes vista con el salto a la presidencia de uno de los políticos más carismáticos de Estados Unidos, Theodore Roosevelt, quien accedió al cargo en 1901 tras el asesinato del presidente William McKinley.
La historia se repitió en 1945, cuando el vicepresidente Harry S. Truman accedió a la Casa Blanca después del fallecimiento, por causas naturales, de Franklin Delano Roosevelt. Su papel dentro del cargo no pasó desapercibido, pues Truman fue quien creó las Naciones Unidas, impulsó el Plan Marshall para la reconstrucción de Europa después de la Segunda Guerra Mundial y, en los albores de la Guerra Fría, creó la doctrina Truman para “contener” el comunismo.
Un papel igual de relevante lo asumió Richard Nixon, quien brilló desde la vicepresidencia, durante el periodo de 1953 a 1961, debido a la endeble salud del presidente Dwight D. Eisenhower. Como vicepresidente, Nixon encabezó reuniones de gobierno y de seguridad nacional, y se encargó de orientar la política exterior estadounidense de esos años. Además, su puesto fue una plataforma que lo impulsó a la presidencia en 1969.
Lyndon B. Johnson fue otro de los vicepresidentes que accedió al cargo presidencial, en este caso debido al asesinato de John Fitzgerald Kennedy. Johnson dejó su impronta en la presidencia de Estados Unidos con la aprobación de la Ley de Derechos Civiles que prohibió la discriminación racial en 1964.
Otro destacado vicepresidente fue George Bush padre, quien ocupó el puesto de 1981 a 1989, durante la presidencia de Ronald Reagan, y quien después de convirtió en su sucesor.
Otros vicepresidentes se han distinguido como relevantes asesores presidenciales, tal es el caso de Dick Cheney, quien defendió arduamente la guerra contra Irak durante la presidencia de George W. Bush en el periodo del 2001 al 2009.
También sobresale el mismo Joe Biden, quien fue compañero de fórmula de Barack Obama y entre el 2009 y el 2017 se destacó por su labor negociadora en el ámbito legislativo, papel no menor considerando su experiencia de más de 30 años como senador, donde también fungió como presidente del Comité de Relaciones Exteriores de esa Cámara.
Con estos antecedentes, como vicepresidente Biden tuvo un papel importante en la dirección de la política exterior de Obama, como el apoyo de la intervención militar de la OTAN en Libia y la salida del Ejército estadounidense de Afganistán.
Asimismo, la vicepresidencia le sirvió de trampolín a la presidencia, cargo que asumió en el 2021 después de frenar la reelección de Donald Trump.
Hoy, en medio de cuestionamientos sobre la edad y la salud de ambos aspirantes a la Casa Blanca, Joe Biden y Donald Trump, la elección de quien aparecerá en la papeleta electoral para vicepresidente no deja de ser relevante, ya que la historia señala que este puesto define, en gran medida, las políticas de la administración en curso.