Ayotzinapa, 11 años de lucha

“¡No tenemos armas! ¡No tenemos armas!”

La noche del 26 de septiembre de 2014 quedó marcada como una de las heridas más profundas y simbólicas en la historia reciente de México. Aquella noche, 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa fueron víctimas de desaparición forzada en Iguala, Guerrero, mientras se dirigían a la Ciudad de México para participar en la conmemoración del movimiento estudiantil del 2 de octubre de 1968.

“¡Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos!”

Desde entonces, la ausencia de estos jóvenes no solo representa una tragedia humanitaria, sino también un punto de quiebre en la confianza ciudadana hacia las instituciones del Estado.

“Fue el Estado”

El informe oficial presentado en 2015, conocido como “la verdad histórica”, no solo fue insuficiente, sino que estuvo marcado por irregularidades, manipulaciones y omisiones deliberadas. Diversas investigaciones, tanto nacionales como internacionales, han evidenciado la participación de fuerzas de seguridad en los hechos, señalando particularmente a la Secretaría de la Defensa Nacional, así como a autoridades municipales, estatales y federales.

“1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21, 22, 23, 24, 25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 40, 41, 42, 43, ¡justicia!”

En un país donde la desaparición forzada se ha convertido en una práctica sistemática, el caso Ayotzinapa resalta por la persistencia de quienes se niegan a olvidar.

Porque en el olvido está la impunidad.

Frente al desgaste social, la sobreexposición mediática y el riesgo de que la apatía se imponga, los familiares de los 43 han sostenido una lucha ejemplar que interpela a toda la sociedad mexicana:

¿Qué justicia es posible cuando el Estado fue parte del crimen?

A once años de los hechos, la herida sigue abierta. La lucha incansable de madres, padres y compañeros de los desaparecidos ha estado marcada por el dolor, la dignidad y la resistencia, pero también por la impunidad, el ocultamiento y la complicidad institucional.

“La sangre que derramaste la pagarás, lo estudiantes que asesinaste no morirán, no morirán”

Durante el sexenio anterior, el expresidente Andrés Manuel López Obrador presentó avances, investigaciones y detenciones clave a través de tres informes, puntualizando que no se daría “carpetazo” a la investigación.

Por su parte, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo destacó, al ser electa, que ha habido avances importantes en el caso, debido a la detención de numerosas personas implicadas, entre ellas el exprocurador Jesús Murillo Karam, quien fue el principal responsable de la llamada "verdad histórica", así como policías, militares y otros funcionarios. 

“Señor, señora, no sea indiferente, se matan estudiantes en la cara de la gente”

Sheinbaum ha planteado la necesidad de recuperar los tres ejes originales de la investigación: la verdad, qué pasó y cuáles son las pruebas de lo que pasó esa noche.

“Castigo a los asesinos, ni perdón ni olvido, castigo a los asesinos”

En el contexto del conflicto armado entre Palestina e Israel, se ha señalado en múltiples ocasiones el encubrimiento del gobierno israelí en el caso de Tomás Zerón, exjefe de la Agencia de Investigación Criminal de la entonces Procuraduría General de la República. Zerón, figura clave en las deficiencias de la investigación, se encuentra resguardado en Israel desde 2022.

Ha sido identificado como uno de los funcionarios que presuntamente participaron en la desaparición y posterior encubrimiento de los hechos ocurridos el 26 de septiembre de 2014, durante el gobierno de Enrique Peña Nieto. Desde hace seis años, permanece prófugo de la justicia mexicana.

El miércoles 25 de septiembre, Sheinbaum declaró que su gobierno ha enviado varias cartas al gobierno de Israel para insistir en la solicitud de extradición de Zerón.

“Verdad y justicia, ese es nuestro compromiso. Estamos trabajando en ello. Hay un nuevo fiscal especial, tenemos reuniones con los familiares, con madres y padres de los normalistas, y nuestro compromiso es poner todo lo que esté de nuestra parte para llegar a la verdad, a la justicia y encontrar a los jóvenes.”

“Vestido de olivo, políticamente vivo, no has muerto, no has muerto camarada, tu muerte, tu muerte, tu muerte será vengada”

A pesar de la indiferencia y el paso del tiempo, la esperanza no se extingue. La exigencia de verdad y justicia no es solo un reclamo legítimo de los familiares; es también una causa colectiva que pone en el centro el derecho a la memoria, a la verdad y a vivir sin miedo.

Ayotzinapa vive, la lucha sigue.