El Parlamento de Corea del Sur aprobó este 14 de diciembre la destitución del presidente de dicho país, Yoon Suk-yeol, mediante un proceso denominado como impeachment, tras una nueva crisis política en uno de los países más relevantes del noreste asiático. La decisión, que contó con 204 votos a favor de un total de 300 legisladores, se produjo tras semanas de protestas masivas y una drástica caída en el apoyo popular hacia el mandatario.
La destitución de Yoon fue precipitada por un episodio sin precedentes en la historia reciente del país. El pasado 3 de diciembre, el presidente declaró la ley marcial en el país, la primera en 40 años. La medida, anunciada en horario estelar a través de un programa de televisión, fue justificada por Yoon alegando amenazas de "fuerzas antiestatales" y de Corea del Norte. Sin embargo, pronto quedó claro que esta acción estaba más relacionada con sus propios problemas políticos internos que con riesgos externos reales.
La reacción fue inmediata: manifestaciones multitudinarias estallaron en Seúl y otras ciudades, forzando a Yoon a retractarse y retirar la ley marcial. Este giro de los acontecimientos movilizó a la oposición parlamentaria, liderada por el Partido Democrático, para impulsar una moción de juicio político en su contra.
Tras un intento fallido de votación la semana anterior, el Parlamento logró este sábado el número necesario de votos para aprobar la destitución de Yoon. El presidente será suspendido de inmediato, mientras el primer ministro, Han Duck-soo, asume como presidente interino.
En su primer discurso como líder interino, Han prometió "estabilizar la situación" y priorizar la seguridad nacional frente a Corea del Norte. Mientras tanto, Yoon respondió a su destitución con un comunicado en el que expresó: "Aunque me detenga por ahora, el viaje hacia el futuro que he recorrido durante los últimos dos años y medio nunca debe detenerse".
Ahora, el caso será revisado por el Tribunal Constitucional, que tiene un máximo de 180 días para decidir si confirma o anula la destitución. Si se ratifica, se convocarán elecciones presidenciales en un plazo de 60 días.
El ambiente en las calles reflejaba la polarización del país. En las puertas del Parlamento, manifestantes opositores celebraron el resultado con cantos, fuegos artificiales y música, incluyendo la canción "Into the New World" del grupo de K-pop Girls’ Generation, que se convirtió en un himno del movimiento.
Por otro lado, en la plaza Gwanghwamun, los partidarios de Yoon permanecieron en silencio tras conocerse la noticia. Son Bang-gle, una manifestante a favor del presidente, expresó entre lágrimas su preocupación por el futuro de Corea del Sur.
Este es el tercer juicio político contra un presidente en la historia de Corea del Sur. El primero ocurrió en 2004 contra Roh Moo-hyun, aunque fue revocado por el Tribunal Constitucional. El segundo, en 2016, llevó a la destitución de Park Geun-hye tras un escándalo de corrupción.
El resultado de este proceso es crucial no solo para la estabilidad política del país, sino también para las relaciones internacionales. Corea del Sur es un aliado clave de Estados Unidos y un actor estratégico en la región asiática. En respuesta a la destitución, el embajador estadounidense en Seúl reafirmó la "férrea alianza" entre ambos países.
Sin embargo, el panorama interno sigue siendo incierto. El principal líder opositor y potencial candidato presidencial, Lee Jae-myung, también enfrenta problemas legales que podrían complicar su camino a la presidencia.
El desenlace final del juicio político determinará no solo el futuro de Yoon Suk-yeol, sino también el rumbo de Corea del Sur, en un momento crucial de su historia democrática.