Los votantes y sus razones

El comportamiento del voto en las pasadas elecciones del 2 de junio en México es algo fascinante si se piensa en las posibles razones que motivaron las actuales tendencias electorales en las que existe una abrumadora victoria de la candidata Claudia Sheinbaum Pardo con relación al resto de candidat@s. Muchos de los análisis y razones que he leído y escuchado en los últimos días etiquetan a l@s votantes de un lado y otro de una manera que se acerca más a las creencias y prejuicios que al perfilamiento en datos duros que lo expliquen.

Ante ello, deseo proponer como hipótesis de trabajo partir de aceptar lo diferente que son las y los votantes entre sí, ya sea de una misma preferencia electoral u otra. Homogenizar y encajonar a tod@s en un mismo grupo es muy característico del fascismo que etiquetaba a las personas solo por su origen racial, ideología o preferencia sexual.

1) EL PERFIL QUE VOTÓ LA MAYORÍA

Quienes votamos por la Presidencia a Sheinbaum Pardo, no necesariamente votamos todo MORENA o partidos aliados; algunos para Senadores, Diputados, congresos locales, alcaldes o Presidentes Municipales, votaron por otras opciones (voto cruzado) o, incluso, anularon.

Por otro lado, aún los que votaron todo por el mismo partido y aliados, no creo que lo hagan por las mismas razones. No creo que tod@s avalen todo del gobierno que está por cerrar. Las votaciones no permiten ver siempre las diferencias de l@s votantes, y se encajona al pueblo que votó mayoritariamente por una opción – por parte de los que no votaron por ningún candidato de MORENA y aliados –  como obtuso, sin mayor capacidad de crítica al régimen actual. Son estigmas muy injustos que no les permiten ver los matices que precisamente reclaman a los que juzgan.

Votar por quien ganó no significa dejar de criticar lo que está mal, o validarlo. Pensar que la mayoría de los votantes son fanáticos es reducirlos a unos tontos. AMLO dice, y creo que con razón: tonto es, el que piensa que el pueblo es tonto.

2) EL PERFIL QUE VOTÓ POR LA MINORÍA

Tampoco es cierto que quien votó por Xóchitl Gálvez Ruíz, – candidata perdedora en la votación – , sea necesariamente fanática de la derecha. Sus razones tendrán, supongo que son muy variadas.

Lo anterior, me permite, también decirles a quienes no les gustó la votación mayoritaria que no etiqueten tan fácilmente al votante. Decirles a los votantes de Sheinbaum y aliados: ignorantes, ciegos, obtusos, aplaudidores del régimen, apoyadores de la dictadora, entre otros denostativos, es no entender parte de las razones por las que precisamente ganó la mayoría. Ni el votante de un lado o de otro es siempre ignorante y en mucho de esos argumentos negativos hacia el diferente están cargados de clasismo que solo justifica más las razones de la opción ganadora.

Yo no creo que quienes votaron por la ganadora lo hayan hecho para que se genere una dictadura -como también se afirma por quienes se creen los evangelistas y próceres de los “contrapesos”-; ni tampoco creo que quienes aborrecen a la próxima Presidenta y su proyecto tengan las pruebas para demostrar que así vaya a ser.

Es decir, en México se elige por las urnas a l@s representantes, y no hay posibilidad de reelección presidencial ni han existido gobiernos con personas de extracción militar desde hace casi 80 años (elementos que han descompuesto las democracias en América). En nuestro actual sistema político es válido ganar mayorías en congresos y ejecutivos, sin que ello implique que los poderes desaparezcan o la gobernabilidad se entregue a una sola persona.

Por ejemplo, aún y cuando exista mayoría en el Congreso, existen reglas para incluir a las primeras minorías, o para que la oposición pueda dirigir la Junta de Coordinación Política que es un espacio muy importante de toma de decisiones en el Poder legislativo; entre otros balances de nuestras reglas del juego democrático, que no será perfecto pero que desde Reyes Heróles (con su reforma política en 1977) se ha ido delineando y que -aunque perfectible- permite dar voz y representación a las minorías; el juego de partidos; la iniciativa popular o la revocación de mandato -figuras más novedosas-, etcétera. Incluso, Jorge Carpizo, en su momento criticaba los poderes metaconstitucionales del Poder Ejecutivo, no por las facultades o representaciones formales sino por las cualidades no escritas que le permitían imponerse sobre los otros poderes al Presidente en turno como líder de un partido hegemónico; cuestión que desde mi consideración es distinta a gozar de una mayoría de partido en dos de los cuatro poderes restantes (Judicial y Órganismos Constitucionales Autónomos).

Recordemos que quienes votaron en el año 2000 por una supuesta “alternancia”, con la consigna del “voto útil”, se convirtió en un voto inútil porque aunque el PAN ganó la Presidencia con Vicente Fox, en aquel entonces, las cámaras y los gobiernos de los estados continuaban controlados por el mismo PRI -ahí sí, partido hegemónico-, quien no le permitía hacer reformas importantes y avanzar en un cambio de régimen priista.

Hoy tenemos la oportunidad de profundizar las cosas que están bien. Pero, ojo, eso no significa que tod@s tengamos que avalar todo. Y lo que está mal, claramente mal: perfiles de todas las preferencias hay que intentar unificar las voces y oponerse con firmeza.

Principalmente l@s ciudadanos que no militamos en un partido tenemos la oportunidad de encontrar causas comunes entre los que votamos distinto y tenemos distintas preferencias electorales.

Cierto. La votación que se ha registrado en favor de Sheinbaum ha sido arrolladora. Entre l@s que no votaron por ella están divididos en creer que fue un fraude y los que aceptan que el voto fue legítimo. Yo creo que la idea del fraude es una idea que no tiene cabida en una victoria con márgenes tan grandes, mismos que le permitirán gobernabilidad a la siguiente Presidente. Aún en esas dudas de fraude, existen los mecanismos para disiparlas, como es el recuento en las urnas en que se hubieren detectado irregularidades.

No dar crédito a las y los votantes de la opción ganadora es no entender que se trata de una opción popular no solo sustentada en la ignorancia o la necesidad, y que el público votante es diverso y plural de todas las clases sociales y regiones del país.

La próxima Presidenta de México tiene todo para ser la mejor mandataria de la historia, no creo equivocarme. No solo será la primera mujer en 200 años en gobernar México, sino que es una científica muy preparada, con una edad que le permite tener lucidez y fortaleza y ya cuenta con experiencia de gobierno (ni más ni menos que como gobernante de la capital del país).

Se tiene que seguir viendo cada vez más a los que menos tienen y cerrar las grandes brechas de desigualdad que aún prevalecen en nuestro país, por eso mi voto fue por la candidata ganadora. ¿El suyo?