Sí, es Claudia

El proceso interno del proyecto de la Cuarta Transformación dio inicio a mediados de junio con las reglas que el Consejo Nacional de Morena dio a conocer a quienes entonces eran aspirantes a coordinar los Comités de Defensa de la 4T rumbo al 2024. Dichas reglas fueron aceptadas por Marcelo Ebrard, Adán Augusto López, Ricardo Monreal, Gerardo Fernandez Noroña, Claudia Sheinbaum y Manuel Velasco, los participantes de este proceso.

Así es como cada aspirante, o “las corcholatas” como también les conocemos, comenzó a recorrer el territorio mexicano con el objetivo de escuchar al pueblo. Esto resulta de gran importancia pues el proceso interno de Morena ha sido desde su inicio transparente y democrático, en línea con las causas que el obradorismo desde siempre ha defendido. Este proyecto político se lo debe todo al pueblo, y esa enseñanza ha sido una de las más valiosas que hemos aprendido de la corriente liderada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador.

A diferencia del proceso llevado a cabo por el Frente Amplio por México, el proceso de Morena era conocido por todos y todas. Sus reglas y sus etapas previstas se respetaron rigurosamente hasta su conclusión. Son estas enormes diferencias las que, en mi opinión, hacen que la confianza de la mayoría de la gente se mantenga del lado del movimiento de la transformación.

En la noche del miércoles 6 de septiembre, la dirigencia de Morena y su Consejo Nacional dieron a conocer que Claudia Sheinbaum obtuvo el mejor posicionamiento en los resultados de las cinco encuestas que formaron parte del proceso. Con porcentajes que oscilaron entre el 36% y 41%, Sheinbaum Pardo obtuvo una aprobación contundente, superando al segundo lugar, ocupado de manera valiosa por nuestro compañero Marcelo Ebrard, con una ventaja de más de 10 puntos porcentuales en todas las encuestas.

Lo anterior, como sabemos, convierte a Claudia Sheinbaum en la líder encargada de dirigir los esfuerzos hacia las elecciones del 2024 y esta es una noticia que está haciendo historia.

En un país en el que las mujeres hemos tenido que dar todas las batallas posibles para conquistar espacios que nos permitan conducir nuestra agenda, es un triunfo que hoy tengamos a una mujer dirigiendo este proyecto profundamente comprometido con lo social y que dignamente nos representa en la izquierda política. La Dra. Sheinbaum es un ejemplo claro de lo que es la responsabilidad de servir al pueblo, y del compromiso que cualquier gobernante debería mostrar en el bienestar de la gente con acciones que permitan crear oportunidades.

Aunado al trabajo del Presidente López Obrador, Claudia Sheinbaum abona a la transformación de lo que actualmente significa hacer política. El pueblo no quiere y nunca quiso gobiernos a puerta cerrada ni gobernantes con actitudes más bien parecidas a las de una monarquía. La tradición neoliberal de un político que solo mira hacia sus intereses sin rendir cuentas a la gente, ha quedado atrás y me parece que quienes añoran e impulsan estas viejas formas de hacer política, los conservadores, ya lo saben.

El movimiento obradorista junto con la Cuarta Transformación iniciada en 2018, han venido a afirmar con hechos lo que siempre fue cierto: el poder reside en el pueblo. La elección de Claudia Sheinbaum como líder de este movimiento es de suma importancia, ya que refleja la clara voluntad de la gente: la continuidad de este proyecto será únicamente con quien priorice y camine de la mano del pueblo.

¡Tendremos Presidenta!