¿Vale la pena el costo de la moda?

En el mundo se producen 120 mil millones de prendas al año. Un esfuerzo publicitario ha creado en nuestra mente, una sensación de placer al estrenar ropa y sobre todo cierto tipo de diseños que tienen una fecha de caducidad porque de lo contrario, se vuelven obsoletos. El problema sucede cuando hay que deshechar lo viejo para que entre lo nuevo. Fernanda Dávalos, en un un artículo que escribió para la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),  menciona que esta industria es la segunda más contaminante del mundo después de los combustibles fósiles.

Y eso sin mencionar que para producir un kilogramo de algodón se necesitan veinte mil litros de agua.

Esto nos da como resultado, que la industria conocida como Fast Fashion o la industria de la moda rápida, se encuentre impulsada por la constante necesidad de innovación, un consumo sin remordimientos, un estímulo constante al condicionamiento de la “felicidad” que otorga estrenar y promesas de reciclaje para calmar la consciencia de los compradores. 

Marcas como H&M hacen falsas campañas publicitarias en las que se intercambia una prenda usada a cambio de un descuento en una prenda nueva. De acuerdo con DW Planet, solo el 1% de cada prenda se recicla, lo demás termina como desechos de PET o poliester, que es un tipo de resina plástica, material con el que está constituído el 70% de la ropa y es casi imposible de reciclar, por lo que el material va a dar al mar o al desierto.

Deshechos marítimos

En medio del Océano Pacífico flota una isla de basura, la cual ocupa 1.7 millones de km2 . Para darnos idea de esta cifra, si sumamos la superficie de España, Francia, Alemania y Portugal, la superficie sumaría 1.6 millones de km2. 

Esta isla en donde no hay tierra habitan toneladas de ropa y de materia sintética que proviene de los desechos textiles. 

Al final somos un sistema y no podemos estudiar a los elementos separados. En este entramado marítimo nos encontramos que los materiales como el plástico son absorbidos por las vías respiratorias de los animales y en la cadena alimenticia estos peces (que muchas veces los humanos también consumimos) ya están contaminados por plástico.

Deshechos terrestres

Existen en el mundo incontables basureros. Se han detectado en países de Europa del Este como Bulgaria, donde queman la basura para calentarse. Hay poblaciones enteras que viven en medio del basurero e inhalan los gases tóxicos que los desechos producen, lo que desemboca en afecciones pulmonares, aumento de presión arterial y enfermedades cerebro-vasculares.

Uno de los basureros más grandes y a donde van a parar los desechos de países denominados de primer mundo es el que se encuentra en el desierto de San Pedro de Atacama en Chile, en donde ingresan 59 mil toneladas de ropa usada, la cual llega a zona franca desde Estados Unidos de América  y Europa. De estas prendas, solo el 15% se puede vender, lo demás es basura, que, entre otras cosas, afectan la estabilidad del suelo.

Abuso humano

Hay también otro tipo de abusos manufactureros: Zara del grupo INDITEX, contrató a bolivianos para trabajar en Brasil, los hacía trabajar 16 horas y les pagaba menos del salario mínimo, descontando transporte desde Bolivia y comidas. 

Y esto es solo por mencionar un tipo de abuso, porque existen otros controversiales como el de las cárceles.

¿Hay soluciones?

Para que la moda sea más sustentable se han hecho esfuerzos de recolección, programas de reciclaje como la marca Patagonia, que produce zapatos a base de llantas viejas. Es una moda circular, que no tiene un fin único sino sostenible. 

El uso de materiales biodegradables y consumo mesurado, es otra posible alternativa.

Pero, sobre todo, culturalmente es importante, hacernos conscientes si vale la pena todo eso que nos cuesta la moda.