Uno de los pilares fundamentales del desarrollo económico durante la Cuarta Transformación es el combate a la corrupción. Cuando asumió su encargo, el presidente López Obrador tomó una de las decisiones más polémicas y discutidas de ese momento, y quizá del sexenio. Al cancelar las concesiones para el aeropuerto de Texcoco, que iba a ser logísticamente inviable, pero además dañino para un ecosistema como el lago de Texcoco, AMLO marcó claramente una línea sobre cómo tomar decisiones de política pública en México.
Posterior al inicio de las obras del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, a cargo de la Guardia Nacional y la SEDENA, diferentes sectores del conservadurismo mostraron una gran inconformidad. No solamente les molestaba que el aeropuerto fuera construido con disciplina y eficacia, en tiempo récord, sino que en la inauguración se presentaran diferentes personalidades del sector empresarial y político que, sin ser militantes de la Cuarta Transformación, mostraron su conformidad con el proyecto. Además de ello, les parecía enfadoso admitir que el gobierno tiene la capacidad de producir obras de desarrollo económico de tal envergadura sin necesidad de acudir al endeudamiento público.
Luego de que la Administración Federal de Aviación, organismo estadounidense, diera una calificación negativa a la seguridad aeroportuaria de México, la derecha de nuestro país, pretendió respaldarse en los dichos de la entidad gubernamental para atacar los proyectos de desarrollo en México. Para ellos, los dichos de las agencias estadounidenses importan más que las ambiciones de un país para desarrollar su economía de manera soberana e independiente. No obstante, también fracasaron en su cometido.
A pesar de que sostenemos, como el presidente lo hizo, que las calificaciones de organismos internacionales (cuánto más si pertenecen a los Estados Unidos) están lejos de ser un parámetro objetivo para evaluar políticas públicas en México, celebramos que hoy fue anunciado que México recuperó su categoría 1, en los parámetros que sostienen respecto a la aviación civil. Nos da gusto porque, más allá de lo que digan en el extranjero sobre nuestro desarrollo, queda demostrado una vez más que la derecha comete un error al basar su línea política y argumentativa en los dichos de Estados Unidos, que una vez tras otra les ha dejado desamparados al cambiar de opinión o línea política.
Más allá de la orfandad ideológica y discursiva de la derecha, quien lea esta opinión está invitado/a a reflexionar sobre el asunto más importante. Se trata de entender que nuestro país ya no está en pañales, ni necesita tutelaje de ninguna potencia para tomar sus propias decisiones. Como otras industrias (energética, alimentaria, infraestructura, etc), el transporte aéreo de pasajeros es un elemento importante en la construcción de la soberanía nacional, y debemos continuar defendiéndola, tanto del intervencionismo como de la imprudente oposición